Quien más quien menos pasa horas de su día a día conectado a su teléfono móvil. Para la mayoría, se ha convertido en un compañero indispensable que nos ayuda a buscar información, a entretenernos, a sentirnos conectados. Algo que ha sido de especial utilidad en estas semanas de aislamiento social. Un reciente estudio de la empresa de venta on line Puntronic.com acerca de las horas que los españoles pasan usando su móvil reveló que, ya antes del decreto del estado de alarma, la media diaria estaba en 3 horas y 15 minutos (la mitad de ese tiempo consultando redes sociales). Pero en el confinamiento debido a la crisis sanitaria del coronavirus, ese uso se ha disparado más de un 55%, hasta llegar a las 5 horas y 5 minutos, una cifra que se ve incrementada entre los más jóvenes, pues en la franja va de los 16 a los 25 años, la media está en 6 horas y 20 minutos. Hay más datos para la reflexión: un 50% de los españoles reconoce mirar el móvil una vez cada 5 minutos y un 80% apunta que es lo último que ve al acabar el día e irse a dormir y lo primero que consultan por las mañanas al despertarse.
Por todo eso, hay que tener muy en cuenta que debemos hacer un uso responsable de nuestros teléfonos si no queremos salir perjudicados, incluso a nivel de nuestra salud. Y es que están apareciendo nuevas patologías relacionadas con un uso excesivo de los smartphones. ¿Cuáles son?
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¿Has oído hablar del fomo?
Tal vez sí que hayas escuchado ya este acrónimo que viene del inglés “fear of missing out” o lo que es lo mismo “miedo a perderse algo”, especialmente en redes sociales. Quienes padecen este nuevo síndrome sienten una necesidad constante de mantenerse conectados e informados de todo lo que hacen sus amistades o lo que ocurre en su ciudad. No quieren sentirse 'fuera', descubrir que se han perdido algo que dice o hace alguno de sus amigos, una noticia interesante o un reto o campaña viral. Los expertos cuentan que también consiste en sufrir ansiedad por no tener el smartphone de último modelo o por creer que se perderá algún avance tecnológico importante, lo que puede llevarnos a desarrollar casos de ansiedad y depresión.
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'Vibranxiaety'
Detrás de esta palabra en inglés, también conocida como “vibración fantasma”, nos encontramos con un error del cerebro que está alerta a las señales exteriores, y que tiene como origen la obsesión o dependencia por el sonido o vibración del móvil. ¿Qué nos sucede? Pensamos que hemos oído sonar o vibrar nuestro teléfono cuando realmente no lo ha hecho. La razón es que las notificaciones del teléfono provocan una respuesta emocional positiva que hace que el cerebro genere dopamina, que es el neurotransmisor que se ocupa del placer, la motivación o el deseo. Lo cierto es que los expertos estiman que el 80 % de las personas siente alguna vez estas vibraciones fantasma. El problema viene cuando sucede muy a menudo, lo que puede indicar que el cerebro se está comportando respecto al móvil tal y como se comportaría el cerebro de un drogodependiente ante la sustancia que consume.
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Causa lesiones como la tendiditis en los pulgares
Estar constantemente utilizando el móvil puede causarnos también problemas de salud, sobre todo a nivel articular. Tal vez ya has oído hablar del término whatsappitis, que va vinculado al hecho de teclear mensajes durante horas con el móvil. Así, las consultas de traumatología llevan tiempo detectando un aumento de casos de pacientes con tendinitis en los pulgares de ambas manos. ¿La razón? El uso excesivo de los smartphones obliga a adoptar una posición forzada y con tensión. Y además, los dedos índices reciben una carga excesiva del móvil debido a que tienen que sujetarlo ejerciendo una fuerza equivalente a la presión de los pulgares al escribir, que produce también tendinitis en los índices. A esto hay que sumar los dolores de cuello, brazos y espalda que pueden producirse, debido a las posturas inadecuadas que adoptamos cuando lo usamos.
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Insomnio tecnológico
Seguro que también te ha pasado alguna vez: justo antes de irte a la cama, revisas whatsapps, echas un ojo a tus redes sociales o ves un último mail... 8 de cada diez españoles afirman que es lo último que hacen antes de dormir. Y no es una costumbre muy saludable, pues la luz azul que emiten estos aparatos inhibe la secreción de melatonina, que es la hormona que favorece que se concilie el sueño. ¿Qué ocurre? La somnolencia desaparece y se producen episodios de insomnio que a la larga pueden elevar el riesgo de padecer otras enfermedades y dolencias.
