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yinyang© Gtresonline

'Coaching'

Cómo mantener el equilibrio entre el yin y el yang

Todo lo que ocurre en la naturaleza es fruto de una lucha de fuerzas contrarias


Actualizado 20 de julio de 2020 - 14:40 CEST

Desde hace varios miles de años, la filosofía china se sustenta en conceptos como el equilibrio, la armonía, el orden natural o el cambio. Para el taoísmo, es importante aceptar que la naturaleza cambia y que recorremos un camino que se adapta a ese cambio, que debemos seguir sin alterar pues está en armonía con la propia transformación. Para estas corrientes orientales, todo lo que existe cuenta con una dualidad: la luz y la oscuridad, el frío y el calor, el ruido y el silencio… Uno no puede existir sin el otro y su misión no es aniquilarse entre sí, sino convivir en equilibrio.

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Esta dualidad es la que viene representada en el popular símbolo del yin y el yang, formado por dos partes separadas por una línea curva, que significa el movimiento, y dos bloques de color, que simbolizan cada cara de la dualidad. Además, tienen un círculo del color de la contraria, lo que viene a representar que cada opuesto también tiene parte de su complementario. El blanco y el negro son codependientes, como lo son el resto de dualidades que nos rodean; no es posible separarlas ni son los extremos de un concepto sino que son dos elementos de una misma totalidad.

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Parece complicado porque es muy abstracto pero un ejemplo claro con el que todos podemos identificarnos es el día y la noche, que no son posibles uno sin el otro, forman parte de un todo, están en equilibrio y en constante cambio. El yin representa el frío, la oscuridad, el agua, lo lento, lo femenino o la luna. Por el contrario, el yang es el calor, la luz, el fuego, lo rápido, lo masculino o el sol. Son muchos los términos que contrapone esta filosofía, todos ellos presentes en nuestro entorno y en nosotros mismos.

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Armonía por autoconocimiento

Sin embargo, tenemos habitualmente una visión que habla en términos de bueno y malo o blanco y negro. O eres una cosa o eres otra, no hay alternativa. Si no eres fuerte eres débil, si no estás sano estás enfermo. Lo que defiende el yin yang es que estamos formados de totalidades con sus dualidades y que lo somos todo. Así llegamos al mundo, 'completos', como se refiere esta corriente oriental, aunque la educación y el desarrollo nos llevan a ocultar las partes que no queremos ser. Al no asumir lo que somos, lo escondemos, y esto a la larga genera sufrimiento.

Explorar aquellas partes que tenemos escondidas y aceptar nuestras sombras nos ayudará a movernos mejor entre la luz. El autoconocimiento es una potente herramienta de crecimiento personal, transformadora e impulsora. Solo reconociendo y aceptando todas las partes podremos trabajar el equilibrio, lo que, en términos más tangibles, nos permitirá tener una mejor relación con nosotros mismos y también con las personas que nos rodean.