¿Sabías que el 90% de las personas no se sienten felices ni realizadas con sus vidas? Esto sucede porque, a menudo, nos olvidamos de nosotras mismas. El trabajo, la rutina del día a día, el estrés y, en definitiva, el acelerado ritmo de vida al que nos vemos abocadas nos hacen olvidar lo verdaderamente importante y, sin quererlo, acabamos dejando a un lado todo aquello que nos gustaría ser y hacer.
Todas nos hemos ido alguna vez a dormir pensando que “hoy habría sido mejor no levantarse de la cama”, por sentir que no hemos avanzado en nada y que nos hemos topado con mil y una trabas que nos alejan de nuestros propósitos. Es totalmente normal. Pero, si esta sensación de vacío se repite a menudo, quizá ha llegado el momento de pasar a la acción y de tomar las riendas de tu vida.
Sentir que cada día es una nueva oportunidad para crecer, dar las gracias, superarte y avanzar hacia tus objetivos no es tarea fácil. Sin embargo, es posible aplicando una serie de principios básicos. Hay que partir de la base de que no se trata de alcanzar una meta concreta, sino de convertirte en la persona que pueda alcanzar esa meta. Pues, más allá del objetivo, está lo que has aprendido y mejorado en tu camino, algo que se quedará ya contigo para siempre.
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Tu vida mejora en la medida que creces y evolucionas como persona porque, solo así, serás capaz de ver las cosas desde otro punto de vista, de tomar otro tipo de decisiones y de realizar otras acciones.
A continuación, te mostramos las claves para experimentar ese cambio de mentalidad que te haga sentir cada día más y mejor contigo misma, en esa eterna búsqueda de la felicidad:
1. Mentalidad y mejora continua
Tu mentalidad determina tus acciones y tu vida tiene los límites que tú misma te marcas como persona. Para ampliar esos horizontes y hallar tu mejor versión, es fundamental aprender algo nuevo cada día e incorporar siempre nuevos hábitos o habilidades que te hagan sentir realizada.
Así, nuestro consejo es que cada día hagas algo de lo que tu yo futuro se sienta orgulloso sin compararte con nadie. La única comparación debe ser contigo misma para ir superándote día a día.
2. Visualiza y piensa en grande
Visualiza tus ilusiones, proyecta tu vida y muévete hacia tus sueños. No te conformes con tu situación actual si no es lo que deseas para ti. Para hacer realidad tus sueños, el primer paso es visualizar en tu mente tu vida ideal y, a partir de ahí, crear hábitos que te ayuden a trasladar al mundo real esa imagen que tú misma has proyectado en tu interior. ¡Si puedes pensarlo, puedes crearlo!
3. Aprovecha tu tiempo para ser más productiva
Ser cada día más y mejor requiere aprovechar tu tiempo para sacarle el máximo partido. La productividad no es estar muy ocupada a todas horas, sino hacer las tareas correctas que te acerquen a tus objetivos con el menor esfuerzo. Tu tiempo es lo más valioso que tienes y, por eso, es esencial tener claras cuáles son tus prioridades. Solo así podrás dedicar tu tiempo a lo que realmente es importante para ti.
4. 'Mejor hecho que perfecto'
Los cambios no llegan como por arte de magia. Para modificar aquello que no quieres tendrás que pasar a la acción, pues de nada sirve quedarte mirando la vida pasar por miedo a equivocarte.
No pretendas hacerlo todo a la perfección desde el principio y ten presente que es preferible tomar acción para aprender por el camino de tus propios errores. Es el único modo de avanzar. Así que, si de verdad quieres empezar a cambiar tus días, empieza por interiorizar esta frase: “mejor hecho que perfecto”.
5. Rodéate de las personas correctas
Eres la media de las cinco personas con las que más tiempo pasas, por lo que el entorno te condiciona más de lo que crees. Si, constantemente, estás rodeada de quejas y negatividad y de gente que no te apoya, te resultará muy difícil hacer cambios en tu vida. Sin embargo, si te relacionas con personas que te motivan y te inspiran porque ya han pasado por ese camino que tú estás empezando a trazar, todo será más fácil. Pues ellas te guiarán y te ayudarán a conseguir todo aquello que te hayas propuesto.
6. Aprende de cada situación
Aunque no puedas controlar las adversidades, sí puedes decidir cómo asumirlas y gestionarlas. Así, está en tu mano tomar el camino de la queja permanente y el victimismo o, por el contrario, coger la senda de la aceptación para transformar cualquier experiencia en una fuente de aprendizaje.
Analizando las emociones que te genera cada situación, poco a poco irás conociéndote más a fondo, lo que te ayudará a gestionar mejor tus reacciones y, por tanto, también tus decisiones. Al final, tú eres quien decide cómo afrontar cada circunstancia y cada día de tu vida. Y hay una gran diferencia entre hacerlo desde el positivismo o desde la negatividad.