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calzado espalda© Adobe Stock

Dolor de espalda: para prevenirlo, elige bien tu calzado

Una mala elección de tus zapatos puede acabar generando problemas para la salud de tu espalda


Actualizado 28 de febrero de 2020 - 10:30 CET

¿Has pensado que tal vez la mala elección de un zapato puede estar haciéndole un flaco favor a la salud de tu espalda? “A pesar de que a simple vista puede parecer que no hay relación entre el dolor de espalda y la elección del zapato, esto no es así, hay relación y mucha. El uso de un calzado inadecuado puede tener consecuencias muy dolorosas para la espalda”, nos confirma Antonio Viana, podólogo y y secretario del ICOPCV (Ilustre Colegio Oficial de Podólogos de la Comunidad Valenciana). Así, el experto nos explica que, de hecho, el tipo de calzado que utilizamos infiere bastante en las dolencias de esta parte del cuerpo. “En el momento de caminar, cada uno de nuestros pasos genera cierta repercusión en nuestra espalda, por lo que contar con un par de zapatos adecuado ayudará a que la zona lumbar no presente dolores. Si por el contrario, el calzado que se utiliza es incómodo, lo más probable es que la espalda baja se vea afectada por este aspecto”, nos dice.

Y hace referencia a estudios científicos que demuestran que cuando estamos descalzos en el suelo el 75% del peso lo soporta el talón y el 25% el antepié. El talón está conformado como sistema de soporte mientras que el antepié tiene una función dinámica, no de soporte. Esto se manifiesta en la arquitectura del pie: huesos anchos y cortos en el talón y huesos más largos y estrechos en el antepié. A medida que la altura de tacón aumenta, los porcentajes varían. Así, con un tacón de 3-4 centímetros el talón ya sólo soporta el 50% del peso y el otro 50% el antepié. A medida que el tacón aumenta, el antepié soporta mayor carga.

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La importancia de elegir bien el tacón

Hay que tener muy en cuenta, además, la altura del tacón que elijamos. “Además de alterar la relación de cargas en el pie, altera la postura. El uso de tacón produce, además de un acortamiento de toda la cadena muscular posterior, un adelantamiento del centro de gravedad. Esto es compensado en la pelvis por una anteposición pélvica (lo que produce una ligera rectificación de la curvatura lumbar y la consecuente apariencia de zona glútea prominente). A su vez, desplaza el tronco hacia delante, lo que es compensado con un aumento de la cifosis cervical con el consecuente dolor en esta zona, y la presencia de un pecho adelantado, típica postura que se adopta en el uso de este calzado”, nos explica el experto.

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¿En qué tenemos que fijarnos, entonces, a la hora de elegir el calzado más saludable? El experto nos da las claves:

  • Tienen que permitir el libre movimiento de los dedos, se debe sentir libertad al caminar.
  • Debe tener una suela con buena adherencia para evitar el trabajo excesivo de la musculatura buscando la estabilidad.
  • Deben ser de materiales naturales y no excesivamente duros o rígidos que puedan causar rozaduras o molestias, pero sí que nos sujete de manera adecuada el pie.
  • Por lo tanto, el zapato cerrado y acordonado será el más adecuado pues se puede adaptar mejor a la anchura de nuestro pie sin oprimir en exceso.
  • Es recomendable comprar el zapato a última hora de la tarde, pues es el momento en el que el pie se encuentra más dilatado y, por lo tanto, veremos si realmente tiene una buena capacidad para albergar nuestro pie.
  • Este debe pesar poco, tener una suela firme y con un tacón ancho, cuanto más ancho sea el tacón habrá mayor estabilidad y menor riesgo de lesión de entre 2 y 5 cm. Es el zapato el que debe adaptarse al pie y no al revés.
  • Debe ser de un tejido natural como puede ser la piel para el invierno o la lona o la tela para el verano. En el caso de la piel, no hay que confundirlos con zapatos de polipiel que aumentarán el sudor del pie y que además sus tintes pueden causar problemas de alergias.

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Ni chanclas ni 'stilettos'

El doctor nos explica que se debe evitar tanto el zapato completamente plano como el zapato con excesivo tacón, especialmente el llamado tacón de aguja (stiletto), ya que presenta una superficie de contacto muy reducida lo que implica un mayor trabajo de la musculatura para encontrar la estabilidad y el equilibrio como un mayor trabajo de la cadera y al zona lumbar lo que puede suponer la aparición de problemas en la espalda. Y añade que hay que descartar los zapatos destalonados tipo “chancla” pues generan más inestabilidad, más trabajo muscular y, en consecuencia, más sobrecargas en la zona de la espalda.