El miedo es una emoción libre. Y es natural sentir angustia y ansiedad ante la pandemia del coronavirus, el virus SARS-CoV-2, responsable de la enfermedad COVID-19 y que está, literalmente, paralizando el mundo. Este tipo de situaciones de alteración de la normalidad son las que mayor estrés producen, ya que perdemos el control y nos enfrentamos a una amenaza real: la del contagio. Por tanto, si alguien te acusa de sentir miedo responde que es reacción natural ante una situación extraordinaria. Ahora bien, si es excusable sentirlo y nadie te puede criticar por ello, también es aconsejable saber cómo gestionarlo para poder tomar las decisiones más acertadas y no dejarnos llevar por el pánico.
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"El miedo influye en nuestra forma de pensar", señala el psicólogo Jesús Matos, director de En equilibrio mental. "Los sesgos cognitivos asociados nos hacen tender a desarrollar pensamientos catastrofistas. Esto se agrava por la cantidad de información que estamos teniendo y, generalmente, tenderemos a evaluarla en términos de peligro". El truco para intentar parar esto es contrastar nuestros pensamientos con información veraz. Pero ¡cuidado! La incertidumbre nos pide buscar certidumbre, es decir, tratar de verificar los datos. Lo que nos puede conducir, a su vez, a caer en una espiral de búsqueda de información que contribuya a aumentar aún más el miedo. ¿Qué hacer entonces?
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El secreto está en buscar un equilibrio en tener información contrastada y veraz y no estar contantemente pendiente de la actualización. Una vez más insistimos en acudir a las fuentes oficiales, puesto que la situación que se ha creado en torno al coronavirus es un caldo de cultivo para las conocidas como 'fake news' es decir, noticias falsas.
Otro de los consejos que da el especialista en psicología para intentar gestionar mejor este miedo es no bloquearlo. Esta emoción es normal, dadas las circunstancias. Además, nos ayudará a cuidarnos mejor y a seguir las recomendaciones que nos dan para prevenir el contagio. Es decir:
- Lavarse bien las manos con agua y jabón y/o gel desinfectante
- Toser o estornudar en el flexo del codo
- Evitar, en la medida de lo posible, tocarse la cara
- Mantener una distancia de seguridad con las personas
- Quedarse en casa todo el tiempo posible, máxime si vivimos en zonas de riesgo
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¿Podemos sentir síntomas psicosomáticos?
Las personas que sufren ansiedad o depresión pueden ser más vulnerables a esta situación de pánico generalizado y sufrir un 'repunte' de su patología. Esto, aclara el experto, no significa que se vaya a experimentar una recaída. Simplemente, la situación ha cambiado y la alarma social nos afecta. Por tanto, "cuando introduces un elemento 'estresor' como es el contagio y la enfermedad por el coronavirus, la ansiedad, la depresión y, especialmente, la hipocondría puede exacerbarse".
De hecho, es posible experimentar síntomas psicosomáticos. "Todas las emociones, al igual que tienen un componente cognitivo, también cuentan con un sistema de respuesta fisiológico". Por ejemplo, en situaciones de estrés se activan una serie de mecanismos que nos ponen alerta para la lucha o la huida. "Cuando sentimos miedo se nos acelera el corazón, se seca la boca, entre otras reacciones que activan el cuerpo para una respuesta de escape. Si focalizamos la atención en determinadas partes del cuerpo, podemos percibirlas de forma distinta, las notamos más y somatizamos, es decir, podremos llegar a sentir síntomas del COVID-19. Por ejemplo, presión en el pecho, dolor de cabeza o de garganta, etc.".
Si es nuestro caso, lo mejor que podemos hacer es tratar de racionalizar estos síntomas y compararlos con los que produce la enfermedad: fiebre, tos seca y dificultad para respirar.
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¿Por qué algunas personas desarrollan agresividad?
Otras conductas que estamos viendo en algunos supermercados, fundamentalmente, son reacciones de agresividad, sobre todo, a la hora de adquirir artículos como geles desinfectantes que, como sabemos, escasean. En este sentido, Jesús Matos explica que la agresividad es una respuesta conductual de la emoción de ira y enfado, y esto surge cuando nos frustran objetivos, nos sentimos agredidos o percibimos una situación como injusta.
Hay personas que están viendo peligrar sus negocios, otras que no pueden salir de sus casas y realizar las actividades que desean o los objetivos que nos habíamos impuesto no se pueden cumplir. "Es también normal sentirnos enfadados. Pero hay que intentar canalizar esa frustración para no llegar a la ira", recomienda el experto de En equilibrio mental. Las recomendaciones, para ello, son:
- Hablar y expresar cómo nos sentimos
- Si estamos solos, escribir un diario
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¿Qué situaciones debemos evitar para no alimentar el miedo?
En primer lugar, evitar la comprobación continua de información, como decíamos al principio de este artículo. Nos tranquiliza a corto plazo, ya que tenemos la sensación de control sobre la pandemia pero, a largo plazo, genera más angustia. Además, como partimos ya de la emoción del miedo, filtraremos los datos y solo nos vamos a quedar con lo más alarmante.
Por ejemplo, si leemos que el 80% de las personas desarrollan síntomas leves y que el 5% tiene síntomas críticos, nos quedaremos solo con este último dato. Hay que entender que "nuestro cerebro emocional no es 'bueno' con las estadísticas. Solo lo es con la información relevante, en este caso, el peligro, por lo que estar intentado ejercer el control sobre algo que es incontrolable comprobando información nos va a generar mucha más ansiedad".
¿Cómo gestionamos, psicológicamente, el tiempo en casa?
Es muy importante controlar lo que sí está en nuestras manos. Por ejemplo, saber qué vamos a hacer en el día y llevar una rutina. Y es que es probablemente es la primera vez en la historia en la que nos enfrentamos de manera global a una incertidumbre total, en la que no sabemos qué va a pasar mañana. Por ello, "es recomendable tener pequeños inputs que nos ayuden a tener una sensación de control".
Además, es fundamental reservar tiempo para las actividades placenteras y de ocio, por ejemplo, ver una película o una serie en familia, leer un libro, disfrutar de los juegos de mesa, etc. Y otro aspecto muy importante: dejarnos arropar por los nuestros y hacer lo mismo con nuestro entorno. "El apoyo social percibido es un amortiguador del estrés y nos ayudará a superar esta situación sin tanto miedo", resalta Jesús Matos.
Esta es, por tanto, una de las mejores oportunidades para reconectar aún más si cabe con nuestros seres queridos, hablar, escuchar y dar el soporte emocional que todos necesitamos.