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mascarila© Adobe Stock

Cuando lleves mascarillas ten cuidado con estos gestos que te delatan

Pensamos que las mascarillas antivirus esconden nuestras expresiones. Pero nos olvidamos de un tipo de comunicación muy importante, el lenguaje no verbal.


Actualizado 22 de junio de 2020 - 21:58 CEST

La mascarilla, este elemento de protección que se ha vuelto tan imprescindible durante esta crisis sanitaria, y que ha llegado para quedarse, es un arma de doble filo. Dejando de lado su indiscutible y necesaria función protectora frente al coronavirus y otras enfermedades respiratorias, esta prenda que debemos llevar siempre repercute en nuestra comunicación. Nos impide expresar con todo el rostro nuestras emociones, pero también puede darnos la falsa sensación de que nuestras expresiones faciales quedan escondidas, por ejemplo, si alguien nos está contando algo que nos aburre. Pero ojo, hay otras formas de comunicarnos que nos delatan. Nos lo explica Rafael Román, psicólogo de la app Ifeel.

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Mascarillas antivirus, una barrera en la comunicación

Claramente, "las mascarillas entorpecen nuestra comunicación. No lo suficiente como para hacerla inviable o muy ineficiente pero son una barrera y, como tal, generan distorsión. No obstante, poco a poco nos vamos acostumbrando y vamos adaptando nuestras conversaciones a esta situación, de manera que aprendemos a exprimir más el resto de elementos comunicativos para compensar las carencias que imponen las mascarillas", indica el experto en psicología.

También tenemos que tener en cuenta que este tipo de medidas de protección entorpecen al igual que podría hacerlo una pantalla de móvil o cuando hablamos por teléfono. "Si comparamos el hablar con alguien con mascarillas de por medio con, por ejemplo, hablar con alguien por teléfono, nos daremos cuenta de que, en realidad, el impedimento no es tan grande: aun con las mascarillas, seguimos disponiendo de más elementos comunicativos que cuando solo escuchamos la voz", nos cuenta.

Además, indica el especialista, "habría que estudiarlo detenidamente, pero no sería raro que, sin darnos cuenta, empecemos a prestar más atención a la poca información facial que se conserva con mascarilla: si solo vemos la frente, los ojos y las cejas del otro entonces tendemos a prestarles más atención para así compensar la parte de su cara que no vemos. De la misma manera, es probable que al hablar, inconscientemente, enfaticemos más lo que hacemos con esa parte de nuestra cara que todavía se ve, para así ayudar al otro a que pueda “leer” mejor nuestros mensajes". 

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¿Cómo nos afecta no ver la sonrisa del otro?

Sabemos que la sonrisa es una expresión facial que nos acerca, genera empatía, cariño e, incluso, relaja. Imaginemos, por ejemplo, que tenemos una cita médica. Si nuestro doctor sonríe al explicarnos el significado de unos resultados, nuestro corazón se desacelera. Pero si no podemos reconocer la expresión de su rostro porque la mascarilla nos lo impide, solo nos queda aferrarnos a su voz, que no siempre es suficiente. Ahora bien, hay otros gestos que nos ayudan a expresar lo que queremos comunicar.

"La sonrisa se emite fundamentalmente con la boca, es cierto, pero no está aislada. Cuando una risa o sonrisa son verdaderas sonreímos con toda nuestra cara, no solo con la boca: los ojos, la nariz, la frente, etc. también participan. Además, nuestra sonrisa va acompañada normalmente de la voz y de gestos que hacemos con brazos y manos. Todo esto ayuda a que, a pesar de las mascarillas, nuestras sonrisas no queden del todo anuladas", señala el psicólogo de ifeel.

Uso de la comunicación no verbal

Por tanto, el uso de la comunicación no verbal se hace más importante mientras usemos las mascarillas. "Ya lo utilizamos de manera espontánea y natural, incluso, para compensar las distorsiones que generan las mascarillas. Así que no es necesario hacer nada especial al respecto, o la comunicación podría teatralizarse demasiado. Si el hecho de utilizar mascarillas nos hace dudar de cómo se está tomando el otro nuestras palabras o si nuestros mensajes están llegando correctamente siempre nos queda tirar del lenguaje verbal y el humor: “Tú no lo ves, pero estoy sonriendo, eh, que conste”, “Estoy arqueando muchísimo las cejas para que veas que me sorprendo” o “Estoy guiñando mucho mis ojos para sonreír con ellos”, aconseja Rafael Román.

Ahora bien. Si el lenguaje no verbal puede convertirse en un aliado para expresar tus sentimientos o comunicarte mejor, también hay gestos que pueden delatarte aunque lleves mascarilla. "Un ejemplo muy típico son las sonrisas falsas. Normalmente, se diferencian de las verdaderas porque se circunscriben a la boca, no al conjunto de la cara. Tampoco es muy coherente decir “cuánto me alegro de verte” con un tono apagado, o poner cara de susto al recibir a alguien si se supone que lo estamos esperando. Por otro lado, es habitual que cuando mentimos o decimos algo de lo que no estamos muy seguros lo hagamos sin mirar al otro a los ojos. Si estamos nerviosos o tenemos miedo es frecuente que nos aceleremos al hablar, para acabar cuanto antes, y que tampoco miremos a los ojos", subraya el experto. 

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Gestos que te delatan (aunque lleves mascarilla)

Y hay otros gestos, de los que no somos conscientes, y que pueden contradecir lo que nuestras palabras pronuncian. Presta atención a lo que haces con otras partes del cuerpo, puesto que pueden ponerte en un apuro. Estos son algunos de los gestos que te pueden delatar.

  • Brazos cruzados sobre el pecho: generalmente suele significar protección, barrera y distancia, es decir, cruzas los brazos cuando te sientes incómoda en un grupo o tienes la necesidad de establecer una barrera. Pero también puedes cruzarte de brazos cuando estás enfadada o impaciente por abandonar la conversación.
  • Rascarse la oreja o cualquier otra parte de la cara: no lo hagas, primero porque puedes aumentar el riesgo de contagio, pero también porque puedes estar diciéndole a la otra persona que te cansa y te aburre.
  • Hinchar el pecho: si lo haces como si fueras un pavo real estás intentando demostrar al otro autoridad o que te sientes superior. También puede denotar flirteo.
  • Mirar hacia abajo: no estás prestando atención o no te interesa lo que está contando tu interlocutor. En otras ocasiones, también puede significar timidez o inseguridad si lo que no puedes es mantener la mirada del otro.
  • Golpear los dedos: cuando lo haces sobre una superficie o, incluso, sobre la palma o el dorso de la otra mano, de nuevo estás comunicando impaciencia y falta de interés.
  • Jugar con el cabello: puede ser un gesto de coqueteo, aunque, en general, se suele atribuir a la falta de confianza en uno mismo.
  • Si caminas con paso lento y cabizbaja: transmites pesadumbre, falta de seguridad, baja autoestima. En cambio, caminar erguida, con la mirada al frente transmite la sensación de que controlas la situación.

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