A todos se nos ha pasado muchas veces por la cabeza la idea de teletrabajar. Y, por supuesto, hemos considerado esta opción como una de las mejores maneras de conciliar trabajo y familia. Además, el teletrabajo también puede considerarse como un buen modo de optimizar el tiempo y rendir más. Ahorro en desplazamientos e, incluso, mejora de la calidad de vida. Sin embargo, cuando la realidad se impone, y de una forma tan abrupta como lo ha hecho el coronavirus, resulta que las bondades del teletrabajo no lo parecen tanto. Toca lidiar con los niños, que no entienden, sobre todo, si son pequeños, que aunque estés en casa no estás disponible para juegos y saber que detrás de esa puerta hay montones de tareas domésticas que hacer dificulta la concentración. ¿Cómo nos organizamos entonces?
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Trabajar a distancia, sobre todo cuando es desde casa, puede generar situaciones como estar pendiente del trabajo continuamente, alargar el horario laboral o que el entorno cercano del teletrabajador o teletrabajadora le reclame atención concurrente. Estos riesgos se minimizan "si somos conscientes de que el teletrabajo nos permite sincronizar mejor las demandas vitales laborales con las no laborales", recuerda Mar Sabadell-Bosch, profesora de los Estudios de Economía y Empresa de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).
La experta subraya que, "a diferencia de un puesto de trabajo presencial, el teletrabajo permite una adaptación mucho mayor a cada necesidad individual". Para conseguirlo, dice, no podemos dar por hecho que nuestro entorno (ya sean hijos u otras personas) entiende el teletrabajo por el solo hecho de existir. "Cuando trabajamos a distancia tenemos que adoptar este rol y nos hace falta informar y educar", advierte.
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Guía para organizarse
Jesús Matos, psicólogo y director de En equilibrio mental, nos da algunas claves para poder teletrabajar con niños, ser productivos y, algo muy importante, gestionar esa culpa que puede surgir cuando piden nuestra atención y no podemos dársela:
- Explícales que vas a teletrabajar. Hazlo de forma adecuada a su edad. Dales alternativas para que estén entretenidos, ya que muchas de sus interrupciones se debe a su aburrimiento. Por ejemplo, ponles tareas. Es importante que los niños entiendan, en la medida de sus posibilidades, que esto no son unas vacaciones, sino una situación excepcional que debe repercutir lo menos posible en su aprendizaje. Por eso, es importante que se pongan a hacer las tareas que les han pedido en el colegio. Si dispones de espacio, podéis trabajar juntos. Ellos haciendo sus deberes y estudiando y tú teletrabajando. Organizad entre todos un tiempo en el que se permanecerá en silencio y otro turno de preguntas. También puedes explicarles cuándo y para qué te pueden interrumpir, es decir, dar información y comportarnos de forma coherente con ello. Por ejemplo, si les explicas que no te pueden interrumpir si no terminan los deberes y lo hacen, hay que reforzarlo y ser consecuente, o de lo contrario, lo harán todo el tiempo.
- Gestionar la culpa. Muchos padres y madres pueden sentirse culpables cuando teletrabajan, o bien por el trabajo en sí, o por los hijos. La culpa es una emoción que surge cuando pensamos que estamos haciendo algo mal. Tenemos que tener claro que sentirnos así no significa que realmente lo seamos. Es decir, si estamos teletrabajando y nuestros hijos reclaman nuestra atención pero no les hacemos casos, nuestro cerebro puede hacernos sentirse culpables aunque no lo seamos. Por eso es importante diferenciar entre la reacción emocional y los hechos en sí. Para gestionarlo adecuadamente, podemos hacer una lista de lo que debemos hacer. Probablemente, saldrá que nuestra tarea principal es trabajar, siempre que las necesidades básicas de nuestros hijos estén bien atendidas. Podemos compensar esa culpa haciendo actividades diferentes, especiales con nuestros hijos cuando terminemos nuestra jornada laboral.
