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Cuál es el riesgo de trombosis en pacientes de Covid-19 como le ha ocurrido a Ortega Smith

Hace pocas horas hemos sabido que el portavoz de Vox, el abogado madrileño Javier Ortega Smith, fue ingresado por trombos en las piernas. ¿Cuál es el riesgo y cómo actuar?


Actualizado 12 de mayo de 2020 - 23:12 CEST

Hace pocas horas, el portavoz de Vox, Javier Ortega Smith, publicaba en su perfil de la red social de Twitter una imagen con la que quería cortar todo tipo de rumores sobre su salud y agradecer a todos aquellos que se han preocupado por su estado. El abogado madrileño, que el pasado mes de marzo sufrió la Covid-19 por coronavirus Sars-Cov-2, explicaba que el sábado acudió a urgencias por una hinchazón en el gemelo izquierdo y fue inmediatamente ingresado. Según señalaba el propio Ortega Smith en su tuit: "tras la analítica y los estudios correspondientes, me han detectado varios trombos en la pierna y en los pulmones, como uno de los graves efectos que puede provocar el coronavirus que tuve. Me encuentro con ánimo pero bajo la observancia médica".

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¿Qué es un trombo?

Un trombo es un coágulo de sangre que no se disuelve y permanece dentro del vaso sanguíneo en el que se ha formado. Estos coágulos pueden formarse para reparar un daño, por ejemplo, en una vena por un golpe. El trombo o parte del mismo puede desprenderse del vaso y viajar a través del torrente sanguíneo. Cuando esto ocurre el trombo pasa a denominarse émbolo. Esto puede acabar produciendo consecuencias muy serias para la vida del individuo, por ejemplo, "aumenta el riesgo de patologías severas como una embolia pulmonar, ictus, embolismo periféricos, patologías con una elevada morbimortalidad", explica el doctor Alfonso Valle, jefe del Servicio de Cardiología del Hospital Marina Salud, en Denia.

La formación o el riesgo de formación de trombos en las venas se conoce como enfermedad tromboembólica venosa (ETV) y se puede localizar en las venas más profundas (trombosis venosa profunda) o producirse un embolismo pulmonar.

Los síntomas de un trombo en brazos o piernas pueden ser:

  • Dolor o calambres,
  • Hinchazón,
  • Sensibilidad,
  • Calor al tacto
  • Cambio de color en la piel, por ejemplo, esta puede volverse azulada o enrojecida.

Las señales de un trombo en los pulmones son:

  • Falta de aliento
  • Dificultad para respirar o respiración rápida
  • Dolor o malestar en el pecho que empeora al toser o respirar profundamente
  • Toser sangre
  • Presión arterial muy baja

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¿Por qué aparecen en pacientes con Covid-19?

"En la infección por COVID 19 se produce una activación de la coagulación mediada por fenómenos inflamatorios con liberación de sustancias que favorecen la formación de trombina en los vasos y los consecuentes trombos en territorio venoso (trombosis venosa profunda y tromboembolismo pulmonar", explica el doctor Jorge Cuesta Tovar, jefe del Servicio de Hematología del Complejo Hospitalario de Toledo. Además, continúa el doctor Alfonso Valle, "se puede juntar otro factor de riesgo, como el reposo en cama del paciente hospitalizado, por lo que se recomienda la anticoagulación".

La aparición de trombos en pacientes con Covid-19es más común en enfermos críticos. Sin embargo, también se ha observado en individuos con sintomatología leve. "Si se ha vencido el virus, el estado inflamatorio vuelve a la normalidad, por lo que, salvo que exista alguna otra patología no debería ser un paciente de más riesgo", señala el cardiólogo Alfonso Valle. Si existe un riesgo, si es necesario la administración de un tratamiento. Así lo indica el doctor Cuesta Tovar: "se ha observado que la activación de la coagulación es importante en la fase aguda y que puede mantenerse en el tiempo por lo que se recomienda tras una hospitalización o porque el paciente tenga un perfil de riesgo trombótico elevado (factores cardiovasculares, historia familiar de trombosis, antecedentes personales de trombosis) la profilaxis antitrombótica con heparina de bajo peso molecular durante un periodo de 7-14 días, además se junta con la inmovilización del paciente y la poca actividad física que aumentan el riesgo trombótico".

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La 'tormenta' de citoquinas

La relación entre las alteraciones de la coagulación en pacientes con Covid-19 se sigue estudiando y el confinamiento o la imposibilidad de reuniones físicas de consenso no paran a los expertos. De hecho, se están realizando sesiones online para debatir cuál es la asociación y el posible tratamiento. Por ejemplo, en la webinar 'Coagulación, Anticoagulación y COVID-19: lo que te interesa conocer', de la Sociedad Española de Trombosis y Homeostasia, la doctora Olga Gavín Sebastián del Servicio de Hematología del Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa, de Zaragoza, recordó que "la infección por coronavirus que inicia con unos síntomas leves (tos, fiebre, anosnia, diarrea) al cabo de una semana puede producir, sin saber por qué, una tormenta inflamatoria muy fuerte con liberación de citoquinas que es la que produce la insuficiencia respiratoria, la coagulopatía y el fracaso multiorgánico". La experta explicaba, durante su intervención, que ya es conocida la relación entre inflamación y trombosis, algo que se conoce como coagulopatía inducida por sepsis.

