La pandemia no nos da tregua. El otoño se preveía complicado y, lamentablemente, los pronósticos no hacen sino cumplirse. De nuevo la realidad nos supera, los contagios se multiplican y el mundo se enfrenta a una segunda ola de la COVID-19. Pero cierto es que, al menos, llevamos alguna lección aprendida. Aunque el desánimo puede hacer acto de presencia, pues son ya muchos meses los que han pasado desde que nuestra vida dio un vuelco, allá por el mes de marzo, podemos tener estrategias y herramientas que nos ayuden a abordar mejor esta situación.
Todo con el objetivo de hacer que esta situación atípica sea lo más llevadera posible. Y es que como explica María Rosario Gomis Ivorra, psicóloga especialista en Emergencias y miembro de Top Doctors, la población se encuentra actualmente con problemas de desregularización emocional, intentando devolver normalidad a sus vidas, por lo que un hipotético nuevo confinamiento agravaría la salud mental rápidamente. “Esos efectos que sufrimos todos de forma progresiva durante el primer confinamiento surgirían más rápido y más fuertes. Nuestra resiliencia estaría afectada por la fatiga provocada por la primera desregularización emocional”, explica.
Carla Sánchez, cofundadora de The holistic Concept y experta en bienestar y gestión del estrés, nos da una serie de claves para afrontar esta nueva normalidad.
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Aceptar que todo ha cambiado
Lo cierto es que somos animales de costumbres, y es que al ser humano no le gustan mucho los cambios. Sin embargo, pese a todo, sí que es cierto que el cambio forma parte de nuestra vida, y es la única variable que realmente se mantiene constante en el universo; si lo piensas por un momento, no hay un día igual a otro. Carla Sánchez cuenta que a muchas personas les ha costado convivir y adaptarse a la inmensa transformación (casi de un día para otro) que ha sufrido nuestra forma de vida, que se ha puesto, literalmente patas arriba. Hay quienes dicen incluso que nada volverá a ser como antes… sea, como fuere, nos guste o no, la realidad es la que es y enfadarnos con ella no hará que se modifique ni un ápice nada de lo que ha pasado hasta ahora.
Por eso, es importante, en su opinión, cultivar la aceptación, algo que nos ayuda a soltar lastres, a aligerar la carga emocional negativa y a generar nuevas posibilidades, algo que puede resultar emocionante cuando te abres a ello. Eso sí, hay que tener en cuenta que para conseguirlo, es fundamental no seguir dándole vueltas a cómo eran las cosas hace apenas unos meses. Las cosas han cambiado. Sí, lo hacen de un día para otro, como nos ha demostrado la pandemia, pero es algo que siempre ha sucedido, a nivel personal y a nivel global. Por ello, aceptar la incertidumbre como algo natural le quita poder y nos hace más libres, es una práctica terapéutica.
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Orden y flexibilidad
Sin duda, una de las cosas que más ha cambiado para muchas personas es su situación y su entorno laboral. La experta nos cuenta que lo que parecía una revolución en el ámbito profesional ha desdibujado por completo los pocos límites que quedaban entre la oficina y la vida personal, sobre todo debido al teletrabajo. Algunas de las consecuencias no son demasiado positivas: gente agotada, malabares para conciliar y una pérdida total de los horarios son algunas de las consecuencias. Es ahí donde entra en juego la flexibilidad, nuestra mejor aliada para abordar esta situación. Y es que, para muchas empresas y trabajadores, la pandemia les ha dado la opción de comprobar que ser productivos y eficientes, incluso mejor que antes, no es factible si no se respetan los tiempos individuales.
Por eso, es vital, en medio de toda esta crisis social y laboral, seguir trabajando en crear una cultura profesional segura, basada en la confianza en los equipos y que fomente el crecimiento personal y el desarrollo del talento, sin importar cual sea la logística. “Ser esclavos de la oficina está a punto de pasar a la historia (si no lo ha hecho ya). Allí donde esté tu ordenador, tu móvil y tu mente, estará tu puesto de trabajo”, explica.
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Marca límites en tu jornada
Y muy relacionado con el aspecto anterior es el relacionado con el respeto de los tiempos en nuestra jornada laboral. Desconectar. No hay mejor opción. Y es que partimos de un hecho claro: para mantener nuestro equilibrio individual es necesario establecer límites claros en el trabajo y proteger y cultivar el área privada de nuestras vidas, algo básico si queremos preservar la salud mental. Hay que asumir este mantra: trabajar y rendir al máximo no implica dejar de disfrutar de momentos de relax, por eso es vital aprender a desconectar al final del día. Así que tenlo en cuenta, cierras por fin el ordenador y, a partir de ese momento, el tiempo es tuyo. Para tus hobbies, para tu relax, para tu diversión o tu descanso. Tú eliges.
