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Así debe ser tu dieta según tus necesidades

Si sientes cansancio, si se te cae el pelo... hay que modificar determinados hábitos en el caso de encontrarse en estas situaciones


Actualizado 27 de febrero de 2020 - 18:28 CET

Una alimentación equilibrada, variada y sana debe ser común para todos si queremos conseguir un óptimo estado de salud y bienestar. Y uno de los mayores ejemplos es según la OMS la dieta mediterránea, que se suele calificar como el tipo de alimentación perfecta para la prevención de múltiples enfermedades. Sin embargo, tal y como nos explica nuestra colaboradora, la nutricionista Marta Lorenzo, mantener una dieta saludable no siempre es sinónimo de bienestar, ya que hay veces en las que, aunque llevemos una alimentación sana, no tenemos por qué gozar de buena salud. Ya sea por factores externos como el estrés o simplemente por causas genéticas, estamos más predispuestos a sufrir ciertas enfermedades o dolencias.

Cambiar la dieta para sentirnos mejor

En estos casos, no solo debemos mantener una alimentación equilibrada y sana, sino también observarnos y ser capaces de encontrar la dieta que mejor nos sienta en función de en qué momento estemos en nuestra vida, según nos sintamos a la hora de ingerir los diferentes alimentos y observar cuáles nos van mejor o peor, ya que ninguna persona es igual a la otra. Hay problemas muy comunes que sufre gran parte de la población actualmente y en los que también influye la dieta: si cambiamos de alguna manera la forma de alimentarnos, podemos conseguir mejorar nuestro estado sin necesidad de ningún otro fármaco o sustancia, simplemente a partir de la alimentación, ingiriendo alimentos ricos en nutrientes que pueden ayudar a encontrarse mejor.

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Dieta si tienes hinchazón

La hinchazón abdominal se debe principalmente a la retención de líquidos o gases. La primera es más común en mujeres que en hombres, debido en la mayoría de los casos a causas hormonales. Provoca hinchazón de carácter general en abdomen y extremidades como tobillos, pies o manos. En este caso, debemos mantener una serie de pautas fundamentales para conseguir evitar la retención de líquidos lo máximo posible, como por ejemplo:

  • Realizar ejercicio: imprescindible para conseguir un óptimo equilibrio hídrico y una buena circulación.
  • Aumentar el consumo de los llamados “alimentos diuréticos”, a los cuales se les atribuye esta capacidad gracias a su contenido en potasio, el cual compensa al sodio y en consecuencia evita la retención de líquidos y favorece la diuresis. Estos alimentos son: piña, endibias, limón, tomate, espárragos o apio.
  • Ingerir alimentos que ayuden a mejorar la circulación como por ejemplo los frutos rojos: granada, arándanos, fresas, etc.
  • Evitar el estrés y los alimentos ricos en sal, ultraprocesados y ricos en grasas saturadas.
  • Beber agua: no se debe beber ni mucho ni poco. Cada uno debe encontrar la cantidad de agua que su organismo necesita diariamente, teniendo en cuenta que lo ideal está entre 1,5 -2 litros al día.

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Dieta si sientes cansancio

Sentirse agotado en todo momento no es normal. Sí lo es al final del día o en casos excepcionales, pero no siempre. Si es así, es que algo está fallando, y hay factores que pueden estar influyendo:

  • No dormir profundamente: las horas ideales que debemos dormir al día serían entre 7 y 8 horas, pero que sean horas de sueño de calidad. Esto es vital para mantener un óptimo estado de salud, ya que si lo conseguimos mejoramos nuestro sistema inmunitario, consolidamos lo aprendido y nuestro cerebro puede descansar de sus funciones.
  • Mala alimentación: el déficit de vitaminas y minerales puede ser la causa de la falta de energía constante, ya que estos son imprescindibles para la obtención de energía. Es muy importante llevar una dieta rica en verduras, frutas y legumbres principalmente.
  • Anemia: no todo el mundo tiene predisposición a esta patología, pero las mujeres, debido a la menstruación, son más propensas a sufrirla. Por ello, no deben faltar en la alimentación la carne roja (1 o 2 veces a la semana), lentejas y espinacas (acompañadas de alimentos ricos en vitamina C), mejillones u otros moluscos.
  • Estrés: si este es el motivo de tu cansancio, aunque lo veamos difícil debemos intentar combatirlo, ya sea con meditación, ejercicio o cambio en nuestro estilo de vida.
  • Posible hipotiroidismo: si nada de lo anterior te convence, hazte una analítica y descarta cualquier otra patología.

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¿Hambre o ansiedad?

¿Cómo podemos distinguir el hambre de la ansiedad? Tenemos ansiedad si hemos terminado de comer hace escasamente media hora y nuestro cuerpo nos pide comer de nuevo. Si eres consciente de que la tienes, lo peor que puedes hacer es mantener una dieta estricta o hipocalórica, ya que va a incrementar el problema. En este caso es muy importante seguir las siguientes recomendaciones dietéticas:

  • Mantener un horario regular y una rutina.
  • Aportar diariamente a tu alimentación alimentos ricos en hidratos de carbono complejos (pasta, arroz, legumbres, patata, pan, cereales integrales), principalmente en desayuno y comida.
  • En caso de no poder respetar los horarios y tener necesidad de picotear, buscar zanahorias, pepinillos, cebolletas o infusiones, pero siempre lo mejor es no hacerlo y mantener el horario.

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¿Y si se te cae el cabello?

Al igual que sucede con el cansancio, la caída de cabello puede deberse al estrés, anemia o hipotiroidismo, por lo que debemos en primer lugar descartar cualquiera de estas opciones pero, a la vez, mantener una dieta rica en nutrientes tan relevantes como las vitaminas y los minerales, ya que están implicados en la formación y regeneración del cabello. Los más importantes son:

  • Vitaminas: ácido pantoténico (B5), piridoxina (B6) y biotina (B8). Se consideran relevantes en la caída del cabello. Se encuentran en alimentos como las legumbres, sardinas, yema de huevo, hígado, levadura de cerveza y frutos secos.
  • Minerales: azufre, cobre, hierro, magnesio, selenio, yodo o zinc. Todos mantienen la salud del cabello de alguna forma y se encuentran principalmente en pescados, mariscos, carnes blancas, hígado, huevo, verduras, frutas y frutos secos.

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