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Ser hipocondríaco en tiempos de coronavirus: así deben afrontar la cuarentena

Los psicólogos dan útiles consejos para las personas que se preocupan en exceso por aspectos relacionados con su salud


Actualizado 16 de abril de 2020 - 10:11 CEST

Sin duda, la crisis sanitaria del coronavirus ha marcado todo un desafío para las personas que padecen hipocondría. Si quien más quien menos se ha puesto el termómetro en estos días o se ha preocupado ante una tos inoportuna, sin duda, las personas con tendencia a preocuparse de forma excesiva ante la posibilidad de padecer una enfermedad grave –eso es precisamente la hipocondría- seguro que han vivido esta situación con gran desasosiego. Y es que en estos casos, la persona se observa más allá de lo necesario, de forma incluso obsesiva y minuciosa, llegando a conclusiones erróneas sobre su salud basándose normalmente en un análisis inadecuado de signos y síntomas.

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Mostrar una preocupación exagerada

Partimos, como decíamos, de que todos en algún momento de esta crisis sanitaria hemos mostrado una preocupación leve, intensa o muy intensa por nuestra salud. Esta situación nos lleva a buscar la manera de confirmar, tratar o aliviar un posible síntoma y, en general, nos solemos acabar dando cuenta de que hemos mostrado una actitud exagerada. Mientras, en la persona hipocondríaca, el factor diferencial es la frecuencia, duración e intensidad con que vive esta situación. Todo se complica cuando se pasa “de la preocupación a la angustia, de la comprobación a la híper-observación, del hacer una consulta aislada a, como se dice coloquialmente, remover Roma con Santiago a la búsqueda de una confirmación para su grave problema de salud y, de ahí, una solución”, cuentan los psicólogos. Lo cierto es que, a menudo empleamos el término hipocondría o hipocondríaco en un sentido coloquial para referirnos a alguien que se angustia demasiado con aspectos relacionados con su salud. Pero, tal y como apuntan los expertos, por lo general, estamos realmente ante un trastorno que se da de forma crónica, y se pueden intercalar periodos más agudos con otros de más reposo. Tal y como nos explican desde el equipo de psicólogos de ifeel, que se ha detenido a analizar cómo están viviendo estas personas una situación atípica e inesperada de confinamiento obligado, lo cierto es que la cantidad de hipocondríacos reales no tiene por qué haber aumentado por esta situación. Pero sí que es bastante probable que los síntomas de estos pacientes pueden estar agravándose, dificultando más de lo habitual la convivencia con ellos.

¿Más hipocondríacos tras la crisis del coronavirus?

Así, desde esta app de psicólogos explican que aún es pronto para afirmar con cifras que la actual emergencia sanitaria haya aumentado el número de personas con un problema real o parecido a la hipocondría. Pero sí que podemos pensar que aquellas personas que, por lo general, muestran más ansiedad, aprensión, miedo o dificultad para manejar la incertidumbre (lo que en psicología se conoce como un nivel alto de neuroticismo), en estos momentos sí pueden estar acercándose a ese patrón. Y es que no hay que olvidar que estamos sometidos a una enorme sobreinformación, llena de malas noticias que no paran de hablarnos de riesgos graves para nuestra salud, tanto, que nos obligan a mantenernos en casa. Matizan, eso sí, que eso no quiere decir necesariamente que se hayan convertido en auténticos hipocondríacos, sino que están más cerca de ese cuadro de lo que estaban antes.

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El ejemplo de tomarse la temperatura con frecuencia

La clave está en saber distinguir si estamos ante un comportamiento excesivo o no, que nos indique que hay realmente un problema. Y los psicólogos ponen un ejemplo tan sencillo como el de medirnos la fiebre. Por ejemplo, ¿tomarse la temperatura de vez en cuando es excesivo o no? Depende, si no tenemos sensación febril -ese 'tener unas décimas'-, parece excesivo incluso tomársela una vez, pero, en una situación como esta, si se trata de una comprobación puntual para salir de dudas en esta situación tampoco pasa nada. ¿Medir la fiebre cada día es excesivo? Probablemente sí, si no nos encontramos mal. Probablemente no, si estamos infectados y queremos hacernos un seguimiento. ¿Tomarse la temperatura cinco veces al día es excesivo? Sí, sea cual sea la circunstancia, porque no aporta información útil, y -aunque puede tranquilizar momentáneamente- en realidad altera nuestro estado de ánimo, porque hace que pongamos nuestro foco más veces de las necesarias en lo relativo a la enfermedad.

