Dejarte llevar por lo que ves en internet sobre el yoga puede causar un efecto contrario a lo que se supone que esas fotos inspiran. Hacer las asanas de manera correcta lleva tiempo y práctica, un tiempo que no se puede determinar de manera general. Es una disciplina que, aunque la practiques en grupo, tiene una exigencia personal determinada solamente por el propio individuo.
Lo que no vemos ¿no existe?
Existe un código implícito en las redes sociales, mostrar sólo lo bello, bueno, divertido, exótico y original de nuestro día a día. Como si todo lo demás no existiera. En ocasiones es comprensible, si quieres enseñar un plato de comida a nadie tentarás con una presentación descuidada. En disciplinas como el yoga, el postureo está reñido con su filosofía más intrínseca: el equilibrio, la mirada hacia el interior y el alejamiento de lo banal. Seguramente hayas probado alguna clase de yoga donde el profesor insiste en la importancia de cerrar los ojos y mantenerlos así durante la asana. Es una manera de concentrarte en la postura, en tu respiración y evitar las distracciones externas.
Sí, ver imágenes en instagram de asanas en la playa, con la puesta de sol como fondo y una pareja musculada ayudando a lograr la postura deseada, es motivador, pero puede que no sea el verdadero yoga. ¿Te has preguntado cuántas veces habrán tenido que intentarlo, cuantas horas de prueba y error les ha demandado una foto hermosa pero poco verosímil?
Jugar con las mismas reglas de las redes sociales nos aleja de la esencia del yoga. Por poco que hayas practicado sabes que el equilibrio, factor fundamental para esta práctica, no se consigue de la noche a la mañana, ni se mantiene gracias a los efectos de la brisa marina y el sol, el sitio donde hacer yoga es lo de menos. Una persona que está pendiente del contexto, no puede mantener la concentración en la respiración y el eje de su cuerpo.
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Sexy, en paraísos naturales y con una pareja de infarto
Desconfía de todas las imágenes que asocian esta disciplina con seducción, paraísos naturales, dinero y famoseo. Lo que el yoga hace por ti no puedes plasmarlo en una fotografía abrazando a un yogui famoso, en posturas sensuales, o en la cocina con tu bebé. Basta con haber intentado hacer yoga con niños pequeños alrededor para saber que, hacerlo con ellos como complemento, es inviable, por no decir imposible.
Nada de esta fantasía yoguística está mal o hace daño, solamente se distancia un poco del espíritu de esta disciplina y de las posibilidades más cotidianas. Si amas el yoga, seguramente hayas aprovechado un viaje a la playa para hacer asanas sobre la arena con el sonido de mar arropándote. ¿Tienes fotos de ese momento? Tal vez no, porque estabas aprovechando al máximo ese instante, conectando contigo y con la naturaleza de una manera tan única y extraordinaria que ni siquiera pasó por tu mente la idea de tomar una fotografía. Cuando conectas con tu interior buscas mantener esa sensación especial el mayor tiempo posible, por lo que repetir asanas hasta dar con la pose perfecta, no ayuda a lograrlo.
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Frases sugerentes y en diferentes idiomas
Si el yogui al que sigues por Instagram aprovecha el tirón para promocionar hoteles, su centro de yoga o su técnica de una manera desmesurada, desconfía. Para hacer yoga no necesitas viajar al Caribe, basta con una esterilla o una toalla en cualquier rincón de tu casa.
Sabemos que, cuando una fotografía está acompañada de un texto en español y su correspondiente traducción al inglés, o viceversa, los algoritmos posicionan mejor esa publicación. Para que la imagen tenga todavía más éxito, se recomienda que el texto esté acompañado de oraciones sencillas y motivadoras del estilo “poder está en ti”, “cambia tu vida” o “vive el presente”, frases que están vinculadas al yoga pero sacadas de contexto. El postureo está presente en todas las áreas y disciplinas. En ocasiones es una manera de dar visibilidad a algo que no lo tenía, sin embargo, también puede ocasionar sentimientos de envidia y frustración.
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