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La vitamina D, también importante para tu corazón

Su déficit está asociado a un mayor riesgo de infarto e hipertensión arterial. Te explicamos por qué y qué puedes hacer para estar alerta


Actualizado 8 de julio de 2020 - 13:54 CEST

La vitamina D se convirtió en una de nuestras preocupaciones durante el confinamiento. Muchos médicos advirtieron que, después de tantas semanas en casa, la falta de sol y contacto con el exterior podría provocar déficits de esta vitamina, que, lejos de lo que se pueda imaginar, cumple un papel muy importante en nuestra salud. Tal y como nos explica el médico José Luis Neyro, especialista en Ginecología y salud de la mujer, influye en muchas acciones de nuestro organismo, y tener unos niveles bajos no sólo puede desencadenar en osteoporosis, sino aumentar el riesgo de padecer problemas de corazón, como el infarto o la presión arterial elevada.

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Una vitamina fundamental para nuestro organismo

El doctor Neyro nos detalla que, aunque se le llama ‘vitamina’, se comporta, en realidad, como “una hormona porque somos capaces de fabricarla en nuestro organismo”. Una vitamina, en cambio, “es algo que no podemos fabricar, que no somos capaces de sintetizar, y, por tanto, necesitamos ingerirlas (por ejemplo, a través de los alimentos o con medicamentos)”.

El problema de la vitamina D, asegura, “es que tiene una fabricación muy compleja que depende de la piel, del hígado y del riñón”.

Es de sobra conocido que una fuente principal de esta vitamina es el sol. Al recibir sus rayos, nuestra piel produce provitamina D, y con ella se fabricará el colecalciferol (vitamina D3), que, después de ser sintetizado en la piel, se suma a la proteína que transporta la vitamina D, y se le conduce, a través de la sangre, al hígado (donde continúa su fabricación). Sin embargo, para que la vitamina D pueda cumplir su función, tiene que estar activada. Y su activación se produce a través de una reacción química (hidroxilación) en dos pasos. El primero tiene lugar en el hígado, y el segundo en el riñón.

No obstante, el médico revela que se tienen que dar ciertas condiciones para que la acción del sol sea efectiva. Hay que exponerse durante unos 15 minutos, sin protección solar (porque inactiva la acción del sol sobre la piel para fabricar vitamina D), y al mediodía. Pero como es tan dañino, añade, “es lógico que los dermatólogos recomienden no hacerlo sin crema solar”.

Además, también se debe tener en cuenta la época del año: “los que viven más arriba del paralelo 37 de latitud Norte, que pasa por Córdoba, sólo tienen una adecuada inclinación de los rayos solares sobre la piel 6 meses al año. De octubre a mayo, no los reciben con la inclinación suficiente como para que fabriquen la vitamina D”.

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Cómo influye la falta de vitamina D en el corazón

Probablemente, hayas escuchado en más de una ocasión que una de las funciones más importantes de la vitamina D es ayudar a que nuestro aparato digestivo absorba el calcio que ingerimos a través de productos lácteos, verduras de hoja verde, naranjas, frutos secos y pescados azules. Pero esto no sólo puede afectar a nuestros huesos, sino a nuestro corazón. Un déficit de esta vitamina supone alteraciones en la contracción muscular, y el corazón, al fin y al cabo, “es un músculo que se contrae entre 60 y 65 veces por minuto”.

En efecto, “si no tenemos suficiente calcio y hay alteraciones de la contracción muscular, se alterará lacontractilidad cardíaca, habrá alteraciones en el electrocardiograma y al final, incluso probabilidad de parada cardíaca”.

Por otra parte, se encuentran las características antiinflamatorias de la vitamina D, lo que guarda también relación con la salud del corazón. En concreto, se corre el riesgo de sufrir una enfermedad llamada arterioesclerosis, que daña las arterias.

