El día del 'sí, quiero' es uno de los más inolvidables en la vida de los novios. No obstante, antes de disfrutar del esperado momento, son muchos los preparativos que hay que organizar para que todo salga sobre ruedas. Cuando la fecha se acerca, las tareas se acumulan y, si no se canaliza bien la situación, el estrés y la tensión puede acabar jugando una mala pasada a los novios. Trastornos del sueño, preocupación y miedo constante, irritabilidad o malestar general son algunas de las señales negativas que pueden aparecer en medio del 'caos nupcial'. Organizar un enlace es un trabajo a tiempo completo y una autentica carrera a contrarreloj que puede provocar numerosos malentendidos entre la pareja.
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Un reto: aprender a ser empáticos
Las continuas decisiones que se deben tomar provocan que florezcan diferentes puntos de vista sobre una determinada cuestión y, por consiguiente, los roces. Las ganas de que en el gran día todo salga perfecto pueden convertirse en una obsesión, que no permita que escuchemos las opiniones de nuestros seres queridos, ni de nuestra propia pareja. Se debe tener siempre presente que la otra persona se encuentra en nuestra misma situación y que también siente agobio, preocupación y estrés. Por lo que, aunque a veces sea complicado, debemos intentar ponernos en el lugar del otro.
Debe existir una comunicación fluida
La comunicación es uno de los pilares fundamentales para que una relación prospere. También lo es a la hora de organizar el especial día. Antes de poneros manos a la obra, es importante que os sentéis a hablar sobre cómo habéis imaginado vuestra boda de ensueño. Se debe llegar a un acuerdo de lo que queréis y de qué tareas vais a realizar conjuntamente y cuáles no, para saber de qué se va a encargar cada uno. Nunca se debe hacer nada en secreto, dejando que la otra persona se quede al margen y no sepa en qué punto están los preparativos.
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La importancia de tomarse un día de descanso
No podemos destinar todo nuestro tiempo y energía a la preparación de la ceremonia. Tenemos que aprender a desconectar y establecer un día libre a la semana para disfrutar en pareja. En esta jornada, está prohibido hablar de cualquier asunto que esté relacionado con la boda. Simplemente consiste en dejarnos llevar y hacer alguna de nuestras actividades favoritas. Ir al cine, pasear, salir a cenar, hacer deporte o a realizar cualquier plan que nos apetezca y nos libere del estrés al que estamos expuestos. Este punto es clave para mantener el romance y la pasión a la orden del día y poder seguir afrontando los preparativos con fuerzas y ganas.
Reflexionar sobre lo verdaderamente importante
Pruebas de vestido, elección de menú, flores, banda de música, lista de invitados… Todas estas decisiones pueden hacer que nos olvidemos de lo realmente importante, del motivo por el que hemos decidido reunir a nuestros seres queridos en el que promete ser nuestro gran día, que no es otro que la celebración del amor.