El cambio climático es una crisis mundial que concierne y afecta a todos los habitantes del planeta. Aunque la sociedad se encuentra cada día más concienciada con los estragos que causa en el medio ambiente la acción del hombre, aún queda un largo camino por recorrer para frenar y retrasar un problema que podría acabar poniendo en serio peligro la supervivencia de todas las especies, incluida la humana. Esta destrucción y falta de cuidado hacia nuestro entorno tiene mucho que ver con la violencia de género. Al menos es lo que resalta un reciente estudio llevado a cabo por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
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Según los científicos e investigadores que han llevado a cabo esta tesis, que comenzó hace una década y en la que aún continúan trabajando, el colapso climático y la degradación del mediomambiente propician el aumento de la violencia contra las mujeres y las niñas. "Del estudio se desprende que la violencia de género es omnipresente, y se constata que el cambio climático intensifica la violencia de género", resalta el estudio, en el que se afirma que la competencia por recursos cada vez más escasos y degradados está exacerbando estas formas de violencia.
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Falta de recursos, mayor violencia
"A medida que aumenta la degradación ambiental y la presión sobre los ecosistemas, se generan problemas de escasez y de presión para las personas, y la evidencia muestra que, donde las presiones ambientales aumentan, la violencia de género también aumenta", señala Cate Owren, una de las autoras principales del estudio, considerado por ecologistas y activistas el más exhaustivo hasta la fecha en lo referente a este tema.
En este sentido, los activistas han empezado a demandar a los distintos Gobiernos e instituciones internacionales que aborden la crisis climática desde una perspectiva de género y se tengan en cuenta también las consecuencias diferenciales del cambio climático sobre las mujeres y las niñas. Un tema de gran relevancia internacional que se discutirá en el próximo Congreso Mundial de la Naturaleza de la UICN 2020 en Marsella, donde los gobiernos, las ONG de conservación y las organizaciones de pueblos indígenas se reunirán para impulsar la acción ambiental.
"La degradación ambiental afecta hoy a nuestras vidas de maneras que son cada vez más imposibles de ignorar, desde los alimentos hasta nuestros empleos o nuestra seguridad. Este estudio nos muestra que los daños que la humanidad está infligiendo a la naturaleza también pueden alimentar la violencia contra las mujeres en todo el mundo, un vínculo que, hasta ahora, se ha pasado por alto en gran medida", explica por su parte la Dra. Grethel Aguilar, Directora General interina de la UICN. "Este estudio refuerza la urgencia de detener la degradación ambiental al mismo tiempo que se tomen medidas para detener la violencia de género en todas sus formas, y demuestra que a menudo estos dos temas se deben abordar de forma conjunta". La investigación revela además que la violencia de género se utiliza principalmente como un medio sistémico para reforzar los privilegios existentes y los desequilibrios de poder sobre funciones y recursos, que es mucho más evidente en lugares de pobreza extrema, donde los alimentos son en muchos casos 'intercambiados' por sexo, obligando a la mujer a ejercer la prostitución para así poder alimentar a su familia.