“La arterioesclerosis comienza cuando depositamos grasa (colesterol) en la capa interna de las arterias. El colesterol, cuando va en exceso, lo que conocemos como el colesterol malo, se deposita en la pared arterial. Entonces, es inmediatamente transportado debajo de las células del endotelio, que es la capa que tapiza por dentro las arterias, y forma una estría grasa (todo esto puede tardar unos cinco años). Ésta, al cabo del tiempo, sufre algunos pequeños fenómenos de organización, y llega un momento que, con la adición de plaquetas y otras células, se termina formando la placa ateromatosa, placa arteroesclerótica”. Con la acumulación de líquidos, a lo largo de los años, “sufre un proceso inflamatorio”. Y todo esto se ha estado formando en el interior de una arteria, que pueden tener un espesor de apenas unas milímetros. Por tanto, algunas de ellas empiezan a estar ocluidas, se dan alteraciones en la circulación, y en un momento dado, la placa ateromatosa sufre procesos de necrosis, de muerte celular, y provocan la aparición de la "placa vulnerable”.

“En este momento de la evolución de la enfermedad pueden suceder las verdaderas complicaciones. De un lado, la trombosis en el propio lugar por obstrucción de la arteria por parte de esa placa vulnerable. Por otro, alguna pequeña parte de la placa, del trombo, se "suelta" y forma un émbolo que actúa a distancia produciendo obstrucciones arteriales (embolias) en lugares remotos donde se inició el fenómeno. Cuando algo de todo eso sucede en el corazón, hablamos de infarto de miocardio, y si ocurriese en el cerebro, hablaríamos de infarto cerebral (una forma de ictus)”.

Hasta que ocurre todo esto, precisa, pueden pasar quince años o veinte, pero, finalmente, lo más grave comienza cuando se inicia su carácter inflamatorio.

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La vitamina D es vital para el funcionamiento de nuestro organismo. Por ello, más allá de la osteoporosis, un déficit de vitamina D también está relacionado con problemas de corazón.

 

¿Qué señales nos pueden indicar que los niveles de vitamina D están bajos?

El doctor Neyro indica que el dolor, el cansancio, la fatiga o los calambres musculares son algunos de sus síntomas. Pero, advierte de que la vitamina D “no se le debe dar a todo el mundo”, tan sólo a los pacientes que tengan los niveles bajos (lo adecuado serían 30 ng/ml).

Además, recalca que el hecho de que reduzca el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, no quiere decir que si se toma vitamina D, no se padecerá ninguno de estos problemas. La biología es más compleja.

No obstante, indica que los siguientes grupos, considerados de 'riesgo', deberían pedir a su médico un análisis de los niveles de esta vitamina:

  • Los niños en crecimiento, puesto que se está formando su esqueleto.
  • Mujeres embarazadas porque está fabricando un esqueleto del feto, gracias al calcio del que come y del que tiene.
  • Personas con obesidad y también los que se han sometido a una cirugía bariátrica. La vitamina D es liposoluble, lo que significa que no se disuelve en agua, sino en grasa, al igual que la A, la E y la K. Por ello, se acumula en el tejido adiposo, hasta el extremo de que se produce un ‘secuestro’. Y las personas con obesidad tienen mucho tejido adiposo, que 'secuestra' la vitamina D.
  • Enfermos hepáticos, dado que en el hígado se produce uno de los pasos metabólicos de la fabricación de la vitamina D. Así que los que tienen una enfermedad hepática pueden tenerlo alterado.
  • Enfermos renales. Al funcionar mal el riñón, también dejará de funcionar la producción de vitamina D.
  • Personas de mayores de 50, ya que, con el paso del tiempo, se fabrica menos vitamina D, al igual que sucede con toras las otras hormonas.
  • Pacientes con osteoporosis (enfermedad esquelética en la que se produce una disminución de la densidad de masa ósea).
  • Personas con problemas de piel como lupus o soriasis. Puesto que el médico les recomienda acertadamente que no tomen el sol para evitar la inflamación.

La clave está en cuidarse

El médico nos indica que la recomendación que se le debe dar a los pacientes es:

  • Llevar una vida sana, practicando ejercicio físico.
  • Mantenter una dieta saludable, lo que incluye el calcio.

Y en caso de que se pertenezca a alguno de los grupos citados anteriormente, es necesario solicitar a su médico hacerse un análisis de vitamina D de cara a que le prescriba un suplemento si las cifras así lo aconsejan.

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