Se han superado los 40 días de confinamiento por la crisis sanitaria por el coronavirus. Unas semanas que han puesto a prueba nuestra fortaleza y en las que hemos tenido que cambiar la rutina y adaptarla a la nueva situación en la que no podemos salir de casa. La preocupación por la COVID-19 y sus consecuencias se unen a la incertidumbre sobre qué nos deparará el futuro. Vivimos unos días por la cuarentena que son una auténtica montaña rusa emocional, pero también una oportunidad para salir reforzado y con una capacidad muy preciada, la resiliencia. Justo cuando sentimos que estamos en el peor momento aparece esta facultad de crecer en situaciones adversas y de sobreponerse a los golpes que nos da la vida. Una capacidad que permite a las personas superar las piedras en el camino de la misma forma que un junco logra sobrevivir a una fuerte tormenta gracias a su flexibilidad.
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Ser una persona resiliente no significa que no sientas dolor o angustia ante las situaciones traumáticas. Es aceptar el dolor pero intentando ver las cosas positivas de los momentos adversos para salir reforzado de ellos. Viktor Frank, psiquiatra y psicoterapeuta austriaco que sobrevivió al Holocausto, es todo un ejemplo de resiliencia, pues perdió a su mujer y a sus padres y supo sobreponerse: "Si no está en tus manos cambiar una situación que te produce dolor, siempre podrás escoger la actitud con la que afrontes ese sufrimiento". El camino hacia la resiliencia nunca resulta fácil, pues para trabajar y aprender esta capacidad hay que pasar por situaciones complicadas que pongan a prueba nuestra facultad de salir más fuertes de los momentos más difíciles. La cuarentena es el escenario ideal para lograr ser personas resilientes.
¿Por qué vamos a ser más resilientes después de la cuarentena?
La crisis sanitaria por el coronavirus ha obligado a la población a cambiar su vida de la noche a la mañana. Las rutinas han dado un giro de 180º y la sociedad ha tenido que adaptar su día a día a la nueva situación: no se puede salir de casa. Durante estas semanas la mayoría de personas han tenido la capacidad de aclimatarse a trabajar en unas condiciones a priori poco favorables, cambiar la oficina por la mesa del salón y las conversaciones de los compañeros por los ruidos de los pequeños de la casa. Se ha adquirido también la capacidad de estar en armonía en el hogar con los seres queridos y a no pagar con ellos la ansiedad por el confinamiento. Incluso se ha cambiado el gimnasio por los vídeos de zumba o pilates en YouTube y las cenas en restaurantes por quedadas con amigos por videollamada.
Aunque no seamos conscientes, estamos trabajando la facultad de adaptarse a los cambios y no hundirse ante escenarios negativos. En un momento en el que hubiera sido sencillo que nos viéramos superados por la ansiedad y la angustia, hemos decidido afrontar con entereza el confinamiento y hemos aprendido a disfrutar de otra manera de las cosas que nos hacían felices. El periodo de aislamiento nos está convirtiendo en personas más flexibles y está sacando la fortaleza y el espíritu de superación de cada uno de nosotros.
Consejos para ser más resiliente
La resiliencia es algo que, a menudo, se genera de forma espontánea cuando nos enfrentamos a situaciones adversas, pero hay estrategias que pueden ayudar a potenciar esta preciada capacidad. Te damos varios consejos para poner en práctica y salir de la cuarentena siendo una persona más resiliente.
- Ejercitar la mente y el cuerpo: Es necesario que nos mantengamos activos realizando algo de ejercicio o simplemente andando por la casa. Igual de importante es cultivar la mente y leer libros, aprender idiomas o realizar cursos online.
- Establecer relaciones: No encerrarnos en nosotros mismos y potenciar las relaciones sociales, ya sea a través de llamadas o videollamadas o generando lazos con vecinos. En situaciones adversas es más necesario que nunca contar con una red de apoyo.
- Evitar ver las crisis como momentos insuperables: Tenemos que procurar que las emociones negativas y no productivas no ocupen nuestros pensamientos. La crisis sanitaria por el coronavirus pasará y, aunque de una forma distinta, volveremos a disfrutar del aire libre y de nuestros seres queridos. Hay que aceptar los cambios que nos presenta la vida.
- Ver las cosas en perspectiva: Hay que evitar hacer una montaña de un grano de arena. Relativizar las cosas negativas para impedir que estas nos superen. Un punto de vista optimista es esencial para ser una persona resiliente.
- Cultivar el alma: La meditación se ha puesto de moda. Lograr un espacio propio y tranquilo en el que reflexionar y lograr paz es importante en momentos de incertidumbre y estrés como los que vivimos.