¿Has oído hablar de la Pirámide de Maslow? Parte de una teoría psicológica que indaga acerca de la motivación y las necesidades del ser humano: aquello que nos lleva a actuar tal y como lo hacemos cada día. "Nuestras acciones nacen de la motivación dirigida hacia el objetivo de cubrir ciertas necesidades, las cuales pueden ser ordenadas según la importancia que tienen para nuestro bienestar", explicaba en 1943 (en su libro en su libro Motivation and Personality) Abraham Maslow, psicólogo humanista. Él proponía una teoría según la cual existe una jerarquía de las necesidades humanas y defendió que conforme se satisfacen las más básicas, los seres humanos desarrollamos otras, además de deseos más elevados. Su primer escalón está formado por las necesidades básicas o fisiológicas y hacen referencia al mantenimiento de la salud, la respiración, la temperatura corporal, la alimentación, el sueño o las relaciones íntimas. El resto surge con el tiempo, pero estas nacen desde el principio y permiten la homeostasis, definida como el conjunto de procesos que autorregula nuestro cuerpo para alcanzar el equilibrio.
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La alimentación como necesidad
Si estas no están cubiertas, poco nos importa alcanzar otras. Por ejemplo, ¿cómo podemos dedicarle tiempo a querer sentirnos respetados si no tenemos nada con lo que llenar nuestro estómago? Desde este punto, el psicólogo ponía la alimentación en este escalón y, aunque es cierto que sin comer nos moriríamos, esta necesidad ha ido evolucionando y recorriendo el resto de niveles de la pirámide en la población occidental. Lo cierto es que en la mente de los consumidores, el concepto de comer se está convirtiendo en una herramienta para prevenir enfermedades y encontrar bienestar y calidad de vida en el futuro, más que en un medio básico para cubrir las necesidades inmediatas de nutrición. De este modo, alimentación y nutrición son dos conceptos íntimamente relacionados, pero no coincidentes, pues el segundo ocurre a nivel celular y depende de procesos fisiológicos involuntarios como la digestión y la absorción intestinal, mientras que el primero es un proceso voluntario manejado por el propio individuo.
Factores que influyen en nuestra alimentación
Además, es importante destacar que el tipo de alimentación que mantiene cada persona depende de diversos factores como disponibilidad de comida, cultura, religión, situación socioeconómica, aspectos psicológicos o la publicidad. De hecho, ha pasado de simplemente cubrir una necesidad fisiológica a exigir condiciones de seguridad, ser una forma de pertenecer a un grupo (ejemplo de ello son los restaurantes o las comidas de negocios) y constituir un elemento de reconocimiento, reflejo de ello es la frase "somos lo que comemos", y se realizan análisis de los diferentes hábitos dietéticos según el nivel socioeconómico de la población. A través de ella también conectamos con otros valores a nivel emocional como la sostenibilidad o la sensibilidad hacia el planeta y el medio ambiente. Nuestros posicionamientos éticos también cambian gracias a la alimentación: se ha convertido a lo largo de los años en un concepto mucho más amplio y no tan básico.