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¿Se pueden usar lentillas en la playa o la piscina?

Son utilizadas por muchas personas, que tienen que tener especial precaución en los meses de verano


Actualizado 6 de agosto de 2020 - 13:07 CEST

Si eres usuaria de lentes de contacto, seguro que has vivido en más de una ocasión los inconvenientes que supone su uso en estos meses de verano, cuando visitamos con más frecuencia playas y piscinas. Las lentillas, que tanto bien le hacen a muchas personas, pueden seguir utilizándose en verano, pero en esta época del año, hay que extremar la precaución en cuanto a su uso. “Si el usuario realiza desplazamientos a lugares en donde la higiene no va a ser la misma o existe un riesgo de pérdida de la lente, sería bueno poder disponer de reemplazos más cortos en los que no es necesaria la limpieza de estas, como es el caso de las lentes desechables diarias”, cuenta la optometrista Elena Santolaria, de la Unidad de Contactología del Hospital Vithas Castellón. Lo cierto es que, en su opinión, las complicaciones y beneficios por el uso de lentillas son las mismas que pueden darse durante el resto del año, aunque estas aumentan precisamente en la época estival por la falta de higiene y por acudir con las lentes de contacto a playas y piscinas. “En el caso de que el usuario presente cualquier síntoma se recomienda suspender el uso de las lentillas y que acuda de inmediato al oftalmólogo para tratarlo de inmediato”, aclara Elena Santolaria.

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Uso en piscinas y playas

Tal y como apuntan desde Vithas Castellón, en un principio está contraindicado el uso de las lentes de contacto en piscinas y playas, sobre todo en las piscinas por haber un mayor riesgo de infección y de pérdida de las lentes. Según detalla la especialista, “de esta manera, evitas que el agua con cloro entre en contacto con tus lentes y pueda provocar conjuntivitis, ojos rojos o quemazón”.

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Mientras, en el caso de la playa, acudir con lentes de contacto puede acarrear lagrimeo, fotosensibilidad y sensación de cuerpo extraño en el interior del ojo. Y hay que tener especial cuidado en los días en los que se levanta viento, pues la arena de la playa puede causarnos problemas. “En un día de ventisca, el usuario tendría problemas al intentar retirar las lentes si le entrara cualquier cuerpo extraño en el ojo, que por erosión podría acabar lesionando la córnea”, explica Elena Santolaria. Por eso, en el caso de que una persona opte por acudir a estos lugares con lentes de contacto, “se recomendaría hacerlo con gafas de sol, ya que actúan de barrera para los agentes externos, y no sumergir la cabeza dentro del agua, evitando al máximo salpicaduras”. Además, la experta explica que “por otra parte, habría que alertar a la población de que las lentes de contacto no deben usarse junto con las gafas de nadar, para tal fin existen gafas de natación graduadas. Muchísima gente pone en riesgo su salud visual sin saberlo”.

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Tal vez no lo sabías, pero existen lentes de contacto con coloraciones o filtros especiales para largas exposiciones al sol, recomendables para actividades al exterior como, por ejemplo: práctica de deportes como el tenis, fútbol...etc. “Actúan como si de unas gafas de sol se tratara”, subraya la especialista. Lo cierto es que, si hacemos un buen uso, las lentillas son buenas aliadas de nuestra salud visual también en los meses de verano. “Las lentes de contacto son una muy buena alternativa de compensación para el verano, no solo por la incomodidad que generan las gafas al resbalarse por el sudor, sino por la libertad de movimiento que con ellas se tiene”, concluye la optometrista.

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