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¿Cuánto dura la inmunidad frente al coronavirus?

Algunos estudios señalan que poco, dos o tres meses, sin embargo, aún es pronto para saberlo a ciencia cierta. Preguntamos a los expertos cuánto tiempo podemos tener anticuerpos para protegernos


Actualizado 22 de junio de 2020 - 22:47 CEST

Cuánto tiempo permanecen los anticuerpos frente a la COVID-19 en el cuerpo y, por lo tanto, cuánto dura la inmunidad para protegernos del nuevo coronavirus SARS-CoV-2 es una de las preguntas más frecuentes que nos hacemos la población. Y no solo nosotros. También los médicos se lo preguntan, así como toda la comunidad científica e instituciones que velan por la salud de los ciudadanos. Si bien es cierto que no se sabe con certeza, "se supone que puede ser corta, porque la inmunidad de otros coronavirus causantes del resfriado común suele ser solo de unos meses", señala Ricardo Ruiz de Adana, médico internista, Clínica Armstrong Internacional.

De hecho, varios estudios recientes realizados por investigadores chinos y estadounidenses avalan esta sospecha. Así lo señalan u trabajo publicado en la revista Nature llevado a cabo por la Universidad de Medicina de Chongqing, en el suroeste de China, que indica que la inmunidad de los pacientes disminuyó significativamente transcurridos dos o tres meses después de la infección. La investigación se ha denominado 'Evaluación clínica e inmunológica de infecciones asintomáticas por SARS-CoV-2'.

"No son buenas noticias", reconoce el doctor Alfredo Corell, profesor de la Universidad de Valladolid y miembro de la Sociedad Española de Inmunología. Tal como nos explica el especialista, esta investigación analiza a 37 pacientes con síntomas que han pasado la enfermedad y los compara con otros asintomáticos. Este estudio observa que se genera inmunidad, es decir, anticuerpos. Sin embargo, a las ocho semanas de la convalecencia estos disminuyen. Los anticuerpos que se han estudiado en este trabajo son los IgG y la IgM, pero no se valoran otros, los tipo A (IgA) , por ejemplo, que, según el experto, también pueden jugar un papel importante en la defensa del organismo contra la COVID-19. "Sería interesante tenerlos en cuenta porque pueden jugar un papel importante".

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¿Qué es la inmunidad?

Cuando un organismo es infectado por un agente patógeno, se pone en marcha nuestro sistema defensivo, que al igual que un ejército se propone acabar con ese microorganismo infeccioso. Cuando la enfermedad se supera, en general, la persona queda inmunizada. Esto quiere decir que si ocurriera una segunda infección, nuestro sistema defensivo detectaría rápidamente al enemigo y lo bloquería impidiendo el daño en el organismo.

Gracias a esta 'memoria' de nuestras defensas, la infección será menos virulenta. "Esta memoria queda grabada en unas células denominas linfocitos T colaboradoras o cooperadoras, que también se tendrían que analizar. Aunque se trata de un test muy complejo que solo se realiza a algunos centros de investigación", indica el doctor Alfredo Corell. De estas células cooperadoras, recuerda el experto, ya se habló hace poco porque se observó que algunas personas asintomáticas o con síntomas muy leves habían podido desarrollar una inmunidad cruzada. Es decir, el hecho de haber pasado otro tipo de coronavirus, como el del catarro, podía haberles dado cierta protección frente al SARS-CoV-2. Este trabajo se publicó en la revista Cell y se llevó a cabo por investigadores del Instituto de Inmunología de La Jolla, en California

No hay que levantar la guardia

En cualquier caso, hoy por hoy, haber pasado la COVID-19 u otras enfermedades por coronavirus puede provocar cierta inmunidad, sí, pero puede ser breve, nos podemos volver a infectar y, por supuesto, contagiar a los demás. Por ello, los expertos siguen llamando a la responsabilidad individual aún si nuestro test serológico ha dado positivo. "No podemos levantar la guardia aunque tengamos anticuerpos. Hay que seguir con las medidas de prevención: mantener la distancia social, uso de mascarilla, higiene de manos, evitar espacios cerrados y aglomeraciones de personas son recomendaciones que también tienen que seguir las personas que tienen anticuerpos", insiste el doctor Ricardo Ruiz.

Además, advierte el especialista de la Clínica Armstrong, "casi todos los expertos están de acuerdo que es muy probable que el SARS-CoV-2 pueda persistir al menos unos años, provocando olas periódicas, aunque se espera que sean menos intensas que la actual". El especialista en medicina interna también señala que el mayor riesgo serían los brotes por mutaciones del virus, algo que ocurre con virus como, por ejemplo, el de la gripe.

¿Nos servirá la vacuna si la inmunidad es corta?

El objetivo de las vacunas es producir anticuerpos de tipo G y que estos sean neutralizantes, es decir, que tengan la capacidad de unirse al virus para que este pierda su capacidad infectiva. De modo que "si los anticuerpos que produce la enfermedad duran poco tendremos que buscar otro tipo de vacunas con efectos más fuertes sobre el organismo, para provocar una respuesta inmunitaria más eficaz. Para ello tendremos que esperar más tiempo. Este tipo de vacunas estarán basadas en microorganismos completos, no en trozos del material genético, es decir, serán más parecidas al virus natural, eso sí, atenuadas para que no hagan daño", explica Alfredo Corell.

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Para qué sirven los test de anticuerpos

Si sospechamos que la inmunidad frente al coronavirus puede ser corta y que, además, nos podemos volver a infectar, y contagiar a los demás, podemos preguntarnos, entonces, de qué sirven los tests serológicos. En este sentido, los expertos señalan que son válidos para detectar a aquellas personas que pueden estar pasando la enfermedad así como aquellos que han generado inmunidad, para establecer medidas de vuelta a la normalidad más seguras.

En este sentido, según explican en la Clínica Armstrong, lo ideal es combinar dos pruebas, un test serológico y un test PCR, lo que proporciona una correcta clasificación del paciente, evitando el riesgo de “falsos positivos” o “falsos negativos”, aportando así una visión global del diagnóstico del coronavirus.

Este análisis que se realiza siguiendo los protocolos e instrucciones de las Autoridades Sanitarias, evalúa con más de un 98% de fiabilidad el riesgo individual y colectivo de las personas que salen del aislamiento y se incorporan presencialmente a sus centros de trabajo, permitiendo a las empresas reiniciar sus actividades con las máximas garantías.

La PCR ha sido la primera prueba validada para la detección del virus SARS-CoV-2. Se basa en la detección directa del material genético del virus (ARN), permite identificar pacientes contagiados poco después de haber contraído la infección arrojando un bajo número de falsos negativos.

La prueba debe realizarse en un laboratorio de biología molecular capacitado para trabajar respetando el nivel de bioseguridad exigido por este virus.

La prueba serológica se basa en la detección individual de anticuerpos específicos (IgM o IgG), permitiendo identificar pacientes infectados entre 4 y 8 días después de haberse producido el contagio.

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