Todos hemos hecho uso del pesimismo defensivo en mayor o menor medida en algún momento de nuestras vidas. Se trata de un término psicológico que hace referencia a esos momentos en los que nos colocamos en lo peor con el fin de reducir las expectativas positivas y, a partir de ahí, todo lo bueno que pase será bienvenido. No tiene por qué tratarse de algo recurrente, podemos haber caído en ello de manera puntual, pero cierto es que está íntimamente relacionado con una manera de ver la vida y de enfrentarse a las dificultades.
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Es un mecanismo de defensa que se usa para protegerse del sufrimiento que pudiera ocasionar el desenlace desafortunado de una determinada situación. Nos anticipamos, nos ponemos en el peor de los pronósticos y parece que así nos preparamos por si llega. Pero en el fondo nos estamos preparando para cuando llegue, es decir, que toda nuestra energía ya se coloca en esa realidad pesimista de algo que aún no ha llegado. En este sentido, dejar de tener esperanzas en los bueno nos contiene y frena, hace que abandonemos la lucha y no pongamos atención a lo que aún podemos hacer para revertir positivamente el escenario.
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Pesimismo defensivo y autoestima
Aunque venimos diciendo que cualquiera puede caer en esta herramienta de defensa, cierto es que es algo muy vinculado con personas que presentan una baja autoestima. Cuando no tenemos una visión amable y positiva de nosotros mismos, nos sentimos incapaces y nos falta motivación, tenderemos a colocarnos en este 'por si acaso'. Pero la realidad es que si se convierte en una actitud recurrente podríamos estar dejando pasar oportunidades solo por el hecho de pensar que conducirán al fracaso de manera precipitada. Para evitar fallar, evitamos la situación.
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Pasar a la acción es fundamental para el crecimiento personal. Cuando una persona recurre con frecuencia al pesimismo defensivo no está en la acción, se queda paralizado en el pensamiento. ¿Hay algo que pueda hacer para que el desenlace sea positivo? ¿Qué puedo perder? ¿Acaso no voy a sufrir igualmente cuando llegue? Estas son algunas de las preguntas que nos podríamos hacer antes de caer en la trampa.
El poder positivo del pensamiento negativo
Por otro lado, nadie dijo que caminar con el positivismo por bandera en esta vida nos abra todas las puertas y nos asegure una resolución positiva de las dificultades. Nada más lejos de la realidad. El equilibrio y el conocimiento, como en todo, es lo más importante. No es cuestión de polos, sino de saber que existen muchas maneras de afrontar momentos delicados y hacer uso de ellas de manera saludable. Sé flexible y déjate sentir en cada situación, actuando en consonancia contigo mismo. Muchos expertos, incluso, defienden este mecanismo como un método útil para afrontar dificultades. Es el caso de las psicólogas Julie Norem y Nancy Cantor, que en su libro El poder positivo del pensamiento negativo sostienen que "cuando te preparas para lo peor es fácil llevarte sorpresas agradables, y si lo peor sucede, ya estás preparado para ello; de esta manera se controla mejor la ansiedad porque las expectativas son bajas".
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