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cancer sangre© Adobe Stock

Cáncer linfático: tipos, síntomas y diagnóstico precoz

Es un tipo de cáncer que engloba muchos subtipos y que afecta a la sangre. Según el tipo, la tasa de curación es muy elevada.


Actualizado 22 de septiembre de 2022 - 19:27 CEST

El cáncer linfático es un tipo de tumor que se origina en los linfocitos, que son las células que forman el tejido linfoide y que tienen tendencia a invadir, además de los órganos linfoides (ganglio y bazo), la médula ósea y la sangre periférica. “Hay dos grandes grupos: las leucemias, que afectan predominantemente la médula ósea y a la sangre, y los linfomas, que afectan fundamentalmente los ganglios. A partir de allí hay subtipos de acuerdo al tipo de linfocito implicado en el proceso (linfocito B, T, etc.)”, nos explican desde la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH-FEHH).

Los linfomas y las leucemias tienen una incidencia anual estimada de 10.000 y 6.000 casos respectivamente, según datos de la Red Española de Registros de Cáncer (REDECAN). En cuanto a la prevalencia, se estima que en España podría haber 23.000 y 16.000 pacientes con linfoma y leucemia respectivamente.

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¿Qué es el linfoma?

El linfoma es un tipo de cáncer del sistema defensivo (sistema inmune) que se desarrolla cuando se produce un fallo en la forma de actuar de los linfocitos, células de la sangre y de los ganglios linfáticos que ayudan a luchar contra las infecciones. En el linfoma, estos linfocitos crecen de forma descontrolada y se acumulan en diversas partes del cuerpo: ganglios linfáticos, médula ósea, sangre, diversos órganos…

Es uno de los tumores menos conocidos, pero con gran incidencia en nuestro país. Se trata de un cáncer del sistema inmune complicado de diagnosticar en las primeras fases, ya que no presenta síntomas hasta que se encuentra muy avanzado. Sin embargo,explica el Dr. Carlos Panizo, hematólogo de la Clínica Universidad de Navarra, “hoy en día y con el tratamiento adecuado muchos linfomas se curan”.

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Síntomas del linfoma

En general, los linfomas se presentan como ganglios linfáticos aumentados de tamaño, que cuando aparecen en zonas accesibles como cuello, axilas o ingle se pueden palpar evidenciando su tamaño. Sin embargo, en ocasiones, los ganglios cansancio, pérdida importante de peso...), por lo que muchas veces se confunden con otras afectados están en el abdomen, mediastino, etc..., y pueden pasar desapercibidos.

Así, el diagnóstico es más difícil hasta que aparecen otros síntomas (fiebre, sudoración nocturna, enfermedades comunes como la gripe o la mononucleosis.

Analisis de sangre © Adobe Stock


Tipos de linfoma

Existen diversos tipos de linfoma. Linfoma de Hodgkin y no Hodgkin. “El linfoma de Hodgkin es un tipo de cáncer que afecta principalmente a adultos jóvenes, de modo que se producen más casos entre los 16 y 34 años. Este tipo de tumor es muy tratable incluso en los pacientes con enfermedad avanzada y la supervivencia es elevada. El linfoma de Hodgkin, también conocido como enfermedad de Hodgkin, suele aparecer en el sistema linfático. Debido a el sistema linfático transporta los glóbulos blancos que combaten las enfermedades por todo el organismo, la enfermedad puede aparecer en casi cualquier parte del cuerpo. También puede diseminarse a prácticamente cualquier órgano o tejido, como hígado, médula ósea y bazo”, señalan desde el Servicio de Hematología de MD Anderson Cancer Center Madrid.

El linfoma no Hodgkin, por su parte, representa el 85% del total de los casos, con más de 6.100 diagnósticos nuevos cada año en España, según datos del Grupo Oncológico para el Tratamiento y Estudio de Linfomas (GOTEL) y del Grupo Español de Linfomas y Trasplantes de Médula Ósea (GELTAMO). Se trata de un tipo de linfoma más agresivo.

“Los linfomas agresivos se encuentran dentro de la categoría de linfomas no Hodgkin y presentan, como su propio nombre indica, un curso clínico agresivo que hace necesario iniciar el tratamiento de forma inmediata tras el diagnóstico. El subtipo de linfoma no Hodgkin más frecuente (30%-40% de los casos) es el linfoma B difuso de células grandes (LBDCG), que suele afectar a pacientes en torno a los 60 años, con frecuencia en un estadio avanzado y a veces con afectación extraganglionar”, nos cuenta desde la SEHH-FEHH.

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Tratamiento

La forma de tratar este tipo de cáncer suele basarse en quimioterapia y radioterapia en combinación o no. También se están investigando otro tipo de tratamientos, basados en medicina personalizada e inmunoterapia.

Según el hematologo de la Clínica Universidad de Navarra, “los tratamientos actuales se centran en desarrollar nuevas fórmulas que mantengan las tasas de curación que consiguen los tratamientos más tradicionales pero que, al mismo tiempo, disminuyan la toxicidad, lo que conocemos como tratamientos adaptados al riesgo”, indica el especialista.

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Importancia del diagnóstico precoz.

El diagnóstico precoz es muy importante, porque en la mayoría de los casos el tratamiento se ajusta al estadio clínico de la enfermedad, será más intensivo cuanto más avanzada esté la enfermedad y porque la supervivencia también se relaciona con el estadio clínico, será mayor cuanto menos avanzada esté la enfermedad.

“El médico de familia es clave. A este respecto, se recomienda la puesta en marcha de un estudio diagnóstico ágil cuando hay leucocitosis marcada (el número de leucocitos en sangre circulante es muy superior al normal) sin causa evidente; cuando hay citopenia marcada (el número de glóbulos rojos, glóbulos blancos o plaquetas es muy inferior al normal); y cuando hay adenopatía (aumento de tamaño de los ganglios linfáticos) rápidamente progresiva”, concluyen desde la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia.

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