El fisiólogo y profesor universitario alemán Edwil Hering desarrolló una teoría a finales del siglo XIX sobre el sistema visual del ser humano, que funcionaría a partir de un proceso de oposición de colores. Este esquema sirvió como base a los psicólogos Richard Solomon y John D. Corbi, que en 1978 desarrollaron la teoría del proceso oponente en las emociones y estímulos humanos. Hering, por su parte, sostuvo que el ojo humano era capaz de ver un color durante un determinado tiempo, para que luego mirase una pared negra o blanca y ver reflejado el color opuesto al anterior. Años después, los psicólogos norteamericanos adoptaron libremente estos preceptos para aplicarlos a la mente. Esta teoría sostiene que un estímulo provoca una emoción o reacción que, con el paso del tiempo, acaba por convertirse en totalmente contraria a la primera.
El equilibrio emocional, base de la teoría
Richard Solomon y John D. Corbi argumentan que un estímulo genera una emoción, que puede ser recibido por el humano como algo positivo o algo negativo. Transcurrido un tiempo, que puede variar desde escaso a largo en función de los ejemplos, las emociones cambian totalmente al recibir el mismo estímulo, siempre con carácter antagónico de la primera sensación. Esto se debe a la homeostasis emocional, el equilibrio interno que el cuerpo busca entre satisfacciones y necesidades. La teoría del proceso oponente sitúa los cambios que van desde la emoción A (primera que se siente) y la B (su opuesta) suceden por la búsqueda de este equilibrio emocional. Los creadores de la teoría citan que deben existir tres supuestos para que se cumpa lo expuesto:
- La primera reacción pierde fuerza paulatinamente: Ya sea un cambio brusco, de apenas minutos, a un largo tiempo, la primera emoción que se recibe del estímulo irá perdiendo intensidad de forma continua. La primera vez será siempre la más potente, hasta acabar desapareciendo llegando así la emoción opuesta.
- Las emociones serán bidireccionales: No existirá una tercera emoción que surja a lo largo del tiempo tras el estímulo. Solomon y Corbi aseguran que solo habrá una respuesta inicial y su antagónica más adelante.
- El equilibrio siempre está compensado entre ambas emociones: La emoción inicial irá perdiendo fuerza, tanto de manera brusca como lentamente, pero siempre equilibrada con su opuesto. Es la manera que tiene la mente de buscar la homeostasis emocional.
Ejemplos prácticos donde se observa la teoría del proceso oponente
Diferentes artículos científicos, como La teoría del proceso oponente como modelo para explicar las adicciones, escrito por Vargas R. y Jiménez R., sostienen que la teoría sirve para entender el funcionamiento de las adicciones. En numerosos casos, los primeros contactos con estos estímulos suelen despertar emociones positivas, que el paso del tiempo acaba por convertir en negativas.
Ejemplos más leves hablan incluso del desamor, de la ruptura de una pareja como un ejemplo del proceso oponente. Dejas de recibir estímulo de esa persona, puede ser de golpe o de manera paulatina, generando una emoción negativa de lo que antes se sentía como felicidad.
El duelo por las personas es aún más efectivo para el esquema, puesto que expresa con claridad como el mismo estímulo, un ser querido, se convierte en negativo por la pérdida, generando irritabilidad, nerviosismo, mal humor y tristeza. Sentimientos y sensaciones muy alejados de la positividad inicial.