Un hematoma intracraneal por un traumatismo o golpe en la cabeza (traumatismo craneoencefálico), como el que ha sufrido el cantautor Joaquín Sabina, tras caerse del escenario, es una situación que puede ser grave dependiendo del tipo de hemorragia que se haya producido. Para entender cuáles son los riesgos hablamos con el doctor Pablo Eguía, vocal de la Sociedad Española de Neurología.
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¿Cuál es el riesgo de un golpe en la cabeza?
Todos nos hemos golpeado la cabeza en algún momento de nuestra vida. Incluso nos ha sucedido en varias ocasiones. Es muy probable que la contusión haya terminado en un ‘chichón’, sin otra repercusión grave. Sin embargo, hay veces en que las consecuencias pueden ser más graves. Un golpe en la cabeza puede producir la rotura de los vasos sanguíneos que se encuentran entre el cráneo y el cerebro. Esta sangre se puede acumular y formar un hematoma que pueda dañar las funciones cerebrales. Si el hematoma no se drena, la vida del paciente puede estar en peligro.
“Ante un traumatismo en la cabeza debemos valorar una serie de respuestas para determinar si puede haber una hemorragia o hematoma”, indica el doctor Pablo Eguía. Por ejemplo, si ha habido conmoción cerebral o pérdida de consciencia, los especialistas consideran que el golpe ha sido lo suficientemente fuerte como para que se pueda producir la rotura de vasos y haberse producido un hematoma intracraneal.
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¿Qué es un hematoma intracraneal?
Un hematoma intracraneal es la acumulación de sangre fuera del sistema circulatorio debido, como decíamos, a la rotura de un vaso sanguíneo producida, generalmente, por un traumatismo. Dependiendo del tipo de hematoma, su desplazamiento y localización puede producir daño cerebral. Recordemos que el cerebro es el órgano más complejo del cuerpo humano. Es responsable del movimiento, las percepciones, las sensaciones, las emociones, el habla, la memoria, identidad, etc.
Los hematomas reciben diferentes nombres según su localización:
Hematomas epidurales: se forman entre el cráneo y la capa externa del tejido, denominado dura madre, y que cubre el encéfalo (meninges). Este tipo de hematomas tienen más riesgo puesto que se expanden rápidamente y comprometen la vida del paciente si no se tratan. Es posible que el paciente no manifieste ningún síntoma al principio, sino al cabo de unos minutos.
Hematomas sudurales: se forman entre la capa externa y la capa media (aracnoides). Su expansión es más lenta. Al igual que en el hematoma epidural, es posible que el paciente no manifieste síntomas hasta horas o, incluso, una o dos semanas después. En gente mayor, los síntomas de este tipo de hematomas, como las alteraciones de la memoria o la torpeza, pueden confundirse con una demencia. También es posible que el paciente no recuerde cuándo se ha golpeado la cabeza.
Hematomas intracerebrales: se producen dentro de cerebro y pueden deberse a traumatismos o ser espontáneos por rotura de una arteria a causa, por ejemplo, de una hipertensión. Este tipo de hemorragias no se suelen operar, aunque dependerá del tamaño y de la presión que esté produciendo en el cerebro. El tratamiento suele ser observación y reposo para ver la evolución del paciente. Generalmente, estos acúmulos de sangre se reabsorben solos, dejando secuelas o no en función del daño producido.
El diagnóstico del hematoma intracraneal se realiza tras analizar los resultados de una tomografía computarizada (TC) o escáner.
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Síntomas de alarma
Como decíamos, ante un traumatismo en la cabeza hay que valorar, en primer lugar, si ha habido pérdida de consciencia, puesto que esta suele ser determinante para sospechar que pueda haberse producido una hemorragia.
No obstante, también hay que estar atentos a otras señales de alarma, incluso días después. Por ejemplo:
- Dolor fuerte de cabeza
- Somnolencia
- Confusión
- Cambios en la memoria
- Torpeza al hablar o al caminar
- Parálisis del lado del cuerpo opuesto a la lesión
Tratamiento de un hematoma en la cabeza
Dependerá del tipo de hematoma, su desplazamiento y localización. Los hematomas epidurales y los subdurales suelen requerir una intervención quirúrgica que consiste en colocar un drenaje para evacuar la sangre.
Se trata de una operación no exenta de riesgos. En cuanto al pronóstico, “preferimos no hacer vaticinios y esperar, día a día, para determinar si la evolución es buena”, indica el doctor Pablo Eguía. En cualquier caso, la rápida intervención y la pericia del cirujano es vital en este tipo de hematomas.
Pacientes de más riesgo
Por último, hay que destacar que los pacientes que están tomando fármacos antiagregantes (como la aspirina) o anticoagulantes (como el sintrom) tienen más riesgo de sufrir complicaciones por una contusión, puesto que la fragilidad capilar es mayor y la probabilidad de hemorragia también se incrementa, incluso, cuando el golpe es leve.