El ayuno intermitente es un tipo de dieta muy popular en la actualidad, pero lo que muy pocos conocen es que se basa en la autofagia, un término cuyo significado sería 'comerse a uno mismo', y que se apoya en el descubrimiento del bioquímico británico Christian de Duve. Este científico descubrió los lisosomas, los orgánulos encargados de la digestión celular, que se encargan de 'reciclar' virus, bacterias, proteínas sin uso, etc, para reconvertirlas en nuevas moléculas cuya función estuviera intacta. Una investigación que le valió en 1974 un Premio Nobel de Medicina.
Pero este hallazgo no solo significaba que el cuerpo era capaz de crear nuevas moléculas, sino que lo hacía eliminando agentes dañados, que solo podrían desembocar en enfermedades. El trabajo de De Duve fue seguido muy de cerca por el biólogo celular japonés Yoshinori Ohsumi, quien decidió estudiar la autofagia a lo largo de su carrera. Su dedicación le llevó a detallar en profundidad los procesos biológicos que esconde este mecanismo, lo que, al igual que el pionero Duve, le valió el Premio Nobel de Medicina, en este caso en 2016.
¿Por qué se asocia la autofagia a la dieta?
Numerosos estudios científicos de los últimos 50 años apuntan a una relación entre los procesos biológicos que desempeña la autofagia con una mayor salud. La teoría sostiene que si se llega a controlar este mecanismo a través de nuestra ingesta de alimentos seremos más fuertes y perderemos peso con más facilidad, al deshacerse el organismo por sí solo de todas las bacterias o proteínas dañadas.
¿Cómo se ativa este mecanismo?
La proteína metabólica llamada mTOR está ligada al desarrollo de energía. Es anabólica, es decir, produce la síntesis de moléculas a partir de otras más simples, provocando un gran consumo de energía por nuestro cuerpo. Por otro lado, tenemos la vía conocida como AMP-K, una proteína ligada al ahorro de energía, que es catabólica lo que significa que provoca la degradación de nutrientes orgánicos transformándolos en productos finales simples y de mayor utilidad. Para el correcto funcionamiento del sistema, será necesario un equilibrio perfecto entre ambas proteínas. La primera se activa al ingerir alimentos, por ejemplo, más aún si se trata de hidratos de carbono. La segunda lo hará cuando llevemos un tiempo ayunando, optando por la autofagia y desprendiéndose de orgánulos en mal estado. El cuerpo detectará este ayuno como una señal de que algo va mal, quemando más rápido las energías almacenadas.
Por este sistema, algunos expertos señalan que hacer ejercicio en ayunas es saludable. Dependiendo del caso y siempre cuidando del equilibrio entre ingesta y escasez. Sin embargo, hay que tener en cuenta que forzar el cuerpo en la autofagia puede tener consecuencias peligrosas.
Ayuno en nuestro día a día
Numerosos tipos de ayuno se han postulado y han sido alabados por la sociedad como una dieta ideal para alcanzar nuestro estado físico perfecto. Desde el intermitente de 12/12, el de una comida al día o el ayuno en días alternos son de los más conocidos. Reconocidas figuras de la vida pública han asegurado que los estudios de Yoshinori Ohsumi sobre la autofagia les han permitido sentirse plenamente satisfechos con su dieta, como el humorista Javier Cansado. El ayuno es una técnica que tanto animales como humanos hemos usado de forma esporádica durante la Historia. Por ejemplo, la falta de apetito durante una corta enfermedad da prueba de ello. Si piensas que un cambio en tu dieta podría ser satisfactorio a través de un tipo de ayuno, ponte en contacto con un especialista que te asesore para no correr ningún tipo de riesgo.