La cuarentena nos ha obligado a cambiar de hábitos y a pasar más tiempo en casa con nuestra pareja y en familia, algo que está favoreciendo estados de calma y felicidad, precisamente por poder disfrutar de más tiempo con ellos, pero también más fricciones, en gran medida por la manera en que se organiza y mantiene el espacio común.
Un estudio realizado por la compañía Thyssen Krupp afirma que para un 36% de los encuestados este es el motivo principal de riñas entre la pareja dentro del entorno doméstico, sobre todo si en la convivencia hay personas ordenadas y otras con tendencia al caos. Más ahora que, de manera excepcional, pasamos todo el tiempo en casa, la vivienda se ensucia más rápido y se han tenido que extremar las precauciones y la desinfección. Si te sientes identificada, toma nota: es importante que haya una negociación a la hora de establecer las tareas y los horarios, donde, por supuesto, hay que implicar todos los miembros de la familia. Algo que es muy beneficioso para ellos ya que les dará independencia, seguridad y aumentará su autoestima.
Hay que diversificar la faena. Repartir el trabajo entre lo que hay que hacer a diario y semanalmente. A diario hay que ventilar, hacer las camas, mantener la limpieza de cocina y baños, así como comprometerse con el orden general. Por supuesto, dejar todo recogido antes de irse a la cama. Por otro lado, una vez por semana tocaría cambiar sábanas, toallas, poner lavadoras (quizá más de una vez a la semana) y hacer una limpieza más profunda. Tanto para los ordenados como para los que no lo son, hay que establecer unas bases en la convivencia en este sentido:
Normas a negociar
Es importante que todos los miembros de la familia se impliquen y cumplan a rajatabla con el cometido asignado. ¿Por ejemplo?
- El que cocina, no friega después ni pone y quita la mesa.
- El baño se limpia 2 veces a la semana y nadie debe dejar cosas sin recoger (como la ropa sucia después de ducharse, las zapatillas o los cosméticos que haya usado sobre el lavabo).
- Hay que crear una casa segura, despejando pasillos y zonas de tránsito.
- Acordar una fecha en la que cambiar de tarea, de tal manera que el cometido tampoco se convierta en rutina, y además es una manera de que se aprendan cosas nuevas.
Pactar, ceder y mantener prioridades
La mejor negociación es en la que todo el mundo gana y ese es el secreto de una convivencia positiva. Ahora bien, todos los miembros de la familia tendrán que poner de su parte, independientemente de si se es más o menos organizado. La negociación siempre tiene que estar basada en la empatía y con unos objetivos claros y que se puedan llevar a cabo. Por supuesto, está totalmente descartado imponer el criterio de uno solo. Hay que llegar a un consenso en el que orden y limpieza vayan de la mano, ya que son dos conceptos diferentes y conseguir un equilibrio entre ellos es fundamental.
Zonas comunes, trabajo en equipo
Aunque cada uno se haga cargo de limpiar y ordenar su cuarto, las zonas comunes son responsabilidad de todos los miembros del hogar y aquí las rotaciones vuelven a ser importantes. Son los espacios que deben recogerse a diario para fomentar la comodidad.
Ahorrar en tiempo y ganar seguridad
Tener la casa ordenada es vital para que nuestro hogar sea seguro y, además, aportará orden mental a toda la familia, también de manera individual. El desorden nos quita tiempo porque nos obliga a invertir en buscar y esto hace que aumente el nivel de estrés.