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estres© Gtresonline

La 'complicada' relación entre estrés y flora intestinal

Numerosos estudios demuestran el estrecho vínculo que existe entre nuestras emociones y nuestra microbiota intestinal


Actualizado 12 de junio de 2020 - 14:53 CEST

Dolor de cabeza, tensión muscular, fatiga, problemas de sueño… Estas son algunos de los síntomas más comunes del estrés, que no solo tiene consecuencias a nivel psicológico, sino también a nivel físico. Este estado de cansancio mental, que cada vez sufre a un mayor número de personas, también puede tener repercusiones negativas en nuestra salud digestiva. Tanto es así que, según un estudio elaborado por la Universidad de Atlanta y publicado en la revista de la American Society for Microbiology, el estrés podría modificar nuestra flora intestinal negativamente y aumentar considerablemente el riesgo de desarrollar enfermedades autoinmunes, como esclerosis múltiple, lupus o artritis reumatoide.

Mujer estresada© Gtresonline
La mente no es la única que sufre estrés. Piel, pelo y boca son algunas las partes que más sufren las consecuencias de estar estresados

Vínculo entre estrés, cambios en la flora intestinal y enfermedades autoinmunes

Para el estudio, los investigadores sometieron a los hámsters, una especie caracterizada por jerarquías dominantes, a estrés social, que es aquel que se deriva de las relaciones de uno con los demás y del entorno social en general. Las criaturas fueron expuestas a encuentros con hámsters agresivos durante diez días, mientras se les realizaban los controles pertinentes. Transcurrido este periodo de tiempo, se evaluó la composición de la microbiota intestinal de los animales, es decir, el conjunto de bacterias que vivían en su intestino tras estos días de estrés, ansiedad y confrontación.

Después de los 'encontronazos', los roedores estresados habían experimentado cambios significativos en la flora intestinal, especialmente en dos tipos de bacterias que están directamente relacionadas con trastornos inmunes. Según un análisis genético de los animales, las bacterias del intestino podrían volverse patógenas y, por tanto, dañinas para la propia criatura. Aunque este experimento únicamente ha sido realizado en roedores, permite reconocer el estrecho vínculo que existe entre nuestras emociones y nuestra salud intestinal, así como la relación entre el estrés, los cambios en la flora intestinal y las enfermedades autoinmunes. Aún así, en estudios previos en humanos ya se había demostrado que el estrés social podía desencadenar enfermedades mentales o empeorar las ya existentes.

Igual de dañino que la comida basura

No obstante, esta no es la única investigación que relaciona estrés y flora intestinal. Otro estudio llevado a cabo por la Universidad Brigham Young, en Estados Unidos, y publicado por la revista Nature Scientific Reports, revela que el estrés mantenido en el tiempo puede ser igual de nocivo para la salud digestiva que la comida basura. Laura Bridgewater, profesora de Microbiología y Biología Molecular y autora principal de la investigación, descubrió en un grupo de ratones que aquellos que estaban expuestos a situaciones de estrés, pero consumían una alimentación saludable, sufrían cambios en su flora intestinal que los llevaban a parecerse a roedores que tenían una dieta alta en grasas. "El estrés puede ser dañino de muchas maneras, pero esta investigación es novedosa, ya que vincula el estrés a los cambios específicos en la microbiota intestinal. A veces pensamos en el estrés como un fenómeno puramente psicológico, pero provoca distintos cambios físicos", precisa la doctora, que incide en la idea de que el estrés no solo tiene consecuencias a nivel psicológico.

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