A pesar de no ser de los países más afectados, solo en España entre el 30 y el 50% de la población tiene hipercolesterolemia, según un estudio publicado en la Revista Española de Cardiología. Es uno de los principales responsables de enfermedades cardiovasculares, primera causa de muerte en países desarrollados y con una cifra de víctimas que crece cada año. Un dato que alerta de la importancia de cuidarse en este sentido. Si quieres mantener los niveles de colesterol bajo control, además de seguir una alimentación saludable, debes hacer ejercicio diariamente. Según Fissac, concretamente el ejercicio aeróbico de alta intensidad parece ser eficaz en la mejora del perfil lipídico, superando los efectos de la simple actividad física, ya que a esta intensidad hay un mayor aclaramiento del LDL y de los triglicéridos en sangre.
Además, los ejercicios aeróbicos son los más efectivos para perder peso. Correr, nadar, montar en bicicleta o el step son algunas de las rutinas a las que puedes recurrir. Según la American Heart Association, realizando una actividad física de solo 30 minutos diarios y cinco días a la semana, puedes reducir significativamente la posibilidad de padecer cualquier enfermedad del corazón. Piensa que los altos niveles de lipoproteína de baja densidad (LDL, el colesterol malo) están asociados con un mayor riesgo de enfermedad coronaria, por lo que mantener a raya este problema es vital para gozar de buena salud.
Correr a un ritmo medio es, sin duda, una excelente manera de mantenerse en forma, pero si lo haces en intervalos de alta intensidad, ya sea haciendo sprints o subiendo cuestas, su mejora será más rápida. Comienza, por ejemplo, por 4 series de 10 segundos con una pendiente elevada, cada una con un tiempo mínimo de recuperación; lo mejor para acabar con los depósitos de glucógeno del músculo y que el organismo se nutra de grasa. Según vayas evolucionando, puedes subir hasta las 10 series.
Súmale ejercicios de fuerza
Trabajar a una intensidad alta hace que el corazón bombee la sangre de una forma más rápida, obligando así a las arterias a ampliar sus paredes y haciendose así más elásticas y fuertes. Haz descansos cortos y alterna ejercicios del tren superior e inferior para obtener los máximos resultados. Además de aeróbico, debes incluir en la rutina ejercicio de fuerza con cargas de intensidad moderada-alta, pues potenciará los beneficios.
Si bien es cierto que la alta intensidad es lo preferible, no debemos lanzarnos a practicar una rutina deportiva que no podemos asumir en caso de llevar una vida sedentaria. Lo primero será tener en cuenta tu estado físico y tus hábitos y establecer un entrenamiento que pueda crecer en progresión. Si es tu caso o tienes poca experiencia en entrenamiento, lo mejor será comenzar por ejercicios aeróbicos de baja-media intensidad y circuitos de cargas de poco peso y muchas repeticiones. Si por el contrario tienes experiencia, lo ideal es combinar ejercicio aeróbico de media-alta intensidad, de resistencia muscular y entrenamiento de fuerza con hasta más de 10 repeticiones.