Cuando pensamos en una terapia de grupo a muchos nos vienen a la cabeza las típicas reuniones de alcohólicos anónimos que vemos en las películas. También las reuniones que pueden realizar las chicas y chicos con trastornos de la conducta alimentaria. Sin embargo, este tipo de psicoterapia está indicada para muchos otros casos. En realidad, la mayoría de los problemas psicológicos pueden ser abordados en grupo, siempre que este esté dirigido por profesionales cualificados y los participantes acepten compartir y escuchar para intentar buscar una solución.
Para participar en una terapia de grupo, el psicólogo debe analizar las características de cada persona y sus objetivos terapéuticos, para valorar si la terapia de grupo puede resultar conveniente en un momento dado. "La persona debe encontrarse en un margen de “ventana de tolerancia emocional”: esto implica no estar 100% desregulado ni desconectado. Es decir, que pueda tolerar estar en grupo. Si esto es un disparador demasiado grande, será mejor trabajar antes algunas cuestiones a nivel individual", explica María Victoria Sánchez, especialista en psicología clínica y directora en GrupoLaberinto.
La experta añade que suele ser recomendable participar en una terapia de grupo como complemento o posteriormente a una terapia individual. "En un porcentaje menor de casos, algunas personas comenzarán por una terapia de grupo y en segundo lugar empezarán un proceso individual. Realizar ambas terapias de forma complementaria agiliza y potencia los resultados terapéuticos".
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¿Es para mí?
"Está indicado en personas con síntomas de ansiedad, del estado de ánimo, trastornos del control de impulsos, de alimentación, de personalidad y adicciones. También cuando hay un bloqueo emocional, trastornos psicosomáticos o situaciones estresantes o traumáticas del presente o del pasado (ej: muertes, problemas de salud, rupturas) que interfieren en el bienestar y la salud mental", señala la experta en psicología.
Por supuesto, de los miembros del grupo se espera compromiso, que es un factor importante a la hora de conseguir la confianza y el sentido de seguridad necesarios para hablar con honestidad. También es importante que toda la información que surja dentro del grupo y la identidad de sus miembros sean confidenciales.
¿Qué objetivos persigue la terapia de grupo?
La terapia de grupo permite compartir con otros pacientes la experiencia propia, reconociendo el malestar frente a otros y ayuda también a sentirse acompañado durante el proceso. El objetivo debe ser siempre atender las inquietudes y conseguir cambios positivos.
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Estas son las metas de este tipo de terapia psicológica:
- La terapia grupal se centra en las interacciones del grupo, permitiendo la reflexión de las motivaciones propias al mismo tiempo que se intentan comprender las motivaciones de los demás. Siempre contando con la presencia de uno o dos terapeutas capacitados que se encargarán de dirigir la terapia.
- El psicólogo analiza las características de cada persona y sus metas respecto a la terapia, para así valorar si la terapia grupal es la selección adecuada en cada caso. En ocasiones se recomienda pasar primero por un proceso de terapia individual.
- La terapia grupal es una experiencia terapéutica compartida, no solo se recibe ayuda del profesional, sino que los pacientes participan de manera activa para ser de ayuda a los demás. En cada sesión se interactúa, se da y se recibe retroalimentación.
- Lo usual es que el psicólogo intente equilibrar el grupo, incluyendo a personas con distintos problemas y grados de habilidad social. Siempre evitando que ninguno de los miembros se sienta solo o excluido del grupo.
- Este tipo de terapia provee un espacio confidencial y seguro en el que expresar aquello que causa malestar, mientras se obtiene como respuesta apoyo y confianza.
- La terapia de grupo ayuda a uno a darse cuenta de que no está solo. Si bien cada persona es única, darse cuenta de que los problemas e inquietudes le ocurren también a otros, es un paso importante en el proceso para sanar.
- Ayuda relacionarse con otros y con uno mismo de forma más sana. Los lazos que se crean con los otros miembros del grupo y la honestidad con la que se tratan los temas, ayuda al paciente a entender por qué sus relaciones no funcionan.
- Tener alrededor a personas que se interesan por escuchar, entender y aportar soluciones a los problemas. Ayuda a sentirse más cómodo expresando sentimientos y necesidades, facilitando el encuentro de la “voz” propia.
- Gran parte de la vida cotidiana se desarrolla en torno al grupo. Para alcanzar bienestar psicológico y emocional, es necesario el apoyo social. Hay que tener en cuenta que gran parte de la personalidad ha sido influenciada, primero por la familia y después por nuestros grupos sociales.
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