El calentamiento global es una de las principales preocupaciones de los gobiernos internacionales y de la sociedad en general. Los gases de efecto invernadero son una de las fuentes más contaminantes, siendo el metano uno de los principales 'culpables' de esta problemática global. La agricultura y la ganadería intensiva son dos de los sectores más contaminantes en este aspecto. La deforestación, algunas técnicas como el regadío, los gases que emiten los animales rumiantes (vacas) a la hora de realizar sus procesos digestivos, así como el estiércol que se utiliza para abonar los cultivos, emiten toneladas de metano a la atmósfera. No obstante, un reciente estudio llevado a cabo por la Universidad de Rochester (Nueva York) asegura que la cantidad de metano generada por la acción humana se ha subestimado enormemente.
El segundo gas más contaminante
En este sentido, la investigación, publicada en la revista Nature, explica que el uso y extracción de combustibles fósiles tienen aproximadamente un impacto de entre el 25 y 40% superior al que se creía hasta ahora. Una cifra considerablemente elevada, preocupante y alarmante, ante la cual se ha puesto de manifiesto la necesidad de reducir el uso de combustibles fósiles con el objetivo de frenar el cambio climático. "La aplicación de normas de emisión de metano más estrictas en la industria de los combustibles fósiles tendrá el potencial de reducir el calentamiento global futuro en mayor medida de lo que se pensaba", explica Benjamin Hmiel, uno de los autores principales de la tesis.
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Para obtener una mejor estimación, el equipo de expertos analizó los datos de metano existentes y previos a la era industrial. Al medir el aire de hace 300 años atrapado en burbujas en los glaciares en Groenlandia y comparándola con la cantidad de metano existente en la atmósfera en la actualidad, descubrieron que las emisiones naturales eran mucho menores que las que se producen en pleno siglo XXI. "Hemos identificado una gigantesca diferencia que muestra que la industria necesita, al menos, mejorar su monitoreo", explica el profesor de Ciencias de la Tierra y del Medio Ambiente d de la Universidad de Rochester. "Si estas emisiones realmente provienen del petróleo, la extracción de gas y su posterior uso, la industria no está ni siquiera controlando o reportando las emisiones de metano", añade haciendo referencia a este gas altamente contaminante.
Dos tipos de metano
El metano es el segundo gas de efecto invernadero originario de la actividad humana que más contribuye al calentamiento global, después del dióxido de carbono. Pero, en comparación con este, así como con otros gases que atrapan el calor, el metano tiene una vida útil relativamente corta; dura un promedio de solo nueve años en la atmósfera, mientras que el dióxido de carbono puede permanecer aproximadamente un siglo.
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Dependiendo de los niveles de carbono 14 presentes, el metano puede divirse en dos tipos. Los de origen natural, en los que la presencia de carbono 14 es mucho más reducida y cuya procedencia sería principalmente de la industria agrícola y ganadera y los combustibles fósiles, - los estudiados en esta investigación- con un alto nivel de carbono 14 y que pueden liberarse por procesos de filtraciones geológicas naturales o como resultado de la extracción y el uso de combustibles fósiles por parte de los humanos, incluidos el petróleo, el gas y el carbón.