Lo mejor sería no comenzar a discutir y evitar llegar a ese momento que genera tensión y malestar. Recuerda que dos no discuten si uno no quiere. Sin embargo, en una pareja es prácticamente imposible no discutir de vez en cuando.
Si notas que estáis hablando sobre lo mismo y no lográis avanzar en el planteo o la propuesta para solucionarla está todavía muy lejos, es probable que la discusión esté enquistada. Detectar esta situación ayuda a no seguir peleando y evita que la crisis se agrave.
Discusiones producidas por los nervios, la tensión y el estrés
Los coach utilizan un concepto muy gráfico que ejemplifica bien muchas discusiones. “El mapa no es el territorio”, significa que tu verdad, opinión o parecer no es la única, ni la que debe imponerse, es solo una parte del todo. Cuando atravesamos situaciones de estrés, laboral o familiar, la tensión es común llevarla a casa, al final de cuentas, es el sitio en el que puedes ser tu misma.
Evita confrontar con tu pareja por estos motivos, busca en ella la manera de distenderte y encontrar una posible solución, intenta dejar los problemas fuera de casa, siempre que puedas hacerlo. Cuando una discusión está enquistada, lo mejor es tomar un ‘tiempo fuera’ como los deportistas. Serenarse y dejar enfriar la situación para poder retomarla con más calma y claridad.
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¿Cuál es el objeto de la discusión?
Detectar el origen del conflicto y ser consciente de que estamos buscando una solución no una pelea es fundamental. Cuando las discusiones se enquistan es fácil caer en reproches del pasado. No pretendas tener razón o estar atenta a lo que te dice solo para poder responderle bien. No quieres una pelea, sino dejar de hacerlo, por lo tanto escucharlo con atención y tratar de entender sus motivos te hará sentir menos vulnerable y más empática.
Tu pareja no es tu enemiga, no tienes que estar tratando de ganar la discusión, sino de llegar a un acuerdo. Si la quieres, confía también en sus razones y procura que él también lo haga contigo. Si notas que un simple comentario ha llegado a más, da marcha atrás y recuerda porqué comenzasteis a discutir. No dejes que un intercambio de opiniones termine siendo una batalla por todo lo que os molesta y os hace infelices.
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Mejorar la comunicación
Las discusiones de pareja deberían ser más sencillas de solucionar que cualquier otra pelea. Si lo piensas bien, estás tratando de llegar a un acuerdo con la persona que quieres y probablemente, con la que mejor conoces. Sin embargo, en ocasiones dejamos eso de lado y nos centramos en que él o ella debería saber lo que nos pasa. Tantos años de convivencia no nos vuelven adivinos y es probable que tu pareja no sepa con exactitud lo que te está molestando.
Cuando la discusión versa sobre lo mismo y estáis dando vueltas en el mismo sitio, busca hacer un planteamiento diferente. Desde otra perspectiva, con un lenguaje simple y sin estar a la defensiva. Negociar para llegar a un acuerdo y a un entendimiento mutuo es la mejor manera de dar por zanjada la discusión.
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