No es lo mismo actuar por elección que por obligación. A menudo los 'tengo que' de unas personas son los 'quiero' de otras. Algunas que acuden al gimnasio por una cuestión de placer y desconexión, mientras que otras lo hacen porque sienten la obligación de hacer ejercicio únicamente para cuidar su silueta y mantenerse en forma. Sin embargo, son pocas las ocasiones en las que nos detenemos a pensar en esta reflexión y en la importancia de nuestras palabras, así como los mensajes que nos enviamos a nosotros mismos. Distinguir entre estos dos conceptos relacionados con la psicología y la terminología elegida influye a la hora de hacer las cosas o la predisposición que ponemos hacia ellas.
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'Tengo que…'
Nuestro día a día suele estar rodeado de muchos 'tengo que…'. Son grandes obstáculos y están relacionados con sentimientos de enfado, tristeza, frustración o bloqueo. Tal y como explica Reneau Z. Peurifoy en el libro Venza sus temores: Ansiedad, fobia y pánico, el pensamiento 'debería/debo' se refiere a la transformación de elecciones personales, deseos o preferencias en absolutos universales. "Esto se hace normalmente al pensar en palabras y frases tales como 'debería', 'debo', 'es necesario' y 'tengo que'", explica el autor. Cuando utilizamos este pensamiento, centramos nuestra atención en los aspectos no deseados de un problema o situación, en la molestia que eso nos provoca, en lugar de encontrar posibles soluciones o abordar la tarea con la mejor de las actitudes.
La expresión 'tengo que' denota una clara falta de motivación y una importante carga de obligación. Las consecuencias pueden ser muy negativas.
- Perdemos parte del contacto con la realidad
- Emocionalmente, los niveles de ansiedad pueden elevarse al no lograr cumplir con nuestra 'obligación'
- La frustración aparece cuando nos damos cuenta de que, por mucho que creamos que 'tenemos que', hay cosas que se escapan de nuestra mano
- A nivel personal, sufriremos un enorme desgaste para conseguir las cosas que ‘tenemos que hacer’ y alcanzar el perfeccionismo
- Centramos nuestra atención en los aspectos no deseados y no conseguimos ver los deseados
- Podemos dañar nuestra autoestima por no hacer lo que 'tenemos que hacer'
- Provoca que analicemos la vida en términos absolutos: todo o nada, bien o mal, blanco o negro
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'Quiero'
Frente a la rabia, tristeza e impotencia de los 'tengo que', nos encontramos con el alivio, tranquilidad, fuerza y seguridad que trasmiten los 'quiero'. Aunque no es sencillo deshacernos de los 'tengo que', muy presentes en nuestra jornada, es mucho más sencillo asumir la responsabilidad de un 'quiero'. Son acciones que hemos elegido libremente, que nos motivan y que sabemos que tendrán una repercusión positiva en nosotros mismos. Esto no quiere decir que las metas sean sencillas, pero sí que nuestra actitud para lograrlas o para enfrentarnos a ellas va a ser muy diferente a cuando se trata de una imposición.
El querer refleja nuestras ganas por hacer o lograr algo y nuestra predisposición a actuar será mucho más positiva. Aplicar un lenguaje distinto y más positivo puede cambiar el sentido de nuestras emociones y ser una de las claves de nuestro bienestar. Si intentamos cambiar los 'tengo que' por los 'quiero' no solo toleraremos mejor nuestras acciones, sino también las de los demás.