Van pasando las semanas y poco a poco vamos teniendo mejores noticias –o al menos algún rayo de esperanza- sobre la evolución de la pandemia generada por la infección por el coronavirus, a la espera de la deseada vacuna contra la covid-19. Es más, poco a poco vamos teniendo datos sobre cómo afrontan su recuperación los pacientes que han padecido la covid-19, en función, claro, está, de la sintomatología de mayor o menor gravedad en las personas afectadas.
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Recuperar poco a poco la actividad
Todo es nuevo en relación con esta enfermedad que ha llegado como un tsunami para cambiar nuestras vidas, y por el momento, se sabe muy poco sobre las secuelas a medio y largo plazo. Pero hay expertos, como el profesor de Fisioterapia de la Universidad CEU San Pablo, Raúl Escudero, que sí que recomiendan a todos aquellos pacientes con secuelas físicas relacionadas con la Covid-19 acudan a un fisioterapeuta experto para establecer un plan de tratamiento adaptado a su caso, que les ayude y les permita recuperar, poco a poco, su actividad física.
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Problemas para realizar actividades cotidianas
Como decíamos, todo depende del grado de afectación de cada persona. Así, parece constatarse que aquellas personas con poca sintomatología recuperan de manera espontánea y no suelen referir consecuencias a nivel funcional. Sin embargo, entre un 5 y un 10% de las personas infectadas mantienen sintomatología relacionada con la Covid-19 pasadas más de 4 semanas desde la infección. Entre ellas destaca la fatiga excesiva que reconocen sentir al realizar actividades cotidianas que podían realizar previamente sin problemas, sueño poco reparador, falta de concentración o incluso pérdidas de memoria. Esto es lo que se conoce como Síndrome de Fatiga Post-viral y el experto insiste en la importancia de detectarlo para evitar que se prolongue en el tiempo y dé lugar a un Síndrome de Fatiga Crónica.
Plan de acción frente a un Síndrome de Fatiga Post-Viral
- Favorecer el descanso físico y mental: para ello, recomienda reducir el uso de televisión, teléfono y redes sociales. Es importante buscar momentos de relajación y descanso a lo largo del día.
- Llevar hábitos de sueño saludables. El experto constata que es probable que se requieran más horas de sueño de las habituales.
- Como casi siempre, la alimentación juega un papel fundamental. Por eso, hay que seguir una dieta sana y equilibrada y mantenerse bien hidratado.
- Hay que recuperar la actividad, realizando a diario una actividad física adaptada al nivel de energía. Es preferible realizar ejercicios sencillos cada hora en lugar de permanecer largos periodos inactivo y acumular toda la actividad física en un único momento del día.
Repartir las actividades en el día
El profesor de Fisioterapia, además, explica que es recomendable planificar las actividades a realizar a lo largo del día o de la semana. Esto permite separar las actividades que requieran más energía como, por ejemplo, ir a la compra, limpiar la casa, hacer la colada o, simplemente, asearse, dejando, eso sí, unos 30-40 minutos entre cada actividad para permitir el descanso necesario.
Y, poco a poco, toca ir recuperando la forma física. Son muchos los pacientes que refieren pérdida de masa muscular. Por ello, tanto para las personas con Síndrome de Fatiga Post-Viral como para todas aquellas que debido a la infección tienen dificultades para retomar sus actividades cotidianas, se recomienda iniciar de manera paulatina un programa de ejercicio físico. Es el fisioterapeuta quien puede darnos las recomendaciones adecuadas a nuestro caso, pero de manera general, se recomienda:
- Realizar ejercicio físico a diario. Hay excepciones, por supuesto, como presentar fiebre, más sensación de falta de aire de la habitual, malestar general y/o dolor muscular.
- Es importante evitar períodos largos sentado o sin moverse: por eso, cada hora se recomienda realizar un ejercicio aeróbico (como caminar, correr, saltar en estático) y dos ejercicios de musculación (como levantarse y sentarse de una silla, flexiones de brazos contra una pared).
- Vigilar la intensidad de los ejercicios a través de la sensación de falta de aire que nos provocan: así, podemos hablar de intensidad leve si la respiración se acelera ligeramente pero no resulta difícil; intensidad moderada si la respiración se acelera aún más y es posible hablar, pero no cantar; y, por último, intensidad alta si la respiración se acelera mucho y no es posible hablar sin entrecortar las frases.
- Teniendo esto en cuenta, se recomienda empezar por intensidades leves e ir progresivamente avanzando hacia intensidades moderadas si la adaptación ha sido adecuada. Si se sobrepasa la intensidad recomendada es preferible disminuir el número de repeticiones o el tiempo de trabajo.
- Hay que controlar la respiración durante los ejercicios y no realizarlos en apnea (en especial los de fuerza).
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