Tras meses encerrados en casa, improvisando rutinas de entrenamiento entre cuatro paredes, son muchos los que han ido regresando poco a poco al gimnasio con el firme propósito de ponerse en forma, tonificar el cuerpo o deshacerse de los kilos ganados durante el confinamiento. Vuelven al centro deportivo con las pilas cargadas y un extra de motivación, pensando que están dando el cien por cien en cada una de las sesiones. Sin embargo, a la hora de enfrentarse a la prueba del espejo, no obtienen los resultados esperados tras tantas horas de esfuerzo y dedicación. Esto no significa que el deporte no este hecho para ellos, sino que pueden estar cometiendo errores que resten eficacia al entrenamiento. Realizar siempre la misma rutina y trabajar los mismos músculos, no dedicar tiempo al descanso, descuidar la alimentación o centrarse únicamente en ejercicios aeróbicos son algunos de los más comunes. ¡Estás a tiempo de corregirlos!
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Misma rutina, mismos estímulos
Uno de los errores que se comente a menudo es el realizar siempre los mismos ejercicios y la misma rutina de entrenamiento. El miedo a salir de la zona de confort provoca que frenemos el desarrollo de nuestros músculos y nos quedemos estancados. El cuerpo necesita estímulos para seguir progresando y esto solo lo conseguiremos intercalando diferentes intensidades y tareas. Por otro lado, la monotonía produce aburrimiento y, por consiguiente, aumenta el riesgo de abandono. En general, lo ideal es cambiar nuestra rutina de ejercicios cada cuatro semanas para trabajar los músculos de forma adecuada y darles un tiempo mínimo de adaptación.
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Demasiado peso
Las prisas por querer alcanzar objetivos en tiempo récord provocan que caigamos en un error habitual en los gimnasios: cargar con más peso del que deberíamos. A la hora de realizar cualquier ejercicio con carga, lo más importante es aprender a ejecutarlo correctamente y, para lograrlo, es fundamental controlar el peso usado. Una vez hayamos aprendido la técnica, iremos ganando confianza poco a poco y será el propio cuerpo el que nos pida aumentar la carga.
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Sesiones largas
Es mejor un entrenamiento corto e intenso que pasarse horas y horas en el gimnasio sin un plan establecido. A partir de los 45 minutos de actividad física, el cuerpo deja de rendir al máximo nivel y empieza a generar cortisol en exceso, lo que nos impide realizar progresos físicos.
No descansar
La impaciencia también nos puede conducir al error de no descansar y querer entrenar los siete días de la semana, dando el cien por cien en cada una de las sesiones. Para que los entrenamientos resulten efectivos, tenemos que permitir que los músculos descansen y se recuperen del esfuerzo realizado. En general, lo idóneo es dedicar cuatro días a la semana a entrenar y destinar el resto de jornadas a la recuperación o al descanso activo, realizando actividades de baja intensidad como salir a caminar o hacer una sesión de yoga.
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Centrarse en ejercicios aeróbicos
Los beneficios del entrenamiento cardiovascular son infinitos: ayuda a eliminar grasa acumulada, fortalece el sistema inmunológico, trabaja la resistencia, aumenta la energía... Sin embargo, un entrenamiento completo exige incluir también sesiones de fuerza, algo a lo que muchas chicas aún tienen un miedo injustificado.
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