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Pareja

Cinco temas de los que no deberías hablar en una primera cita

A pesar de los consejos habituales (no hablar de política, religión o de las ex parejas), lo importante es cómo abordas la conversación y el clima que se cree entre los dos.


Actualizado 12 de febrero de 2020 - 11:50 CET

Suele decirse que existen tres temas prohibidos en una primera cita: ex parejas, política y religión. Si tienes ideas muy fijas es probable que la conversación termine en discusión, pero si eres una persona abierta, que respeta las ideas de los demás, hablar de cualquiera de estas situaciones no debería generar un problema. Es, además, una buena manera de conocer, algo más en profundidad, a tu cita. Si estás buscando una relación seria son temas de los que puedes hablar, sin embargo, si tu cita es un affaire o un encuentro ocasional, es mejor que te decantes por temas menos íntimos, como, por ejemplo, la comida o los viajes.

1. Temas que generen más nerviosismo

Para los dos será un momento de tensión. Suele haber una sensación de exposición que incomoda y, sobre todo, una idea exagerada de que, de esa cita y cómo salga, dependerá tu futuro emocional. A tu pareja le ocurre lo mismo, entonces imagina el resultado de involucrarse en temas de conversación que os ponga aún más tensos y nerviosos.

2. Hablar de los problemas personales o quejarte de todo

Si usas la cita como terapia psicológica, es probable que tu acompañante no quiera volver a verte. Procura que no sea una sesión de quejas donde le cuentes en dos horas tus problemas personales, tus traumas y tus miedos.

Intenta encontrar el equilibrio, no significa que debas ocultar situaciones difíciles o que te preocupan, sólo de hallar la medida para no asustarlo y dar la imagen de ser una mujer negativa.

Cinco temas de los que no deberías hablar en una primera cita© Adobe Stock
Suele decirse que existen tres temas prohibidos en una primera cita, ex parejas, política y religión. Si tienes ideas muy aferradas es probable que la conversación termine en discusión, pero si eres una persona abierta, que respeta las ideas de los demás, hablar de cualquiera de estas situaciones no debería generar un problema. Es, además, una buena manera de conocer, algo más en profundidad, a tu cita. Si estás buscando una relación seria son temas de los que puedes hablar, sin embargo, si tu cita es un affaire o un encuentro ocasional, es mejor que te decantes por temas menos íntimos, como la comida o los viajes.

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3. Evita el postureo, los malos entendidos y todo aquello que sea antinatural

Cómo hacer que una cita fracase lo hemos aprendido muy con Bridget Jones, lo espontáneo siempre gana al postureo, especialmente si haces cosas que jamás harías en otro contexto. Demostrar lo que no eres, por mucho que te guste tu cita, es frustrante. Quieres que se enamore de ti, no de una imagen o de aquello de lo que careces. No te sorprendas si, cuando os despedís te quedas con un sabor amargo, el de no saber distinguir si ha salido bien o mal por lo antinatural o por tus esfuerzos en demostrarlo real.

Siempre que abordamos un tema delicado o comprometido, es mejor hacerlo de una manera clara para evitar malos entendidos. Si le das muchas vueltas y no te explayas con sinceridad, puede generarse un clima de incomodidad entre ambos, por no comprender bien qué quieres decir o cuál es tu postura ante ese tema.

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4. Ex parejas, temas económicos o enfermedades

Si la situación te lleva a hablar sobre dificultades económicas, relaciones pasadas o enfermedades no huyas, puedes afrontar estos temas con normalidad y naturalidad. Un “me gustaría contártelo bien en otro momento”, es una salida elegante y amable si no te apetece entrar en ese terreno.

Otra fórmula para bordar temas incómodos en una primera cita es el humor. Si encuentras la justa medida, es decir,  ni un manual de chistes al respecto ni una ironía aguda que tu cita no termine de entender, tienes muchas posibilidades de que la noche resulte perfecta. ¿A quién no le apetece pasar un rato ameno y distendido?

5. Solo tocar temas superficiales

La primera cita es como un viaje en ascensor. La ansiedad por llegar al final nos hace hablar de cualquier cosa. El frío que hace, la luna tan bonita, o un cómo estás que se repite hasta el cansancio. Busca disfrutar del momento y dejar que la conversación fluya.

Si, por temor a no gustarle o incomodar a tu pareja, solo hablas de temas superficiales corres el riesgo de parecer algo que no eres. Cuando estamos a gusto solemos abrirnos a una charla dinámica y amena, en cambio, los temas banales, no tienen mucho recorrido y tu pareja puede interpretar que no estás a gusto y deseas terminar pronto la velada.

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