Conocida como pubalgia del deportista u osteopatía de pubis, esta afección es la denominación genérica de una serie de lesiones que afectan a diferentes grupos musculares de la zona inguinal (ingle), y que se manifiesta con dolor en el pubis. Como su propio nombre indica, esta patología es una de las lesiones más comunes entre los deportistas que practican fútbol, con casos de gran trascendencia como los de los profesionales Xabi Alonso, Kaká o Sergio Busquets, así como jugadores de baloncesto, balonmano, deportes con raqueta, atletas de diferentes disciplinas y levantadores de peso. Sus síntomas están localizados a nivel del pubis, con irradiaciones hacia los aductores, los abdominales y las zonas más cercanas a la ingle. Estos dolores no son constantes sino que van de acuerdo con la gravedad de la lesión que sufra el deportista, y puede clasificarse de la siguiente manera:
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- Alta: si afecta a los rectos anteriores (abdominales)
- Baja: la tendinitis se produce en los aductores
- Mixta: cuando afecta a ambos músculos
-Lesiones deportivas: ¡Todo lo que debes saber!
¿Por qué se produce una pubalgia?
Aunque las causas de esta patología pueden ser varias, la pubalgia suele producirse por una sobrecarga muscular causada por movimientos continuados propios del ejercicio físico diario que se realice a un máximo rendimiento. En el caso de los futbolistas, el golpeo del balón, los cambios de dirección o de ritmo, saltos con caídas descompensadas o un exceso de partidos disputados pueden desencadenar esta lesión. Eso sin olvidar que una mala preparación física o calentamiento previo son factores que pueden influir en la aparición de esta dolencia.
Sin embargo, también existen otros factores que pueden dar lugar a esta lesión, relacionados con las características físicas de cada persona presentes en su anatomía:
- Acortamiento de los miembros inferiores
- Displasia de cadera
- Debilidad en la pared abdominal
- Hiperlordosis lumbar (espalda hueca o columna vertebral en forma de C)
- Microtraumatismos reiterados
-Así reacciona tu cuerpo cuando dejas de hacer ejercicio
¿Cuáles son sus síntomas?
La pubalgia se manifiesta con un dolor que se produce en la zona de la ingle o parte baja del abdomen que se agudiza con el paso de los días y se desplaza hacia el muslo. Inicialmente, el dolor aparece después del ejercicio o durante el transcurso de este de forma tan intensa que puede impedir continuar. En su fase más aguda, la intensidad del dolor va más en aumento incluso estando en reposo, impidiendo la realización de movimientos tan simples como cruzar las piernas, lo que afecta negativamente a la calidad de vida del paciente.
¿Cómo sé que tengo pubalgia?
Aunque los síntomas de la pubalgia pueden variar y se suelen incrementar con el paso de los días, es necesario acudir a un médico para conseguir un diagnóstico preciso y así poder tratar la afección correctamente. Existen test musculares que nos pueden hacer sospechar de la aparición de esta lesión. Sin embargo, una ecografía inguinal o resonancia magnética de la zona del pubis confirmará de manera objetiva si se trata de una pubalgia y cuál es la zona más afectada para poder tratarla.
-¿Calientas bien tus músculos antes de ponerte a entrenar?
¿Cuál es su tratamiento?
Una consulta a tiempo y un buen diagnóstico serán la base para una pronta recuperación si sufres pubalgia. La medicina convencional puede retrasar el diagnóstico al catalogarla como una inflamación local, una tendinitis o una hernia, sin evaluar los factores desencadenantes y tratarla solo con reposo y analgésicos. Sin embargo, una pubalgia mal tratada puede desencadenar en una afección aún mayor que requerirá incluso de cirugía o secuelas a la hora de realizar ciertos movimientos en el futuro.
En el momento en que se tiene un diagnóstico definitivo, la lesión podría durar hasta 8 semanas dependiendo del paciente, por lo que durante este tiempo el reposo será la clave para tratar esta afección y volver lo antes posible a rendir sin riesgo alguno en el deporte. También es común recurrir al uso de antiinflamatorios para reducir el dolor y la inflamación de la zona afectada. Una vez se logre una mejoría, será necesaria una rehabilitación con métodos de fisioterapia, osteopatía e incluso electroestimulación. Con el fin de que la lesión no se vuelva crónica, es importante realizar calentamientos y ejercicios específicos al volver a la rutina.