Según datos de la Sociedad Española de Medicina Estética, cerca del 60% de las personas que se realizan un tatuaje se arrepienten antes de los 5 años. Si cambiar de parecer sobre la presencia de un tatuaje en cualquier parte del cuerpo tiene consecuencias complejas, dolorosas y costosas económicamente, ¿te imaginas en tu rostro?
Los tres motivos principales que llevan a querer quitar de la cara un tatuaje son los laborales, problemas para encontrar trabajo o la necesidad de incorporarse a una profesión en la que los tatuajes estén prohibidos. También si lo que se ha tatutado es el nombre de la expareja o porque el diseño ya no luce tan bonito como antes.
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Información importante sobre ti
Tatuarse la cara no es de valientes, ni de intrépidos. Si de verdad sientes ganas de hacerlo debes pensar y meditar mucho esta decisión. El tatuaje es un arte corporal que brinda información sobre nosotros. Cada diseño es un mensaje que transmites y mucha gente querrá saber qué significa.
Un tatuaje en la cara es exponer una información personal y muy relevante. Si estás dispuesta a ello, sólo entonces puedes barajar la posibilidad de continuar con la idea de buscar un tatuador.
Cambio de parecer
Llevar un tatuaje en el rostro no solo tiene connotaciones para ti, también lo tiene para los demás. Algún día llegaremos a vivir en una sociedad donde estas situaciones sean irrelevantes y que el peso, la vestimenta y los tatuajes no determinen la clase de profesional que una persona es. Mientras esa forma de vivir no sea la habitual, tener un tatuaje en la cara puede representar un problema añadido: justificar a diario que los diseños que portas representan algo importante para ti, pero no determinan ni quién eres, ni cómo trabajas.
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Un tratamiento costoso y largo
La piel del rostro y de las manos es la que más expuesta está a las inclemencias del tiempo. El frío, el sol y el viento pueden acelerar el proceso de deterioro de cualquier tatuaje. Si lo llevas en la cara siempre deberás utilizar protección solar y ultimar los cuidados para que no se dañe la piel.
Si decides quitarlo, la eliminación de tatuajes con láser es una técnica que ha evolucionado mucho y es relativamente segura y fiable, aunque no deja de ser una intervención en una de las zonas más delicadas del cuerpo. Si el tatuaje es relativamente nuevo, borrarlo es más sencillo que si lo tienes desde hace tiempo porque la tinta ha comenzado a desgastarse y esto dificulta el borrado.
Eliminar los tatuajes simples, con poco color y con buena calidad de pigmentación puede llevar entre 8 y 12 sesiones. Con los tiempos de espera aconsejados y teniendo en cuenta que no todas las pieles evolucionan de la misma manera, quitarte el tatuaje podría llevarte cerca de un año. Cada sesión para eliminar el dibujo suele costar entre 40 y 100 euros, dependiendo del tamaño del diseño, la antigüedad y la zona del cuerpo en la que se encuentra. Por lo tanto, deshacerte de un tatuaje puede resultar tres veces más caro y costoso de lo que invertiste para hacerlo.
La técnica, aunque efectiva, no es indolora. La mayoría de las personas que se han sometido a este proceso aseguran que sienten un dolor similar al del tatuaje inicial pero con calor en la zona periférica.
¿Todavía sigues pensando en tatuarte la cara? Si es así, adelante, pero busca al mejor profesional.
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