Por algo en muchos países la desconexión digital incluso se legisla. Por mucho que tengamos la oficina en la mano con el móvil, hay que tener esto muy en cuenta. Por ejemplo, teniendo claro que los fines de semana o días de descanso son sagrados. Si los aprovechas para desconectar, empezarás la semana con más energía.
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La salud emocional también ha de cuidarse
“La crisis que estamos viviendo ha amplificado la conversación sobre la importancia de la salud mental y emocional, una oportunidad para identificar y afrontar problemas que, de otro modo, podrían persistir mucho después de que el mundo se recupere de la pandemia”, cuenta la experta, que explica que es importante atender nuestras emociones con resiliencia. “Sin conexión con la emoción no hay resiliencia, la emoción nos fortalece y nos prepara para la nueva realidad, sea cual sea. Un individuo sano es aquel capaz de aceptar sus sentimientos, de cambiar con los acontecimientos y de expresar aquello que siente sin miedo al rechazo. La inteligencia emocional nunca será tu debilidad, sino un músculo que puedes fortalecer cada día”, matiza.
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Piensa en que todo pasa
Otro mantra que deberíamos repetirnos… todo pasa. Sí, sabemos que la cosa no parece avanzar demasiado, pero hay que focalizarse en esa idea. Aun así, sabemos que nos enfrentamos a un futuro desafiante y habrá momentos en los que no podamos con todo y no pasa nada. “Cuando sientas que estás desbordado y que no tienes control, recuerda que sí hay algo que puedes controlar, cómo reaccionas ante cada situación. Aunque a veces no lo parezca, tenemos la capacidad de organizar nuestro tiempo, de mejorar la atención que dedicamos a cada cosa y de llevar un ritmo más tranquilo. Si percibes que tu mente tiende al pesimismo y te ves sobrepasado, simplemente acepta esas emociones sin juzgarte con dureza, trata de ser compasivo y piensa que en algún momento todo pasa”, explica la experta de The Holistic Concept.
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Cuida lo que comes
Quedan muchas incógnitas sobre el virus y su evolución, pero está claro que un sistema inmune fuerte afrontará mejor un posible contagio y sus secuelas. Por eso comer bien, variado y llevar una alimentación rica en nutrientes es fundamental para que el organismo esté fuerte ante la llegada de los meses más fríos en tiempos de COVID-19. Además, hay otro factor que tenemos que tener en cuenta: el exceso de estrés impacta negativamente en nuestra salud física y mental. “Grandes cantidades de cortisol y adrenalina desatan una serie de reacciones químicas que crean desequilibrio”, cuenta la experta, que añade que afortunadamente, está demostrado que ciertos alimentos pueden ayudar a nivelar estas sustancias y aumentar la producción de hormonas positivas para el cuerpo. Además, no podemos olvidar que cuando estamos sometidos a una gran presión, algo que puede estar sucediendo en estos momentos de incertidumbre tan acusada, debilita el sistema inmunológico, y esto hace que seamos más propensos a ponernos enfermos, a la vez que nos expones más fácilmente a estados depresivos o de ansiedad.
De nuevo, entra en juego lo que comemos, pues la dieta puede ser nuestra aliada: la clave es tomar alimentos antiinflamatorios y ricos en componentes que estimulen y fortalezcan nuestro sistema nervioso e inmunológico. Un extra: si, además, comes en un entorno agradable y comes con calma, ¡mejor aún!
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¡Muévete!
Y junto con la alimentación, otro pilar vital: hay que hacer ejercicio. No hay excusas. Es una de nuestras fuentes de energía y una cura de salud para nuestro organismo. “Además, existe una estrecha relación entre la respiración y el estado mental; cuanto más amplia y equilibrada es la forma en la que respiramos más enfocada y serena está la mente. Algunos deportes pueden ayudar a ordenar y ampliar la capacidad pulmonar, beneficios que se notarán no solo en la performance deportiva, sino en cualquier actividad que realices, incluida la intelectual”, nos explica la experta. Y, como te decíamos, no hay excusas: si no puedes -o nos prohíben- salir de casa a hacer deporte, hay muchas opciones on line a tu alcance para ponerte en marcha.
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