Los cosméticos que encontramos en la Unión Europea tienen que cumplir por ley los requerimientos más estrictos a nivel mundial para garantizar su seguridad: la legislación busca, por encima de todo, la seguridad del usuario, y exige que los ingredientes estén permitidos en la UE (muchos admitidos en otras partes del mundo están prohibidos en la UE), que el producto sea estable durante su tiempo de vida, que se fabrique con unas condiciones higiénico-sanitarias concretas, que tenga un etiquetado específico, que se le realice una evaluación de la seguridad exhaustiva por parte de un científico experto... Estas leyes se aplican tanto a los productos fabricados en Europa como a los productos importados.
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Una normativa muy estricta
¿Cómo podemos asegurarnos entonces de que los productos de países como Japón, China o Corea son aptos para ser importados a nuestro país? “Por un lado, existen normas legales a nivel europeo que establecen diferentes controles por parte de los Estados miembros de la Unión Europea de los diferentes productos que se introducen en el mercado comunitario. Por otra parte, centrándonos en productos cosméticos, estos están regulados principalmente por un reglamento europeo, que es de obligado cumplimiento desde el año 2013, y por un real decreto que fue aprobado por el Gobierno español en 2018”, nos cuentan desde OCU. “En estas normas se establecen diferentes condiciones que deben reunir todas aquellas empresas que realizan actividades específicas de importación de productos cosméticos, así como numerosas exigencias en materia de calidad y seguridad de los propios cosméticos. Pero, por supuesto, como en todos los campos, es imprescindible para que estas normas se respeten que haya una adecuada actividad de vigilancia e inspección, lo que depende de las autoridades (en nuestro país, también las autonómicas) y es posible que haya incumplimientos”, nos explican y añaden que hay que tener especial precaución cuando estos productos se adquieren directamente a través de internet, una vía mediante la cual resulta más complicado asegurar que estos productos cumplen las limitaciones establecidas.
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Comprar en un mundo globalizado
Y es que la legislación europea de cosméticos es una de las más estrictas a nivel mundial, pero, en un mundo tan globalizado, surge la duda de si estamos seguros utilizando cosméticos comprados a través de páginas web y gigantes del comercio on line. “Esta es precisamente una de nuestras mayores preocupaciones. Es un hecho que el mercado on line supone un riesgo, por desgracia no solo en cosméticos. También en otros productos de cuidado personal, en medicamentos o en complementos dietéticos, por ejemplo. Es importante que las autoridades sean vigilantes para garantizar que el comercio online cumpla con las mismas garantías que el comercio físico. Mientras, OCU recomienda optar por tiendas españolas o de la Unión Europea y desconfiar de los entornos que no parecen seguros o que no nos merecen suficiente confianza”, nos explica.
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Posibles riesgos si no cumplen la normativa
¿A qué riesgos podemos exponernos si compramos productos importados que no cumplen con las normativas vigentes en la UE? “Son diversos: presencia y/o exceso de ingredientes no deseados, falta de información (por ejemplo, que no se detalle correctamente la lista de ingredientes), problemas de conservación, presencia de contaminantes, etc. La principal preocupación deriva de las compras online. Por mencionar solo un ejemplo: recientemente nos hemos hecho eco de un estudio llevado a cabo por varias organizaciones europeas en conjunto sobre diferentes productos adquiridos a través de diferentes tiendas online. Entre ellos había algunos productos cosméticos, en concreto blanqueadores dentales. Pues bien, al analizarlos, estos presentaban excesivas concentraciones de peróxido de hidrógeno (agua oxigenada), lo que puede dañar las encías”, nos explican desde la organización de consumidores. En Miin Cosmetics añaden por ejemplo otros, como que no entiendas el etiquetado, modo de uso ni precauciones, pues no están en tu idioma o que las listas de ingredientes que se muestran no sigan las mismas normas de la UE: por ejemplo, pueden mostrarse los ingredientes en orden diferente, no teniendo por qué mostrarse siempre de mayor a menor, y pueden no estar mostrando los alérgenos que en la UE sí han de incluirse. Además, puede que las descripciones de los productos no sean lo suficientemente completas o claras y que en consecuencia elijas un producto no adecuado para tu piel. Y hay más: que el transporte del producto no sea el óptimo y en el trayecto la calidad se vea afectada (por ejemplo, el frío o el calor excesivos pueden romper las emulsiones haciendo que el agua se separe del aceite), comprometiendo su tiempo de vida o incluso que el producto sea una falsificación.
Responsabilidad con el medio ambiente
Otro aspecto que también hay que tener en cuenta es el impacto medio ambiental en la producción y desarrollo de los productos cosméticos. “La preocupación ambiental de los consumidores europeos es cada vez mayor y, en efecto, los fabricantes cada vez son más conscientes de esta realidad a la hora, por ejemplo, de prescindir de ingredientes que sin ser necesariamente dañinos para la salud humana sí pueden tener efectos contraproducentes para el medio ambiente. Es una tendencia que no obstante debe potenciarse, y no solo por lo que al contenido del producto se refiere. También es importante, por ejemplo, el diseño de envases más ecológicos”, añaden desde OCU..
El etiquetado, la clave para una compra segura
Teniendo todo esto en cuenta, ¿cuál es la manera más sencilla para el consumidor de comprobar que un cosmético cumple con los criterios de calidad según la legislación europea? Desde OCU apuntan que adquirirlo a través de un comercio con garantías, sea físico u online. “Es recomendable también que lleven el marcado CE, si bien ello no es garantía absoluta. Más allá de estas precauciones, es importante que los consumidores desarrollen una cultura de pensamiento crítico (y no depositen falsas esperanzas en alegaciones exageradas) y que se familiaricen con la lectura e interpretación del etiquetado, una labor en la que OCU lleva años trabajando”. Y concluyen con una recomendación: “Adicionalmente, es importante recordar que en España existe un sistema de cosmetovigilancia que permite a los consumidores comunicar directamente a la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios un efecto no deseado tras el uso de un producto cosmético. Es importante que este sistema se dé a conocer: sin notificación de estos problemas muchas veces no se genera la señal necesaria para que las autoridades tomen medidas”.
Amparo Violero, Product Controller de Miin Cosmetics, considera que la única manera de adquitir un producto que cumpla con la exigente normativa europea es, precisamente, obtenerlo de un distribuidor europeo. Sabremos si cumple con la legislación europea mediante el etiquetado. "Si el producto no presenta un etiquetado con el nombre y la dirección de la Persona Responsable en Europa, texto en el idioma oficial de tu país miembro, una lista de ingredientes con nomenclatura INCI... lo más probable es que el producto no sea de curso legal en Europa, es decir, que no haya pasado por los controles que hemos mencionado. El etiquetado es importante, además, porque suele contener indicaciones y precauciones para el uso correcto de los productos en tu propio idioma, para que puedas entenderlo fácilmente tanto tú como cualquier personal sanitario que te atienda en caso de una reacción adversa no deseada. No te la juegues: sin etiqueta europea correcta ¡mejor abstenerse!", añade.