Es verdaderamente frustrante sentir que nos estamos cuidando y no apreciar los resultados sobre la báscula. ¿Qué estaré haciendo mal? ¿Debería controlar más las cantidades? ¿Prescindir de algún grupo de alimentos? ¿Hacer más ejercicio? Son decenas las preguntas que se agolpan en la cabeza cuando sentimos que una dieta no está dando los resultados que buscábamos. Ahora bien, lo primero que debes tener en cuenta es que no es recomendable comenzar una nueva rutina nutricional sin la ayuda de un experto, pues no solo responderá con criterio a todos esos interrogantes sino que te diseñará un plan a medida y acompañará en la evolución. Es 'peligroso' hacer un régimen por tu cuenta, tanto o más que tener como única referencia la báscula. Sobre ello charlamos con Mikel Fresnillo, dietista y coach nutricional especializado en nutrición deportiva y clínica con centro en San Sebastián.
¿Cómo establecer objetivos?
Nos cuenta que, a la hora de comenzar a trabajar en un caso, además del peso mide los perímetros con cinta métrica, para tener una referencia de los volúmenes de diferentes partes del cuerpo, y utiliza varios métodos para calcular la composición corporal: "El peso no refleja los niveles de masa muscular, grasa o agua, y para esto las básculas de bioimpedancia y la medición de pliegues cutáneos, esta última especialmente certera para estimar el porcentaje de materia grasa, son indispensables". Estos pliegues se miden con un plicómetro, una especie de pinza que se va aplicando en diferentes partes del cuerpo, con la que se agarran las dos capas de la piel y revela el porcentaje de grasa subcutánea. Un indicador que, para Mikel, es especialmente relevante. "Tras valorar todos los datos establezco objetivos poniendo el foco en alcanzar un porcentaje graso determinado o unos niveles de masa muscular y no tanto en el peso o el IMC", asegura.
¿Por qué la báscula puede ‘engañarnos’?
El dietista lo tiene claro: "Si solo nos centramos en lo que nos dice la báscula, pasando por alto otros datos, podemos cegarnos y no ver cambios mucho más valiosos: pérdida de volumen, un físico más esbelto y moldeado, mejor forma física y bienestar...". Advierte que una pérdida de peso de calidad, que suponga una pérdida de grasa y no tanto de agua o masa muscular, es gradual y paulatina. Que incluso, si también hacemos ejercicio y estamos bien nutridos, esta pérdida de grasa puede venir acompañada de una ganancia de músculo, por lo que prácticamente, sin variar nuestro peso corporal, podemos tener grandes mejoras de composición.
Ser esclavos de la báscula nos lleva a buscar 'fórmulas mágicas', a base de dietas restrictivas hipocalóricas que prometen bajadas de peso muy rápidas y se aprovechan de nuestra impaciencia. "Lo que no nos suelen contar es que esa pérdida tan acelerada es en gran medida en forma de agua o, en el peor de los casos, en forma de masa muscular. Esto puede tener un efecto muy negativo en nuestra salud, al no estar nutriéndonos bien, y generar los conocidos efectos rebote", asevera.