España se encuentra en plena desescalada tras la pandemia del coronavirus. Mientras los negocios vuelven a abrir tímidamente sus persianas y el turismo comienza a recibir mensajes positivos, de cara a una temporada que se plantea especialmente complicada, la sociedad intenta retomar su vida habitual. Y lo hace rodeada de incertidumbre; el uso de la mascarilla, las limitaciones horarias, las previsiones de la vuelta al trabajo, a los colegios… aún queda camino por recorrer hasta recuperar lo que conocíamos como normalidad. En este escenario lo más importante es extremar las medidas de protección e higiene, pues la apertura se vería interrumpida en caso de un posible rebrote. Por ese motivo, habrás podido comprobar cómo los comercios han colocado pantallas de protección que garanticen el no contacto y así mantener la seguridad tanto para el equipo humano como para el cliente.
Sin embargo, en este punto vuelven a surgir las dudas. ¿Qué tipo de pantalla necesito? ¿Hasta cuándo tendré que usarla? ¿Cuál me da mejores garantías? No se ha establecido nada al respecto de manera oficial, pero todo apunta a que la instalación de este tipo de sistemas se alargará durante al menos este año, pues fuentes oficiales no descartan un nuevo brote en otoño y volver a trabajar con improvisación no sería recomendable. En este sentido, la vuelta a las oficinas y despachos también estaría sujeta a la puesta en marcha de medidas excepcionales de protección, aunque, nuevamente, no hay nada decretado por el momento.
Junto a los equipos individuales, este tipo de mamparas han tenido una gran demanda durante estos meses. Farmacias, supermercados o estancos fueron los primeros en activar los protocolos porque permanecieron abiertos hasta en los días más restrictivos; más tarde, el resto de establecimientos. Las prisas nunca fueron buenas consejeras y las situaciones de crisis hacen que se agudice la creatividad. En ocasiones, para intentar hacer negocio de manera desconsiderada. Es precisamente lo que ha ocurrido: pantallas mal rematadas, materiales que no resisten los productos de limpieza, precios abusivos…
Sobre ello hemos charlado con los responsables de Adarra, una cristalería de Hernani que lleva más de 20 años dedicándose a proyectos en vidrio. Como respuesta a la crisis, han desarrollado una línea de mamparas y separadores de protección en laminado de seguridad ajustando los precios para ofrecer una alternativa a productos de mala calidad y elevado coste. Además, han potenciado las vitrinas, un producto que en el País Vasco va a ser necesario para la exposición de los populares pintxos sobre las barras. Un compromiso que también han adoptado empresas como la gallega Pontevedresa Group, que han hecho frente a los precios abusivos de otros proveedores con una línea de separadores ligeros y fáciles de desplazar.
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Ventajas y desventajas
La fiebre inicial por las mamparas desembocó en un desabastecimiento de metacrilato, el material más usado en el comienzo de la crisis sanitaria para tales fines. Este hecho ha provocado que se recurriera a alternativas como el poliestireno, el policarbonato o el PVC. Estos materiales son más ligeros y moldeables que el vidrio, así como más económicos, lo que abarata los costes de producción. Motivo que lo situó como el recurso estrella. Sin embargo, tienen un inconveniente frente al laminado de seguridad en vidrio, y es que no soportan productos abrasivos de desinfección. Deben ser limpiados, exclusivamente, con agua y jabón, pues de otro modo se estropean y empañan su transparencia.
Tampoco es resistente a los rayos ultravioleta, por lo que la exposición al sol dejaría un tono amarillo a la mampara. El vidrio, por tanto, es más resistente y duradero, además de permitir una fácil higiene y desinfección. También más estable, frente a la flexibilidad del metacrilato, más duro a los arañazos y más limpio, pues no acumula electricidad estática.
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