La fibromialgia es un síndrome que produce dolor crónico. Hacer ejercicio, si padeces esta enfermedad, puede causar desde miedo hasta más dolor del que ya sufres. Sin embargo, muchos de los síntomas que provoca este trastorno pueden disminuir con una actividad física adecuada y moderada.
Y es que aunque creas que la falta de sueño, la rigidez del cuerpo por las mañanas y los cambios de ánimo parecen incompatibles con la actividad física, es un hecho que moverse es una de las mejores armas que tienes para combatir la patología. De hecho, el mejor tratamiento, hasta el momento, es aquel capaz de combinar medicación, deporte y educación.
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¿Hacer deporte aumenta el dolor?
Los especialistas creen que el deporte es fundamental para el tratamiento de esta patología. No es extraño encontrar pacientes que aseguran sentir más molestias con la actividad física, o que, de solo pensar el malestar al que los someterá luego esa práctica la descartan de sus rutinas sin siquiera probarlo.
Asimismo, los pacientes a los que se les ha diagnosticado fibromialgia tienden a abandonar automáticamente la actividad física sin conocer que es la mejor manera de abordarla. La falta de actividad física, en cambio, produce atrofia muscular, lo que conlleva a un disminución de la movilidad y a un aumento del dolor con el paso del tiempo.
La clave para hacer ejercicio sin dolor es elegir el deporte más adecuado, con la orientación de profesionales. La oxigenación de los tejidos, el incremento de los niveles de fosfato y la liberación de endorfinas ayudará a mejorar el estado de ánimo del paciente y aumentará la resistencia muscular.
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¿Cuáles son los ejercicios que mejor se adaptan a ti si tienes fibromialgia?
Cuando padeces una enfermedad como la fibromialgia, donde todo tu cuerpo carga con el malestar y también repercute en tu estado anímico, lo que suele recomendarse es una serie de ejercicios específicamente diseñados.
Una vez que el médico aprueba la práctica de ejercicio, a los pacientes con fibromialgia se les recomiendan tres series de ejercicios que ayudan a revertir la sintomatología.
Ejercicios aeróbicos, ejercicios de fortalecimiento muscular y ejercicios de flexibilidad. Contar con un buen monitor o instructor que te acompañe y asesore, al menos en el inicio, es fundamental.
Los ejercicios aeróbicos son los que emplean grandes grupos musculares, como puede ser caminar, bailar, o nadar. En los ejercicios de fortalecimiento muscular se aprovecha el peso de la persona para trabajar la fuerza, la resistencia y la potencia de los músculos. Con los ejercicios de estiramiento o flexibilidad se pretende mejorar la flexibilidad de los tejidos y los músculos.
Los beneficios de practicar actividad física en personas que sufren de fibromialgia se han comprobado a partir de los tres meses de actividad continuada y metódica. Entre los resultados positivos destaca una mejoría significativa de la sensación física general y una disminución del dolor.
Otras disciplinas que están recomendadas para este tipo de enfermedad son las llamadas terapias de ejercicio de bajo impacto en las que se encuentran el tai chi, yoga, pilates o ejercicios en piscina con agua templada.
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