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Un nivel de ansiedad exagerado

Eso sí, sabemos que la situación actual no es normal, ni mucho menos. La mayoría no hemos vivido nunca nada similar, y la pandemia ha puesto nuestro mundo 'patas arriba', por lo que hay que entender cierto nerviosismo Los expertos apuntan a que no hay una línea matemática que separe la prevención adecuada, o la prudencia, o un sano autocuidado, y un exceso de celo o preocupación por la posibilidad de haber contraído una infección, en este caso por Covid-19. En ocasiones la preocupación nos puede llevar a hacer cosas inadecuadas que pueden hacer sospechar que quien las lleva a cabo tiene un nivel de ansiedad más cercano a la hipocondría que a una preocupación real. Y vuelven a recurrir al ejemplo de la fiebre: si recurres un medicamento antitérmico ante la sola sospecha de tener una décima de fiebre. Pero también si te vuelves loco para conseguir mascarillas y guantes de látex cuando en realidad apenas salimos de casa una vez a la semana y para algo muy concreto, o reaccionas exageradamente ante una tos o un estornudo ajeno, limpias la casa o la ropa más allá de lo necesario o incluso de lo conveniente, etc. En cualquier caso, estas conductas por sí solas no implican la existencia de un cuadro clínico real de hipocondría (estable en el tiempo, crónico, que genere verdaderos problemas en el funcionamiento de la persona), y muchas de ellas acabarán desapareciendo por sí solas.

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¿Y si el hipocondríaco vive contigo?

A veces el problema no es nuestro, sino de alguien con quien convivimos, a quien le dominan en ciertos momentos la ansiedad y la angustia. En estos momentos, además, vivimos sin poder salir apenas de casa, lo que complica aún más la convivencia. Por eso, los psicólogos nos explican que hay que tener muy claro que el hipocondríaco no es ningún “loco”, sino alguien que, a su manera, pide ayuda pero se topa con dificultades serias para obtenerla, y el confinamiento empeora esta situación. ¿Qué podemos hacer para mejorar la convivencia en estos casos? Hay algunas recomendaciones relativamente sencillas que pueden ayudar tanto a esa persona como a sus compañeros de confinamiento a afrontar la hipocondría de una manera saludable.

  • Hacer deporte y mantenerse activo. Seguro que a lo largo de estas semanas has podido comprobar cómo han proliferado en Internet miles de tutoriales con tablas de entrenamiento para hacer en casa. La actividad física ayudará a la persona a descargar su ansiedad y elevar los niveles de endorfinas, lo que le hará disfrutar, además de ocupar tiempo y poner su atención en su cuerpo de una manera diferente a cuando atiende solo a sus presuntos síntomas. Y si lo haces en buena compañía, ¡aún mejor!
  • Cambiar el foco de la atención. Mantener la mente distraída es, por lo tanto, fundamental para alejar estos posibles miedos. Es una excelente idea apostar por actividades que nos entretengan, en lugar de echar horas y horas en el sofá mirando información en el móvil y rumiando obsesivamente la preocupación. Por eso, si tienes un hipocondríaco en casa, prueba a encargarle tareas de la casa, ver lo mínimo las noticias o remarcarle solo las positivas, hablar en la medida de lo posible de temas que no tengan relación con el coronavirus.
  • Muestra tu tranquilidad. Tú eres su mejor ejemplo.Y es que si tú te muestras preocupado constantemente, no le vendrá nada bien. Por eso, si convives con alguien con un problema de hipocondría, es importante que te muestres tranquilo, ofreciéndole serenidad y normalidad, tanto en tu actitud como en tus gestos y actos. Cuando convivimos podemos ser modelos tanto de lo positivo como de lo negativo para quienes nos ven.
  • Seguir las recomendaciones sanitarias. Las has oído en repetidas ocasiones. Desde lavarse las manos frecuetemente a mantener la distancia de seguridad. Hay que seguir las recomendaciones y prevenciones indicadas por los organismos oficiales, que son, en general, fáciles de cumplir por cualquier persona. Son el medio que permite al hipocondríaco evitar contagiarse por Covid-19, lo único que realmente está en su mano. Aun así, previsiblemente el hipocondríaco tenderá a preocuparse por no poder controlar el virus, por si no se lava suficiente las manos, por si hay algo que se le esté olvidando hacer, etc. En este caso, es importante ayudarle a que vuelva a poner su atención en las pautas generales que ya hemos mencionado para que su nivel de ansiedad vaya regulándose poco a poco.