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Medio ambiente

No todos los productos vegetales son respetuosos con el medio ambiente

Las modas, las distancias y falta de conocimiento al comprar producen daños drásticos al planeta.


Actualizado 10 de febrero de 2020 - 14:08 CET

Somos conscientes de los peligros que ponen en riesgo la salud ambiental, reciclamos, procuramos ser muy poco contaminantes y hasta nos planteamos la posibilidad de dejar de comer carne. Sin embargo, a menudo nos olvidamos que la sed de consumo nos hace reemplazar un alimento por otro, exótico, importado o de una cosecha que tiene detrás la sobreexplotación. Si lo analizas bien, ciertos productos dañan más el medioambiente que la ganadería.

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Para cultivar y cosechar productos vegetales que llamen la atención, nos seduzcan con sus colores llamativos y poco usuales en vegetales, se utilizan productos contaminantes. Muchas veces, incluso, para producirlo es necesario eliminar o destruir el hábitat de especies animales.

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¿Qué debo comer si no quiero colaborar en la destrucción del planeta?

Los expertos aconsejan elegir productos a conciencia, conociendo su método de producción y el origen. Una dieta libre de productos animales, como la vegana, protege la vida animal pero también puede incluir productos importados que en su lugar de origen se producen en condiciones deplorables para el hombre y el medioambiente. No abusar de la carne, especialmente la roja, suele ser una opción media. La ganadería intensiva genera una cantidad de gases contaminantes que resultan muy difícil de contrarrestar.

Si dispones de un huerto propio, entonces sí que una dieta vegetariana o vegana evita la contaminación. Sin embargo, si no cuentas con esa posibilidad un racimo de uvas podría ser más dañino que medio kilo de carne de origen nacional. Para poder consumir una fruta que no es de temporada o su producción se realiza en otro continente, el proceso de envasado, transporte y refrigeración, contamina mucho más el planeta que comer una chuleta.

La dieta más ecológica es aquella que realizas teniendo en cuenta la estación, la procedencia y también la cantidad. Comprar con responsabilidad y mesura es una de las mejores herramientas para evitar el consumismo y no desperdiciar comida.

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Somos conscientes de los peligros que ponen en riesgo la salud ambiental, reciclamos, procuramos ser muy poco contaminantes y hasta nos planteamos la posibilidad de dejar de comer carne. Sin embargo, a menudo nos olvidamos que la sed de consumo nos hace reemplazar un alimento por otro, exótico, importado o de una cosecha que tiene detrás la sobreexplotación. Si lo analizas bien, ciertos productos dañan más el medioambiente que la ganadería.

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El impacto medioambiental de algunos vegetales

Productos como las fresas han comenzado a cultivarse en regiones de España donde el agua no es abundante, esto puede ocasionar sequía en la zona y la necesidad de trasladar del agua desde otra región. Otra de las consecuencias es el tamaño de estas plantaciones. Si es de un volumen considerable, hay que dar por hecho que en la zona no habitarán especies animales y esto puede ponerlas en peligro de extinción, como ocurre con el lince ibérico. Algo similar ocurre con el aceite de palma que amenaza con acabar con los orangutanes de la selva de Borneo.

Las modas suelen reparar poco en el grado de contaminación que producen

Cuando algo se pone de moda, ropa, alimentos, bebidas, tecnología, suele volverse más contaminante. No por el producto en si, sino por la demanda. La urgencia de querer acceder a la novedad, suele generar una producción desmedida y muy poco cuidada. La dieta que mejor contribuye a cuidar el planeta es aquella que garantice la sostenibilidad en la fabricación y el transporte.

Comprar productos locales, de temporada, y si elegimos carne intentar que sea de ganadería extensiva y no intensiva, es una clase de consumo consciente y respetuoso del planeta que, además, favorece a la economía local.

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