Está comprobado que meditar entre 20 y 30 minutos repercute en nuestro cuerpo de manera similar a dormir entre 2 y 3 horas. Sin embargo, también es cierto que las funciones y los beneficios que meditar produce no reemplazan a los que genera un buen descanso, aunque nuestra mente y cuerpo tengan sensaciones similares.
Cualquier momento es bueno para iniciarse en esta práctica. Podemos meditar al caminar, al correr, incluso, al cocinar. Y ya que meditar es tan bueno para relajase, podemos pensar que la mejor hora para practicarla es justo antes de irnos a dormir. La idea se representa idílica, velas, luz tenue, música relajante y el cansancio de la jornada en el cuerpo que comienza a desaparecer. No obstante, si no estás acostumbrada o eliges una meditación equivocada, que no favorezca al sueño, es probable que termines la sesión con mucha calma pero pocas ganas de dormir. Por eso, si uno de tus objetivos es conciliar mejor el sueño, elige el tipo de meditación que mejor se adapta a este propósito.
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Cómo meditar para lograr un descanso profundo y reparador
Cuando sufres de insomnio o tienes problemas para conciliar el sueño, la mente es un factor importante para que no lo consigas aquietarla. No poder tener un descanso prolongado y reparador suele estar ocasionado por problemas laborales, situaciones de estrés y conflictos personales a los que tu cabeza no dejar de ir. Al meditar entrenamos la mente y la liberamos de la agitación del día. Cuando hacemos de esta práctica algo regular y cotidiano, la calidad del sueño mejora considerablemente porque se reduce la secreción de adrenalina y cortisol, hormonas relacionadas con el estrés. Esto produce un efecto de tranquilidad y paz al que puedes acostumbrarte, con mucha facilidad.
Esta sensación es inductora del sueño, pero si la meditación no ha logrado calmar tu mente es probable que despiertes a la media hora con una sensación amarga. La relajación no ha terminado su ciclo y el descanso se ha visto interrumpido. Cuando dormimos solo se mantienen en actividad las funciones que se producen más allá de nuestras intenciones. Son las llamadas actividades involuntarias, como respirar, hacer la digestión o las funciones cardiovasculares. Con la práctica de la meditación silenciamos la mente, pero si no lo hacemos de manera correcta, corremos el riesgo de que vuelva a un estado de conciencia al poco tiempo de haberla relajado.
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Cuál es el mejor momento para meditar si sólo puedes hacerlo de noche
Todos y cada uno de los espacios y momentos del día son los mejores para meditar, sin embargo, depende del conocimiento que tengamos de nosotros mismos y de nuestras capacidades. Si tienes problemas para conciliar el sueño o atraviesas un momento de estrés intenso, conviene que medites entre 30 minutos y una hora antes de irte a la cama. El lapso de tiempo restante, entre que terminas de meditar y te acuestas, debes procurar que sea lo más armonioso y calmo posible. Se trata de mantener el estado de relajación, paz y reposo al que hemos llegado.
Si conciliar el sueño no es un problema para ti, puedes meditar inmediatamente antes de acostarte. Ten en cuenta que es muy difícil controlar en qué momento te quedarás dormida, esto puede llevar a que la meditación quede inconclusa. Un truco para evitar que esta práctica quede a medias, es elegir una meditación corta y que la alternes para evitar acostumbrarte.
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