Asimismo, el pasado mes de abril también se celebró una sesión online organizada por LEO Pharma y la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (SEMES) para dar las pautas sobre cómo tratar la anticoagulación en pacientes con Covid-19. El doctor José Mateo, especialista en Hematología y Hemoterapia en el Hospital de Sant Pau (Barcelona), centró su charla en la coagulopatía que se da en la infección por Covid-19 en pacientes ingresados. El especialista expuso que, "cuando se activa la coagulación de forma indiscriminada, como consecuencia de una infección sistémica, se produce el cuadro denominado coagulación intravascular diseminada (CID), caracterizada por la presencia de depósitos masivos de fibrina en la circulación, lo que conlleva daño orgánico y empeora el pronóstico de los pacientes. La inflamación pulmonar aguda sería la causante de la activación de la coagulación y la trombosis. Estos trombos serían degradados por otro sistema de defensa, denominado sistema fibrinolítico, con formación de un producto de degradación que se conoce como Dímero-D. El hecho de que una coagulopatía esté presente en estos pacientes ha promovido que se planteen estrategias antitrombóticas con heparinas”.

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Pacientes anticoagulados y riesgo de complicaciones en Covid-19

El riesgo de sufrir complicaciones en pacientes que tienen problemas con la coagulación es una fuente de preocupación. "La propia sintomatología de la infección puede producir disminución de la ingesta, diarrea, alteración hepática por lo que la farmacocinética (su actuación) de los anticoagulantes tipo antivitaminas k se complica. Los riesgos que tienen los pacientes anticoagulados son las posibles interacciones medicamentosas con los fármacos antivirales que se administran en estos pacientes, por lo que se recomienda el cambio del tipo de tratamiento anticoagulante", explica el experto en hematología, el doctor Jorge Cuesta Tovar.

"Asímismo las visitas al centro de salud para realizarse controles del tratamiento anticoagulante con fármacos antivitamina k (sintrom o aldocumar) aumentan los riesgos de contraer la infección, por lo que no se recomienda que los pacientes realicen controles frecuentes y, en su caso, se puede valorar un cambio provisional de la medicación antitrombótica con uso de otros anticoagulantes tipo heparina de bajo peso molecular o anticoagulantes orales de acción directa que no precisan controles frecuentes como los fármacos antivitaminas k", continúa.

Consejos para pacientes con anticoagulantes

Boehringer Ingelheim España en colaboración con el doctor Jorge Cuesta Tovar, que además es vocal de la Sociedad Española de Trombosis y Hemostasia, han elaborado una serie de recomendaciones específicas que los pacientes anticoagulados deben tener en cuenta para mantener controlados sus síntomas, además de seguir las recomendaciones de las autoridades sanitarias:

  • Mantener un estilo de vida saludable a pesar del confinamiento. El doctor Cuesta recuerda que “la población anticoagulada presenta una incidencia de enfermedades cardiovasculares mayor que la población general, y por tanto deben cuidarse especialmente”, por lo que deben seguir una alimentación equilibrada y hacer ejercicio en casa, sobre todo, si se pertenece al grupo de población más vulnerable y al que se recomienda quedarse en casa o salir poco a la calle en la desescalada.
  • Cuidar su salud mental. La situación actual y el riesgo percibido por los pacientes anticoagulados puede generar pensamientos negativos e incrementar el estrés y la ansiedad, que pueden ser factores desencadenantes de ictus en personas con riesgo cardiovascular1. El Dr. Cuesta recomienda “ejercicio físico, técnicas de relajación y meditación, así como apoyarse en familiares y amigos que puedan aportar una visión más positiva”. No obstante, nos recuerda que no se dude, en caso necesario, de “contactar con especialistas, como los médicos de atención primaria, psicólogos o asociaciones de pacientes con personal especializado”.
  • Estar atento a posibles síntomas del virus, especialmente por el efecto que pueden tener en los niveles de anticoagulación. “Los síntomas del COVID-19, como fiebre, tos, dolor muscular o diarrea pueden afectar a la absorción o biodisponibilidad del tratamiento anticoagulante, reduciendo o aumentando su efecto”, explica el Dr. Cuesta. De forma general, en caso de presentar sintomatología leve sugerente de cuadro viral deberán contactar telefónicamente con su centro de salud o con los teléfonos habilitados para tal fin en cada comunidad autónoma.
  • Contactar con el médico. En caso de empeoramiento de los síntomas de su enfermedad, “hay que actuar como se haría en una situación habitual, contactar con su médico de atención primaria para intentar no tener que acudir físicamente al centro de atención primaria”.

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