La pareja, al igual que la vida, pasa por diferentes etapas de las que la rutina también forma parte. Además, el ser humano tiene la capacidad de adaptarse a la monotonía que en determinadas ocasiones llega a nuestra vida profesional, a la personal y, por tanto, a nuestro estado sentimental. Después de los primeros meses de furor, cuando comienza una historia donde todo es perfecto y no hay nada negativo, las cosas empiezan a cambiar ya que la rutina hace acto de presencia teniendo las mismas conversaciones, horarios, mismos planes... Y aunque la monotonía también es un factor positivo para la pareja, nos avisa de que es el momento de hacer un cambio. Si por el contrario nos amoldamos a la situación dejándonos llevar por lo que acontece, podremos entrar en una crisis. Una situación que no siempre está avocada al fracaso, aunque exige poner remedio por ambas partes.
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¿Sabes si estás cayendo en la rutina?
Una de las principales causas de que la monotonía se instale en la pareja es la comodidad. Vivir en una 'zona de confort' aporta sensación de seguridad emocional y hay personas que se sienten seguras cuando controlan lo previsible, sin permitir que haya ningún cambio en sus costumbres. A esto le podemos sumar la pasividad que adoptan las personas que esperan que sea siempre el otro quien tome la iniciativa para romper con las costumbres. Cuando uno delega esta responsabilidad se entra en un círculo emocional que imprime más monotonía en la pareja.
El cansancio físico y psicológico puede ser una de las causas por las que no se dedica tiempo suficiente a la pareja. Si a esto además le añadimos el hecho de tener horarios incompatibles, la dificultad aumenta, de tal manera que llega un momento en el que no reconocemos al otro. Dar por hecho el amor es uno de los errores más destacables. La comunicación de la pareja nunca puede faltar y en ello entra el dedicarse palabras de cariño y “te quiero”. Dar por sentado que nuestra pareja ya lo sabe implica un estancamiento. “El amor es como una planta, hay que regarlo a diario”, y es un sentimiento que hay que demostrar cada día.
La llegada de los hijos es un momento de felicidad plena, pero que a la larga también influye en la relación de pareja. Existen personas que cuando tienen hijos desatienden sus relaciones sociales y esa implicación extrema con los niños también aporta sensación de monotonía.
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Acaba con la rutina con los siguientes tips
Monotonía y crisis no son sinónimo de ruptura. Si cada uno pone de su parte y sigue estos consejos, conseguiremos avivar 'la llama' en la relación y recuperar los sentimientos y sensaciones del principio.
Hacer de la comunicación el pilar fundamental de la pareja. Cualquier momento es bueno para sincerarse y, además de exponer nuestros sentimientos, también hay que hacer partícipe a nuestra pareja de las preocupaciones, los sueños y logros profesionales que vivimos. Solo si el otro conoce lo que se siente, hacer frente a los problemas será mucho más fácil que si no sabemos qué le ocurre.
Apuesta por la improvisación con planes diferentes, y eso no implica gastar mucho dinero. Una cena sorpresa en casa, una nota o unas vacaciones en un destino diferente son algunos de los ejemplos con los que sorprender a nuestra pareja.
Incluid nuevas actividades entre las que puede estar cumplir algún sueño como saltar en paracaídas. Lo importante es ‘lanzarse juntos a la aventura’. Planificar juntos y compartir los días previos a esa nueva actividad que descubriréis a la vez os llenará de ilusión. Y esto es extrapolable al sexo, ya que la vida sexual de la pareja también se ve influida por la rutina.
Independencia del otro. Aunque estemos superando una crisis, es imprescindible no olvidarse de uno mismo. No podemos dejar de mimarnos, ya que sentirse bien con uno mismo será también beneficioso para la vida en común. Tenemos que retomar aquello que nos devuelva la confianza y nos haga recuperar lo mejor de nosotros mismos.
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