Partimos de un dato: las enfermedades hepáticas crónicas son la principal causa de desarrollo del cáncer de hígado, y en 2020 se estima que se diagnostiquen 6.600 nuevos casos de este tipo de tumor en España según la SEOM (Sociedad Española de Oncología Médica). Hasta ahora, siempre se han considerado como los principales factores de riesgo a la hora de desarrollar un cáncer hepático la edad, el sexo (ser varón), la cirrosis asociada tanto a hepatitis (B y C) y el alcoholismo. “Sin embargo, a esta lista hay que añadir el hígado graso no alcohólico (HGNA), patología presente en el 90% de los pacientes con obesidad y hasta en el 75% de los diabéticos tipo II. El motivo: que no presenta síntomas hasta que está en fases muy avanzadas como la fibrosis y la cirrosis”, explica el Dr. Carlos Suárez, especialista en aparato digestivo del Centro Médico-Quirúrgico de Enfermedades Digestivas.
Relacionado: ¿Crees que podrías tener hígado graso? Estos son sus síntomas
Cómo se diagnostica
Lo primero que nos preguntamos es qué es exactamente el hígado graso no alcohólico y cómo podemos detectarlo. “Es una enfermedad hepática que se caracteriza por la acumulación excesiva de grasa en el hígado (igual o superior al 5%), pero además puede llegar a existir lesión celular hepática e inflamación, cuando se habla ya de un estado más avanzado denominado esteatohepatitis”, nos detalla el doctor Carlos Suárez. “Para el diagnóstico del hígado graso no alcohólico, se requiere la historia clínica y el examen físico, analítica, estudios de imágenes (Ecografía o RMN) y biopsia hepática como prueba definitiva, la cual hoy día se está tratando de sustituir por otras alternativas disponibles, menos invasivas, como es el test Owliver”, añade el experto.
Relacionado: Hígado graso: atención a las sutiles señales de una enfermedad hepática silenciosa
¿Estamos ante una dolencia que afecta más a los hombres o a las mujeres?
Los expertos coinciden en que su prevalencia se ha incrementado debido a un estilo de vida más sedentario y al auge de trastornos tales como el Síndrome Metabólico y la obesidad, hasta el punto de que se considera la enfermedad hepática más común en los países occidentales, con una prevalencia estimada global del 38 %. "Es algo más frecuente en hombres, con una prevalencia en ellos del 19%, en comparación al 15% en mujeres”, nos dice el doctor. Si miramos los datos generales, el HGNA afecta al 20% de la población adulta española, es decir, a casi 9,5 millones de personas, superando los datos de pacientes con hepatitis C y los que presentan hígado graso alcohólico, según datos de la Sociedad Española de Patología Digestiva. Y el futuro no es demasiado esperanzador. “Se estima que esta enfermedad aumente su incidencia año a año, ya que está asociada a otras enfermedades como la obesidad (pandemia del siglo XXI en sociedades industrializadas) y la diabetes tipo II. De hecho, hasta el 90% de los obesos y el 75% de los diabéticos presentan HGNA”, añade el Dr. Suárez.
Relacionado: Tengo un quiste en el hígado, ¿puede ser malo?
Su vínculo con el cáncer
Podemos decir, entonces, que es un factor de riesgo de la enfermedad. “El hígado graso no alcohólico se considera la tercera causa más común de carcinoma hepatocelular en el mundo occidental”, nos dice, y añade que el panorama no es nada alentador pues, “por otra parte, dada la creciente epidemia de obesidad, se estima que la incidencia de carcinoma hepatocelular relacionado con el HGNA se incrementará a un ritmo del 9% anual en el contexto comparativo con las otras causas reconocidas de este trastorno, es decir, en el próximo quinquenio se convertirá en la principal causa de cáncer de hígado. Más aún, los pacientes con carcinoma hepatocelular relacionado con HGNA, suelen tener más edad para el momento del diagnóstico, padecen enfermedad cardiaca concurrente con mayor frecuencia y es más probable que fallezcan del cáncer de hígado que otros pacientes con carcinoma hepatocelular. Obviamente es un factor de riesgo, y lo que aún es más importante, con o sin cirrosis previa”.
Relacionado: Cáncer: cómo afrontar una recaída según los psicólogos
Una dolencia con varias fases
Tal y como nos explica el experto, el hígado graso no alcohólico tiene diferentes fases: hígado graso o esteatosis, fibrosis o esteatohepatisis, cirrosis y hepatocarcinoma. Para que el HGNA acabe derivando en cirrosis pueden pasar incluso décadas. Sin embargo, el principal problema de esta enfermedad es que puede permanecer asintomática hasta que se obtiene un diagnóstico de cirrosis. “La cirrosis, ya sea provocada por alcohol o no, es junto a los virus de la hepatitis B y C, uno de los principales factores de riesgo de cáncer de hígado, junto a la edad y ser varón”, añade el especialista de CMED.
Los síntomas de los pacientes con cirrosis y hepatocarcinoma son muy similares, ya que en la mayoría de los casos de cáncer de hígado existe una cirrosis subyacente. ¿Cuáles son los principales? Ascitis o acumulación de líquido en el abdomen, agrandamiento del hígado y del bazo (que se presenta como un bulto en la parte izquierda del abdomen) color amarillento de la piel y los ojos (ictericia), aparición de hematomas con facilidad, telangiectasias (arañas vasculares), edema en las extremidades y picor en la palma de las manos y confusión, además de otros signos que son también característicos de otros tumores digestivos como son la pérdida del apetito y de peso sin motivo, o fatiga y cansancio.
¿Es una dolencia que se puede prevenir?
Como siempre, y más teniendo en cuenta este condicionante, tenemos que pensar en si hay opción de prevenir. Afortunadamente, tenemos en nuestra mano armas para intentar evitarlo. Y, una vez más, los hábitos de vida tienen un papel destacado. “Un estilo de vida saludable, manteniendo el peso ideal con dieta sana, ejercicio regular y adecuado control de algunas enfermedades asociadas (Diabetes Mellitus; Síndrome Metabólico; Síndrome de resistencia a la Insulina, etc.) es suficiente para prevenir el HGNA”, apunta.
Relacionado: Ejercicio y dieta contra el hígado graso
¿Una vez que se diagnostica, cuál es el tratamiento?
“Al igual que en prevención, las modificaciones en el estilo de vida, la dieta, el ejercicio regular, perder peso, evitar el consumo de bebidas alcohólicas y medicamentos innecesarios, controlar correctamente las enfermedades asociadas antes mencionadas, representan la clave en el tratamiento de esta enfermedad”, nos dice el doctor Suárez. Y concluye con un dato significativo: Un metanálisis reciente de 8 pruebas controladas, 4 de ellas con biopsia postratamiento, demostró que aquellos adultos que eran capaces de perder al menos el 5% de su peso corporal, mostraban significativa mejoría del HGNA.