El karité se ha convertido en un ingrediente indispensable, procedente de la naturaleza, utilizado para el cuidado de la piel desde la antigüedad. ¿Sabes de dónde procede y cuáles son sus propiedades? Tal y como explican desde la firma Sundara, el karité es originario de la sabana africana, y procede del fruto del árbol que lleva su mismo nombre, también conocido como Vitellaria Paradoxa, lo que podría traducirse como “árbol de mantequilla”. Es un árbol muy alto, que puede llegar a medir hasta 15 metros de alto y hasta un metro de diámetro. Destaca por su longevidad, pues algunos de estos árboles llegan a tener hasta 300 años. Hay quienes califican el fruto del karité como un superproducto que ha sido un pilar fundamental de la farmacología africana. De hecho, tal y como explica Meritxell Martí, en África está considerado como árbol sagrado. Aunque su principal uso es para el cuidado de la piel, también lo usan como alimento en el que se guisa la nuez entera. “Para los pueblos africanos que los usan, es la grasa de elección, igual que nosotros tenemos la costumbre de usar aceite de oliva, de coco o mantequilla. Se extraen las cáscaras de las nueces de la manteca de karité y se trituran y tuestan hasta formar la manteca”, nos cuenta la farmacéutica.
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La manteca, gran aliada de nuestra piel
Y es que es en la semilla de su interior, llamada almendra, está uno de sus secretos más preciados. De ella se extrae la grasa de textura mantecosa con la que se obtiene la manteca de karité, muy utilizada para cuidar la piel, que destaca por sus propiedades beneficiosas. ¿La razón? Contiene vitaminas A, D, E, F, así como látex y lípidos insaponificables y minerales. Por eso, no es de extrañar que el karité sea el fruto que mayor capacidad de regeneración celular aporta a nuestro cuerpo.
Como decíamos, llama la atención su textura, como si fuera cera, que, eso sí, una vez entra en contacto con el cuerpo se convierte en aceite, lo que facilita su aplicación. Contiene antioxidantes como los tocoferoles (vitamina E) y catequinas (que también se encuentran en el té verde), así como alcoholes triterpénicos, cuya propiedad es de reducir la inflamación; ésteres de ácidos cinámicos, que tienen una capacidad limitada de absorber radiación ultravioleta (UV), y lupeol, que impide los efectos del envejecimiento de la piel inhibiendo enzimas que degradan las proteínas de la piel. La manteca de karité también protege la piel estimulando la producción de proteínas estructurales por células dérmicas especializadas.
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No lo descartes si tienes estrías
A estas alturas, queda claro que tiene infinitas propiedades para la piel, tal y como nos cuenta la experta Carmen Navarro, que las resume en hidratantes, nutritivas, calmantes, cicatrizantes y reparadoras. Por lo que resulta un básico para llevar siempre en el neceser de viaje, incluso en el bolso diario. Es más, en vacaciones puede convertirse en un imprescindible que te salvará de más de un imprevisto. La experta en cuidado de la piel nos resume algunas de sus bondades, y la primera de ellas es como aliado frente a las estrías. Aporta suavidad y elasticidad, por lo que resulta una buena opción para mejorar el estado de la piel consiguiendo crear una película cutánea evitando la deshidratación.
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Úsalo para evitar labios agrietados
Sus vitaminas A, D y E nos ayudan a nutrir y proteger la piel, especialmente se aprecia en zonas de piel delicada o extremadamente fina como la de los labios. Por eso resulta un magnífico bálsamo labial. En muchas ocasiones, tal y como nos dice Carmen Navarro, se nos olvida que la piel de nuestros labios es extremadamente sensible, porque es más fina que el resto y, esa es la causa por la que se agrietan. Algo que debemos tener en cuenta sobre todo con el paso de los años, ya que al hacernos mayores disminuye la síntesis de colágeno que es la que se encarga de dar volumen a nuestros labios. Por eso los bálsamos que contienen manteca de karité son ideales para tratar esta zona ya que nos ayuda a mejorar la síntesis de colágeno y elastina.
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Un regenerador natural que ilumina y rejuvenece
Es ideal, también, aplicar una mascarilla que la contenga para potenciar la luminosidad y recargar tu piel. Es un regenerador que nutre e hidrata proporcionando a la piel la vitalidad perdida. Y no olvides que sus vitaminas y minerales lo convierten en un antiaging perfecto. Al recubrir la piel con una película invisible y protectora, conseguimos evitar la deshidratación y además, protegerla de las agresiones externas, incluidos los cambios de temperatura que tanto inciden en el envejecimiento prematuro. Gracias a sus ácidos grasos y a la vitamina F retrasamos el proceso de envejecimiento.
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Para aliviar pieles irritadas y tratar cicatrices
El karité calma las pieles más alteradas. Contiene triterpenos con una capacidad antiinflamatoria capaz de ralentizar la oxidación de la piel. Alivia también el estado de las pieles expuestas al sol y, en caso de quemaduras, calma y regenera. Para los hombres, es también recomendable después de las irritaciones que provoca el afeitado. Tiene, además, capacidad regeneradora y cicatrizante, por lo que resulta realmente efectiva en casos de pieles dañadas, con eccemas o descamación.
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Útil para las manos y para las piernas cansadas
No olvides utilizar a diario una crema de manos rica en manteca de karité y aceite de almendras. Además de suavizar las cutículas, estarás mejorando la circulación sanguínea. Ideal también en caso de piernas cansadas, ya que desinflama, calma, relaja, refresca y activa circulación.
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Ideal en zonas complicadas
Carmen Navarro nos cuenta que para evitar la sequedad extrema en zonas como codos, rodillas o talones, manos agrietadas… la manteca de karité se convierte en un aliado perfecto, pues aumenta la capacidad de retención de agua en la piel gracias a su látex natural y proporciona la suavidad perdida. Y no olvidemos que también puede ser beneficiosa para nuestro cabello, pues le aporta principios activos hidratantes si se aplica en forma de mascarilla.
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Remedio casero
Meritxell Martí comparte, además, una receta casera realizada con este ingrediente como base, ideal para la piel muy seca.
Ingredientes:
-1 Cucharada de manteca de karité
-2 cucharadas de aceite de rosa mosqueta
-3 gotas de aceite esencial de rosas (u otro según el gusto de cada persona)
-1 cápsula de vitamina E
Elaboración: “Poner todos los ingredientes a temperatura ambiente en un vaso del batidor eléctrico, se pueden añadir todos de una vez o poco a poco el aceite de rosa mosqueta. Se abre una cápsula de vitamina E. Si lo batimos más rato, queda una textura más espumosa y líquida. Si añadimos más aceite, queda también más líquido, tipo leche. Esta crema queda densa, y la aconsejo en pieles especialmente muy secas, y/o para poner por la noche después de una quemadura solar, o especial irritación de la piel. También se puede añadir en lugar de rosa mosqueta, aceite de San Juan, que es igualmente muy reparador”, cuenta.
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