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'Nomofobia'
Un nuevo acrónimo en inglés, que surge de no-mobile-phone phobia, y que implica el miedo a la desconexión. Sentir una especie de pánico por el hecho de que se nos agote la batería, entremos en una zona sin cobertura, nuestro móvil de repente no responda y, sobre todo, el temor a salir a la calle habiéndonoslo olvidado en casa. Puede parecer exagerado, pero hay gente para la que esto es un drama. Los expertos hablan de un trastorno de ansiedad con todas sus manifestaciones (taquicardia y palpitaciones, pensamientos obsesivos, dolor de cabeza o de estómago, sudores, etc.) cuando no se puede utilizar el móvil, y que se origina porque estar permanentemente conectados con los demás produce una dependencia emocional que se manifiesta en forma de ansiedad cuando esa comunicación no es posible temporalmente. Es más habitual que se dé en personas con una baja autoestima e inseguridad.
Daños en los ojos
No hay duda de que nuestros ojos sufren, y mucho, el hecho de que hagamos un uso excesivo del móvil. Mirar una pantalla retroiluminada daña la retina de forma progresiva y produce sequedad (algo que se incrementa si usas lentillas), así como visión borrosa, fotofobia y dolor de cabeza. Hay que tener especial cuidado con el hecho de mirar estas pantallas a oscuras o durante muchas horas seguidas.
Hiperinformación
Tenemos la información al alcance de la mano. Encontramos datos de forma rápida y muy eficaz con tan solo hacer una búsqueda. Algo muy útil que ha cambiado la forma de hacer las cosas, pero hay que tener presente que si dependemos de los buscadores para todo, nuestro cerebro puede llegar a negarse a recordar información debido a que sabe que tenemos la posibilidad de acceder a ella en cualquier momento y de forma más sencilla. Sin duda, da que pensar.
'Phubbing' o 'Ningufoneo'
De nuevo palabras nuevas que surgen ante problemas nuevos. El término hace referencia a esos momentos en los que ninguneamos o ignoramos a los demás o nuestro entorno pues preferimos seguir mirando el móvil. Estamos, no hay duda, ante una de las señales inequívocas de que la persona padece una adicción al smartphone o va camino de padecerla. Y es que, que levante la mano quien no ha estado en una comida o reunión con amigos o familiares en la que alguna persona estaba pendiente tan solo de su móvil. Este fenómeno puede causar aislamiento social, depresión, deterioro de las relaciones interpersonales y baja autoestima.
A la vista de estos problemas, los expertos ofrecen útiles consejos que pueden ayudarnos a intentar evitar un uso excesivo del móvil:
- Una buena opción es desactivar las notificaciones de redes sociales, mensajes, apps, etc y ponernos, además, un horario limitado para consultarlos.
- ¿Y por qué no recuperamos las llamadas? Prueba a pedir a familiares y amigos que si hay algo urgente te llamen en lugar de enviarte mensajes.
- Es importante que no tengamos el teléfono a mano cuando estemos estudiando ni cuando vayamos al baño.
- Lo ideal sería que el móvil no entrara en el dormitorio. Pero en cualquier caso, conviene dejar de utilizar el móvil al menos dos horas antes de irnos a dormir. Además, es preferible usar un despertador de los de toda la vida y a ser posible dejar el smartphone en otro cuarto.
- Trata de realizar otro tipo de actividades que sustituyan al uso del móvil como hacer ejercicio o dar paseos ahora que está permitido, cocinar, leer un libro no electrónico, hacer manualidades...
- Mientras se está en la mesa, comiendo, desayunando o cenando, no se tiene el móvil a mano.
- Puedes probar a bloquear el acceso a ciertas aplicaciones durante horas o días. Seguro que acabas usándolas menos.
- Es importante cuidar la postura al usar el móvil, para que su uso no dañe nuestras cervicales y músculos. Poner el móvil a una distancia prudencial, ni muy pegado ni muy alejado y tratar de no usarlo más de diez minutos seguidos.
- Ahora que pasamos más tiempo con nuestra familia, es buena idea tratar de comunicarnos más, hacer momentos de tertulia, recordar cosas del pasado, hacer planes de futuro... y durante este tiempo poner el teléfono aparte y en silencio.
- Cuando vayamos a cargar el móvil, lo mejor es hacerlo en una habitación diferente a la que estamos o en el lugar de la casa donde pasemos menos tiempo.
- Según los expertos, lo ideal es ponernos un límite de horas diarias para utilizar el móvil.