'Quédate en casa'. Ese es el lema más repetido en las últimas semanas, cuando se desató una crisis sanitaria sin precedentes por la pandemia del coronavirus. Desde entonces, nuestro hogar se ha convertido en nuestro espacio de trabajo, de juego, de relajación y, por supuesto, de entrenamiento. En estos momentos especialmente complicados, en los que los nervios y la ansiedad pueden apoderarse de nosotros, es importante mantenerse activo y dedicar unos minutos al día a poner en práctica disciplinas que contribuyan al bienestar físico y mental, como el yoga. Son muchas las personas que, para hacer más llevadera la cuarentena, han decidido iniciarse en este beneficioso método a través de vídeos de YouTube o rutinas que han encontrado buceando en la Red. Sin embargo, aunque existen completos canales con los que adentrarnos en los fundamentos del yoga, podemos cometer determinados errores al no contar con un profesional que nos asesore ni supervise nuestros movimientos.
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No beber ni comer antes de la sesión
Según la experta Xuan Lan, no es recomendable beber ni comer dos horas antes de la clase. El yoga es una disciplina llena de movimientos, flexiones y extensiones, torsiones y también inversiones. Comer antes de la práctica nos puede ocasionar diferentes molestias, como pesadez, mareos, nauseas, ardor de estómago, reflujo o falta de energía. Eso sí, después de realizar la sesión, es importante hidratarse y reponer fuerzas.
Querer aprender demasiado deprisa
No tener prisa y disfrutar del aprendizaje. Para practicar correctamente yoga no debemos saltarnos escalones ni pretender convertirnos en un experto yogui de la noche a la mañana. Cuando tengamos dominadas las asanas para principiantes podremos pasar a posturas más complicadas. Tenemos que crear una base sólida para poder continuar aprendiendo, subiendo peldaño a peldaño.
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No entender los movimientos
Cada asana tiene una razón de ser. Para aprovechar el máximo beneficio de cada postura, debemos fijarnos en la posición de las distintas partes del cuerpo, así como en los detalles. Tenemos que visualizar la asana y repetirla mentalmente para entender la sucesión de movimientos y los músculos que están participando en los mismos. En el yoga, no sirve repetir lo que vemos en la pantalla como si fuéramos máquinas ni hacer infinidad de repeticiones. Requiere paciencia y realizar los movimientos de forma lenta, pausada y consciente.
Eludir posturas complicadas
Al no tener a nadie que supervise nuestros movimientos, podemos evitar determinadas posturas por dificultad o simplemente porque creemos que son prescindibles. Sin embargo, esto es un grave error que nos impide realizar una sesión completa. No debemos tratar de esquivar posiciones de mayor complejidad, sino intentar realizarlas correctamente o buscar una variación adecuada a nuestra forma física. No hay prisa en el aprendizaje.
Caer en distracciones
Al estar en casa, estamos rodeados de nuestras cosas cotidianas. Además, en plena cuarentena, puede que tengamos a niños en casa y encontrar un momento de tranquilidad es complicado. No obstante, tenemos que intentar encontrar un hueco a lo largo del día para poder concentrarnos en la sesión. Otra de las grandes tentaciones son los teléfonos móviles. Si tenemos el smartphone a la vista, lo podemos coger para contestar una llamada, enviar un mensaje o simplemente revisar las redes sociales. Para evitar estas tentaciones, desconecta el teléfono o guardalo en otro espacio de la casa. Recuerda que el yoga es sinónimo de desconexión, en todos los sentidos.