El mundo se ha paralizado. Desde que se decretara el estado de alarma ante la crisis sanitaria del coronavirus, las personas permanecen en sus casas, las calles están prácticamente vacías y los comercios han echado el cierre, exceptuando farmacias y supermercados. Con el cese obligatorio de la actividad de bares y restaurantes para evitar la propagación del virus, el sector de la hostelería se ha visto directamente afectado y son diferentes las iniciativas que se han puesto en marcha para poder mirar hacia adelante y seguir aportando a la sociedad en este delicado momento. Muchos de estos establecimiento han continuado trabajando cerrados al público, prestando servicios de entrega a domicilio a través de reparto propio o compañías especializadas, como Uber Eats, Glovo o Devileroo.
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¿Hay posibilidades de contagio?
Desde el cierre de los establecimientos, la comida a domicilio se ha convertido en la principal alternativa de ocio, especialmente durante el fin de semana. Con la población aislada en sus hogares, esta opción se presenta como una forma de salir de la rutina, sin saltarnos las normas. Sin embargo, son muchas las personas que se preguntan si este modo de consumo puede acarrear consecuencias negativas para nuestra salud. Partimos de que no existe ninguna prueba que demuestre que los alimentos sean una forma a través de la cual se pueda transmitir el virus. Lo mismo sucede al entrar en contacto con paquetes manipulados. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), "la probabilidad de que una persona infectada contamine artículos comerciales es baja, y el riesgo de contraer el virus causante de la Covid-19 por contacto con un paquete que haya sido manipulado, transportado y expuesto a diferentes condiciones y temperaturas también es bajo".
En este periodo de incertidumbre, tanto los restaurantes como las aplicaciones de delivery han extremado las precauciones para evitar la propagación del coronavirus. En las cocinas se trabaja en equipos reducidos y adoptando todas las medidas higiénico-sanitarias que se han recomendado desde las instituciones, mientras que las entregas se realizan sin intercambio de dinero ni estableciendo contacto físico alguno. Además, muchas de estas apps de reparto a domicilio han bajado el coste de envío para ayudar a los consumidores a sobrellevar la situación. "Cuanto más cerca estés del restaurante, más bajo será el coste de envío (…) Nuestra prioridad sigue siendo garantizar la seguridad en toda la plataforma. Todas las entregas se realizan sin contacto, por lo que el rider dejará en tu puerta el pedido. También, hemos creado un fondo que ofrece un soporte económico a los riders que colaboran habitualmente con la compañía en el caso de que contraigan el virus o tengan que guardar cuarentena por prescripción médica", explican desde Deliveroo, una de las principales plataformas del sector.
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Una salvación para los hosteleros
Antes de la crisis sanitaria, el servicio de comida a domicilio estaba ligado a los negocios de comida rápida, como pizza o hamburguesas. Sin embargo, muchas empresas de otros segmentos gastronómicos se han ajustado a la nueva situación para sumarse a este sistema de venta y poder respirar durante la crisis. Lo han hecho elaborando cartas pensadas para delivery, más cortas y directas, y garantizando la seguridad de trabajadores y clientes. Lo importante es crear momentos que nos permitan salir de la rutina, disfrutar y olvidarnos, al menos durante unas horas, de la realidad.
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