Puede que el verano sea nuestra estación favorita (y la más esperada), pero lo cierto es que la llegada de las altas temperaturas no resulta, en absoluto, beneficiosa para las relaciones de pareja. Al menos, así lo afirma un estudio realizado por Gleeden, que asegura que el 75% de los matrimonios discuten más cuando aprieta el calor. Los encuestados apuntaron que esta temporada se sentían más irritables, nerviosos e incluso fatigados. Y la cifra, según apunta la investigación, ha aumentado con respecto a otros años, debido a todas las tensiones acumuladas durante los meses de confinamiento.
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El calor, un factor que agota nuestra paciencia
La psicóloga Paula Pérez Marina, de 'Psiconsulta', nos explica que, habitualmente, "cuando discutimos con nuestra pareja caemos en el error de pensar que esto se produce únicamente por el tema que estamos debatiendo en ese momento (como, por ejemplo, el reparto de las tareas domésticas)". Sin embargo, en una discusión influyen otros muchos factores "que van cargando lo que podríamos llamar nuestro 'contador de la paciencia' hasta que, finalmente, estalla en discusión". Y uno de los factores más importantes es el calor.
"La explicación a este problema tenemos que buscarla en las consecuencias que el calor tiene en nuestro Sistema Nervioso, las cuales son muy parecidas a las que se originan en momentos de estrés. Una temperatura excesivamente alta hace que aumentemos la producción de adrenalina, una hormona que nos prepara para enfrentar peligros. Pero en este caso, realmente no hay ningún peligro físico que debamos enfrentar, así que nuestro cuerpo busca descargar toda esa energía de alguna manera". A ello, hay que sumar el hecho de que, durante la temporada estival, muchas personas experimentan problemas de sueño, "lo que también va a predisponer a que estemos de peor humor y seamos más propensos a discutir".
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Afrontando un verano de lo más atípico
La psicóloga nos detalla que esta situación excepcional nos está afectando a todos, en mayor o menor medida. "Uno de los factores que más puede amenazar nuestras vacaciones en pareja es el económico. No sólo hablamos de las personas que han perdido el empleo, sino también de aquellas que lo conservan, pero con gran incertidumbre e inestabilidad laboral. Esto hace que surjan más fricciones en la pareja, en relación a los gastos y gestión de la economía doméstica". Por ello es importante aprender a negociar y llegar a acuerdos que satisfagan a ambas partes.
Además, también se ha limitado nuestra libertad de movimientos. "Este año no será el año de los grandes viajes, lo cual puede dar la impresión de estar entrando en la monotonía con nuestra relación de pareja. Para combatirlo debemos usar la creatividad y llevar a cabo actividades nuevas, aunque no impliquen viajar, como por ejemplo juegos de mesa, innovar recetas culinarias o simplemente conversar con nuestra pareja sobre temas que no solemos tratar en el día a día por falta de tiempo", apunta.
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Las secuelas del confinamiento
Puede que, en muchos casos, el confinamiento haya afectado a la relación y ahora mismo sigamos sufriendo las secuelas, lo que ha podido deberse a diversas causas, tales como:
- La ansiedad producida por la situación. El confinamiento, el riesgo sanitario y la situación económica son tres factores que han hecho que los niveles de ansiedad se disparen. Esto, evidentemente, también ha pasado factura a nivel amoroso, ya que, como comentábamos anteriormente, son factores que hacen más probable que se genere el conflicto en nuestra relación. Estamos más sensibles y lo que antes pasaba desapercibido ahora puede generar disputas.
- Estar mucho tiempo juntos en casa. La mayoría de parejas ha tenido que permanecer confinados durante mucho tiempo bajo un mismo techo, y además, en muchas ocasiones, en pisos pequeños donde es difícil encontrar tu propio espacio personal, a cargo del cuidado de los niños y teletrabajando. Es una cuestión de probabilidad: a más tiempo juntos y a más factores estresantes, mayor riesgo de enfrentamientos.
- O todo lo contrario, haber tenido que permanecer separados durante la cuarentena. Algunas parejas se vieron forzadas a mantener una relación a distancia. Evidentemente, la distancia puede ser que los sentimientos se enfríen, sobre todo si la pareja está en sus momentos iniciales o estaba pasando por una mala época.
Todos estos efectos pueden permanecer a día de hoy, si no han sido gestionados correctamente. "Muchos habrán descubierto cosas de su pareja que les desagradan y de las que antes no eran tan conscientes. O, quizá, no sean capaces de perdonar ciertas cosas que ocurrieron como consecuencia del confinamiento, lo que esté pasando factura, entrando en un círculo vicioso de discusiones cada vez mayor", señala.
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Señales de que la relación corre peligro
Muchas relaciones atraviesan por momentos difíciles, pero eso no significa que necesariamente la única solución sea la ruptura. Si ambos están dispuestos a implicarse en mejorar la relación y limar esas asperezas, el pronóstico suele ser bastante bueno. El problema llega si se dan las siguientes situaciones:
- Las críticas destructivas, formuladas en tono elevado o con palabras despectivas. La intención de quien las formula es resaltar los aspectos negativos, en lugar de ayudar a la otra persona a mejorar.
- El desprecio. Entendemos por desprecios cualquier ridiculización o humillación de la pareja donde la empatía brilla por su ausencia. Su intención es desmoralizar a la otra persona y minar su autoestima.
- La actitud defensiva. Esto ocurre cuando la respuesta que ofrece una persona ante una queja formulada por su pareja es un contraataque, lo cual no ayuda a manejar la situación.
- La actitud evasiva. Esta es otra de las actitudes que puede aparecer ante los problemas del día a día. Simplemente consiste en la indiferencia ante aspectos de la relación que sí son importantes y necesitan atención.
Si detectamos alguna de estas actitudes en nuestra relación, en palabras de Paula P. Marina, "debemos encender la luz de alarma porque no indica nada bueno".
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Consejos para evitar las discusiones
"Las discusiones, hasta cierto punto, son completamente normales y el objetivo no debería ser reducirlas a cero, porque ello podría implicar una falta de comunicación", incide la psicóloga. La 'misión' es buscar, de manera conjunta, soluciones a los problemas que puedan satisfacer a los dos miembros de la pareja. Para ello será necesario:
- Empatizar con el otro. Ceder en algunos aspectos y ponerse en el lugar del otro para poder comprender mejor su postura.
- Seguir reavivando la llama del amor. Con la inercia del día a día tendemos a focalizar nuestra atención en todos aquellos aspectos de nuestra pareja que nos desagradan y eso acaba minando la relación. Por ello, hay un ejercicio muy bueno que se llama "pille a su pareja haciendo algo agradable", que consiste en observar a tu pareja y anotar aquellas cosas que hace y que te atraen (por ejemplo: cuando te da las buenas noches, cuando te cocina la cena o cuando realiza ejercicio físico). Poco a poco, iremos cambiando la percepción que tenemos de nuestra pareja. Asimismo, para romper la monotonía, es aconsejable buscar actividades o hobbies compartidos que hagan que se pueda disfrutar de tiempo de calidad juntos. Aunque, por otra parte, también necesitamos lo opuesto: un espacio individual para poder mantener nuestra independencia.
- Terapia de pareja. Muchas personas creen que el momento de acudir es cuando la relación ya está muy deteriorada. Sin embargo, es muy recomendable acudir antes de que esto ocurra, pues la gestión será mucho más rápida y efectiva y prevenir llegar a puntos tan extremos.
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