El ritmo de vida que llevamos poco nos permite parar para dedicarnos tiempo a nosotros mismos, a revisar nuestras emociones o dejarnos sentir y respirar. Sin embargo, cuando lo pruebas y notas los beneficios de esta pausa es difícil renunciar a ella. Para la OMS un estilo de vida saludable ya no solo pasa por una adecuada alimentación y una actividad física regular; el equilibrio mental y emocional son ya una parte fundamental a considerar en esta ecuación de salud. Por ese motivo, cada día están más en auge disciplinas como el pilates y el yoga, con las que trabajas todos esos aspectos, la meditación o el llamado mindfulness o atención plena.
Este confinamiento nos ha dado tiempo para reflexionar pero también ha disparado los casos de ansiedad o impotencia, por lo que es buen momento para iniciarse en este camino de crecimiento personal. El mindfulness es una "práctica de meditación que nos dirige a mantener la conciencia en el presente. Lo que importa es el 'aquí y ahora', el entender y sentir nuestro estado emocional y físico sin autocríticas o juicios de lo que estamos sintiendo", tal y como apuntan desde Reset Peace & Wellness 48h.
¿Cómo se practica el mindfulness?
Lo primero que debes hacer es buscar un momento del día en el que puedas dedicar 30 minutos a la práctica. El mejor momento es la primera hora de la mañana, siempre y cuando tengas todos los sentidos activados. Piensa entonces en un lugar de la casa en el que te sientas cómoda y hazte con un cojín para sentarte sobre él, bien ergida. La técnica es sencilla: empieza a respirar tranquilamente dejando que los pensamientos fluyan, que entren y salgan de tu mente sin detenerte en ninguno.
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Céntrate únicamente en el presente instantáneo, acepta solo lo que estás sintiendo, sin juzgar. Hay que ser paciente con el proceso así como con cada instante de la meditación. Además de tu sesión diaria de 30 minutos, procura practicar mindfulness varias veces al día. ¿Cómo? Te lo cuentan los expertos, solo se trata de estar presente en cada momento:
- Escucha en silencio, con total atención y sin interrumpir.
- Camina observando tus pisadas y el peso de tu cuerpo en cada paso.
- Cuando te duches, céntrate únicamente en el agua, en lo que sientes cuando entra en contacto con la piel y cómo recorre cada rincón de tu cuerpo.
- Cuando cocines, tu atención solo está puesta en los alimentos, en su olor, su textura, su sabor....
- Durante una sesión de fitness, que es cuando más se conecta la mente con el cuerpo.
- Habla contigo misma y sé sincera. Solemos escuchar a los demás pero no a nosotros. Repítete varias veces al día: “preocúpate por lo demás pero también cuida de ti”. Si te sientes extraña haciéndolo puedes coger un cuaderno y escribir esa conversación.
- Concéntrate en la respiración. Cualquier mala situación se puede controlar con un minuto de respiración profunda.
- Levántate de la mesa de trabajo cada 30 minutos durante 1 minuto y muévete experimentando el placer del cuerpo al moverse.
- Busca el origen de los problemas desde dentro. Normalmente un problema nunca estuvo afuera, sino adentro. La mente suele estar secuestrada por la negatividad.
- No te frustres. A veces la meditación resulta imposible para muchos. Pintar y colorear es una buena alternativa: mayor concentración y más calma.