Cariñosos, juguetones, protectores, alegres… Son muchas las personas que sienten auténtica pasión por los perros y no pueden imaginar una vida sin ellos. No dudan en tener una mascota, que se acaba convirtiendo en un miembro más de la familia, e incluso, en el amigo más fiel. Sin embargo, pese a que el 74% de la población afirma que la presencia de los canes en su hogar les hace mucho más felices, según un estudio de la Fundación Affinity, no todo el mundo tiene estos sentimientos hacia los perros. Y es que, aunque puede parecer difícil de creer, algunas personas sienten verdadero pánico ante la presencia de un can. Este problema, mucho más extendido de lo que a priori pueda parecer, tiene nombre propio, el de cinofobia. Se estima que la fobia o miedo irracional a estas mascotas afecta a un 10% de las personas, quienes ven condicionada su vida diaria.
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Síntomas de la cinofobia
Las personas afectadas por cinofobia no solo sienten una ansiedad extrema cuando están cerca del animal, sino también cuando piensan en la posibilidad de encontrárselo. Aunque hay personas que solo manifiestan la cinofobia ante determinados tipos de canes, generalmente los catalogados como potencialmente peligrosos, lo habitual es que las personas que padecen esta fobia muestren el miedo irracional ante cualquier can, independientemente de su tamaño o raza. Al igual que ocurre con la inmensa mayoría de fobias, los síntomas más comunes son:
- Miedo o terror desmedido
- Ataques de pánico
- Aumento del ritmo cardíaco
- Dificultad para respirar
- Necesidad urgente de huir
- Sudoración excesiva
- Tensión muscular
¿Cuál es el origen?
La cinofobia es más habitual en la infancia. Aunque las causas exactas no se conocen demasiado bien, la aparición de este trastorno psicológico puede deberse a un hecho traumático. Según un estudio del experto en psicología Brad Schmidt de la Universidad Estatal de Ohio (EEUU), haber sufrido un mordisco de un can o incluso haber visto cómo mordía a una tercera persona puede ser suficiente para desencadenar el problema. También puede deberse al miedo generado por otros adultos de referencia que sientan temor hacia estos animales e insistan a los niños a extremar las precauciones ante ellos. No obstante, cuando la fobia se desarrolla en la niñez o adolescencia, el miedo suele relativizarse y atenuarse con el paso de los años.
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Enfrentarse al miedo para vencerlo
La cinofobia puede ser muy limitante porque hay perros por todas partes y a todas horas, por lo que ponerse en manos de profesionales es la mejor opción. En este sentido, una terapia de exposición gradual, en la que el paciente se enfrenta a aquello que le genera miedo en pequeñas dosis, combinada con técnicas de respiración o mindfulness, yoga o meditación, es una alternativa para intentar controlar este trastorno y frenar la ansiedad que genera.
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