- ¿Qué horario vas a seguir? Aunque en un escenario regular, con los niños en el colegio, lo ideal sería replicar el mismo horario que tienes en tu trabajo, en esta situación tan extraordinaria que ha provocado el coronavirus es posible que tengas que adaptarte ligeramente a las necesidades de los pequeños. Si es posible, trabaja más intensamente cuando ellos estén durmiendo, será cuando rendirás más, y adapta tus pausas a su horario de comida, etc. Teletrabajar también implica ser flexible.
- Busca un lugar para el teletrabajo. Lo ideal es que escojas un lugar determinado de la casa y, si es posible, a puerta cerrada. No solo te ayudará a ti a concentrarte, también permitirá establecer tiempos de desconexión, y podrás explicar a tus hijos que ese es el espacio en el que necesitas estar tranquila para poder trabajar. Si es posible, ten a mano todo aquello que puedas necesitar para evitar más distracciones.
- ¿Qué es lo importante y qué es lo urgente? Es una máxima para la organización del trabajo. En este sentido tienes que establecer prioridades. Lo urgente e importante se debe hacer de inmediato. Lo importante pero no urgente, en cuanto puedas. Lo que no es importante ni urgente, lo puedes hacer más tarde. Incluso otro día. Y lo que es urgente, pero no importante, lo puedes delegar.
- Asume que tendrás interrupciones. Puede generar mucha frustración, sin embargo, hay que asumir que en casa es mucho más fácil que tengas que levantarte para atender a tus hijos o llamadas. Piensa que en una jornada laboral en la oficina también cuentas con distracciones: una llamada de teléfono, un comentario de una compañera, una petición de otro departamento.
- La tele… esa gran ‘canguro’. Aunque no es lo ideal, recurrir a la tele o a la tablet puede ser una buena opción (y una salvación) si necesitas organizarte para teletrabajar y no tienes a nadie más que te ayude en casa. Si va a ser tu caso, y para no sentirte tan culpable, intenta seleccionar aquellos canales o series que puedan ser entretenidos pero, además, aportar algún fin didáctico.
- Organiza el día siguiente. Al final del día y para tener que evitar pensar en qué les vas a dar de desayunar, comer o cenar al día siguiente, dedica un tiempo a organizar los menús. Y así como la comida, también puedes dejar organizado qué vas a ponerte porque, como concluye Jesús Matos, "vestirse como si fueras a ir a la oficina es básico para poder sentirte bien mientras teletrabajas".
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¿Y cómo canalizamos la energía de los niños?
Intentar que los más pequeños no se alboroten demasiado pasa por lograr que quemen toda esa energía que tienen. ¿Cómo hacerlo si estamos en casa y no podemos salir al parque? Los expertos de Vivagym te dan algunas claves.
- ¡Choca esos cinco! Para entrenar piernas y abdomen. Padre/madre e hijo/a adoptarán posición isométrica en sentadilla, espalda con espalda. Seguidamente harán giros abdominales para chocar las dos manos en lados alternos.
- Superman en acción. El ejercicio perfecto para entrenar la extensión de piernas. Mientras el padre/madre está tumbado en el suelo con las piernas flexionadas (rodillas al pecho), el niño/a se pondrá en plancha con los pies del padre/madre a la altura de su pecho, lo agarrará con las manos (hijo/a en el aire) y ¡a volar!
- Bailemos al son de zumba. La música alegra el alma y tanto a niños como a mayores nos encanta. ¿Por qué no darle al play y dejarse llevar? Las risas están aseguradas, lograremos desconectar y a los niños les encantará. Además, el baile puede llegar a quemar hasta 600 calorías por lo que es perfecto para nuestra salud.
- 'Flexilibrio'. Mientras el padre/madre se tumba en el suelo para hacer flexiones (con rodillas apoyadas si el hijo/a pesa mucho), el niño/a se sentará en la espalda del padre/madre y mantendrá el equilibrio mientras hace el mayor número de flexiones posibles.
- Súper Sentadillas. Cogemos a nuestro hijo/a caballito sobre nuestros hombros y realizaremos sentadillas mientras ellos nos cuentan las repeticiones. Podemos pedir que nos las cuenten en inglés para ir practicando idiomas con ellos de una forma divertida.